Hemos aprendido que nada será como antes por culpa del coronavirus con duras lecciones. Además de las decenas de miles de muertos, la Covid-19 se ha llevado por delante casi el 20% de nuestro PIB, nos dejó sin fiestas en pueblos y ciudades de toda España, nos quitó el fútbol y los conciertos y nos condenó al uso de la mascarilla; pero el virus que nos robó la alegría todavía no se ha cobrado su factura más dolorosa: La Navidad.
La situación epidemiológica que tengamos la segunda semana de diciembre será la que determine cómo celebraremos las fiestas, pero los expertos tienen claro que las fiestas más familiares se verán muy mermadas. Nos podemos olvidar de eventos masivos como cabalgatas y otros tradicionales como las cenas de empresa. Algunos expertos incluso apuntan a la Navidad como el mejor momento para vivir un confinamiento total para afrontar la entrada en el invierno en mejores condiciones.
Algunos expertos incluso apuntan a la Navidad como el mejor momento para vivir un confinamiento total".
Esta es la opinión de Carl Heneghan director del Centro de Medicina y Práctica Basada en Evidencia de la Universidad de Oxford, quien en declaraciones al canal Sky aseguró que es el mejor momento para hacer un confinamiento, porque “el invierno es muy largo”. En España ha sido Margarita del Val quien nos ha avanzado que la Navidad no será tan dulce. En una entrevista en la Cadena Ser, la prestigiosa investigadora del CSIC dejó claro que el coronavirus marcará las fiestas y que no podremos disfrutar de multitudinarios cotillones.
Una bomba innecesaria
La Navidad “reúne todo lo peor que se puede hacer en una pandemia”, afirma Salvador Peiró, investigador en Salud Pública de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunitat Valenciana (FISABIO). La movilidad, tanto desde el extranjero como entre regiones o incluso de las zonas urbanas a rurales de una provincia y las reuniones familiares con padres y abuelos en espacios cerrados donde se canta, se ríe y se grita son los ingredientes que convierten la Navidad en “la bomba que no se necesita”, explica Peiró.
La combinación se completa con las fiestas en locales nocturnos y la agrupación de jóvenes en período vacacional. “Todo esto supone una alta probabilidad de rebrotes, especialmente si la incidencia de partida es elevada, y mucho riesgo para las personas mayores”, apunta el investigador valenciano.
Gran parte de cómo va a ser la Navidad va a depender mucho de lo que hagamos en las próximas semanas".
A apenas tres meses para la Nochebuena, el margen de mejora aún es posible. “Lleida lo tuvo muy mal en julio, pero tras dos meses trabajando tiene una incidencia menor que las regiones de Cataluña. En Madrid, o donde sea, se puede conseguir lo mismo, pero hay que hacer las cosas muy bien y a más casos siempre es más complicado”, afirma Joan Caylà, de la Unidad de Investigación en Tuberculosis de Barcelona (FUITB). Para este epidemiólogo “el control de estas infecciones es agradecido, si se hace bien se mejora, pero hay que hacerlo bien. Se necesita mucha conciencia de la población, que hay parte que no es muy consciente y, a veces, de algunos políticos”.
“Gran parte de cómo va a ser la Navidad va a depender mucho de lo que hagamos en las próximas semanas, sobre todo en términos políticos de control de la enfermedad, si doblegamos la transmisión y llegamos a diciembre con una transmisión lo más baja posible tendremos una Navidad un poquito más alegre”, afirma el epidemiólogo Pedro Gullón.
No vuelvas por casa
Según Gullón la Navidad irá acompañada de una serie de restricciones y medidas de seguridad como juntarnos la mínima gente posible bajo un techo en reuniones más pequeñas o usar mascarilla salvo cuando no estemos comiendo. Si la situación está muy mal se puede llegar a limitar los viajes entre provincias, y es posible que tengamos que combinarlo con algún medio digital, videollamada o similar. A lo mejor nos podemos juntar con unos familiares el día 24 y otros el día 25 y ya si la cosa está muy mal puede que no nos podamos juntar porque la cosa está muy grave.
La incidencia del virus - el número de casos por habitantes - a mediados de diciembre será clave para determinar la forma en que se pueda vivir la navidad. Para Peiró, ni siquiera las zonas con menor incidencia actual (Comunidad Valenciana, Galicia o Canarias) tienen números aceptables para la celebración de las fiestas, con unos 50 casos semanales por cada 100.000 habitantes. Con la situación epidemiológica de Madrid la reuniones familiares están limitadas a 6 personas, pero en la Comunidad Valenciana, en mejor situación epidemiológica están limitadas a 10.
“Lo razonable sería llegar con la incidencia con la que salimos del confinamiento, de 10 casos por cada 100.000 habitantes. En esas condiciones es relativamente difícil cruzarte con alguien que te contagie y justificaría unas medidas más laxas. “Si nos lo tomáramos en serio ahora, con medidas restrictivas, podría irnos bien en las próximas semanas y llegar a ese momento en mejores condiciones, pero necesitamos actuar ya”, mantiene Peiró.
En cualquier caso, el investigador de Fisabio lo tiene claro. Estas navidades estarán necesariamente marcadas por la distancia social, lo máximo posible dentro de casa y en evitar demasiada interacción con los mayores.
La Navidad ya está en juego
Joan Caylá mantiene cree que “Si las cuarentenas se cumplen iremos bien, y si los programas de control fueran buenos, las navidades serían fantásticas. En Wuhan han sido muy duros, pero lo han controlado, si lo hiciéramos bien podríamos estar mejor que ahora, pero si no lo hacemos bien, entre el periodo invernal, gripes y que la gente está en locales cerrados vamos a estar peor que ahora”.
Cuanto más tarde se tomen las medidas se van tener que tomar más y durante más tiempo".
Por su parte Gullón insiste en que la Navidad nos la estamos jugando ahora: “tendríamos que tener una situación muy muy buena para tener unas navidades sin restricciones es verdad que podemos llegar a una situación suficientemente buena para poder tener reuniones de diez personas, pero vamos a llegar con restricciones, cuanto más tarde se tomen las medidas se van tener que tomar más y durante más tiempo”, afirma el epidemiólogo.
El 2020 terminará con el coronavirus todavía entre nosotros y, con suerte, en el 2021 veremos como desaparece. “Tenemos Covid en principio para una año largo, hemos tenido una primera ola importante, vamos a tener una segunda ola, también importante pero menos, y probablemente, habrá que verlo, una tercera algo menos importante. Pero mientras no haya vacuna eficaz con cobertura vacunal amplia, seguirá siendo será un riesgo”, afirma Cailà.
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