En directo y en televisión, el ex ministro José Luis Corcuera ha mostrado este jueves a España cómo funciona un desfibrilador automático implantado (DAI). El socialista, de 75 años, ha sufrido una descarga en directo del aparato que lleva implantado, tal como él mismo ha confirmado en el programa 'Espejo Público', donde estaba siendo entrevistado.

Aunque estamos más acostumbrados a los desfibriladores externos (de instalación obligatoria en lugares concurridos como aeropuertos o estadios), cada año se implantan en España miles de estos dispositivos con el objetivo de prevenir la muerte súbita a personas de riesgo, como confirma Javier Jiménez Candil, presidente de la Asociación del Ritmo Cardiaco de la Sociedad Española de Cardiología (SEC): "Entre las personas que lo llevan están pacientes que han sufrido infartos de miocardio, que padecen insuficiencia cardíaca o enfermedades puramente eléctricas, genéticas y normalmente heredadas".

Son dispositivos que miden unos cuatro centímetros de ancho, otros cuatro de largo y un centímetro de espesor. Se alojan bajo el hombro izquierdo, de forma subcutánea y se conectan al ventrículo derecho. "Es un microordenador que monitoriza al paciente y se programa para saltar a partir de un determinado ritmo cardíaco, cuando se produce una arritmia", explica Jiménez Candil.

La descarga produce "un reseteo de la actividad eléctrica del corazón y permite que éste vuelva a su ritmo normal", según el cardiólogo. Que se produzca no tiene por qué implicar gravedad aunque sí es necesario que analizar los datos del episodio - que quedan recogidos en el dispositivo - para saber cómo actuar.

"La mayoría de estos dispositivos ya están conectados vía internet con el médico del paciente, que podrá indicarle si debe ir al hospital, pedir una cita o qué acción tomar", indica el especialista, que explica que hay personas a las que estos dispositivos no le saltan en los cinco años de duración que tienen o a quienes le saltan una o varias veces al año.

"El problema puede suceder si la persona sufre dos o tres descargas en 24 horas. Entonces se denomina tormenta arrítmica y el pronóstico es grave, por lo que la persona debe acudir al hospital y recibir terapia intensiva", explica Jiménez Candil.

El dispositivo de Corcuera no es de uso infrecuente, según el portavoz de la Sociedad Española de Cardiología, y se implanta como "una estrategia habitual para la prevención de la muerte súbita" dentro del Sistema Nacional de Salud. En el área de influencia del cardiólogo, en Salamanca, el ratio de implementación ronda el de uno por cada 7.500 personas anualmente.

Antes de Corcuera miles de personas han llevado este dispositivo, que se ideó hace ya 53 años aunque se implantó por primera vez hace cuatro décadas en EEUU. Más tarde llegaría a Europa. Al principio se limitaba a la descarga eléctrica y poco a poco fue ampliando sus funciones.

"El DAI no evita la arritmia, pero sí facilita su detección, su análisis y previene la muerte súbita", concluye el especialista. Quienes lo llevan pueden hacer vida normal y solo han de seguir las revisiones pertinentes, evitar campos magnéticos elevados como los de los arcos detectores de metales y llevar encima su tarjeta de portador del DAI.

Aunque son datos antiguos, el último registro sobre DAI en 2016 situaba a España a la cola de Europa, con 118 dispositivos por millón de habitantes. tanto en estos desfibriladores como los externos - de los que España cuenta con 23.000 según los últimos datos, una cifra que la pone a la cola de Europa - son muy importantes para prevenir y evitar la muerte súbita, de la que fallecen cada año 30.000 personas solo en España.