Hace unos días conocíamos que una mutación genética del coronavirus imperante en España desde agosto se extendió por Europa e incluso ha llegado a secuenciarse en Nueva Zelanda. Dicha mutación, sin embargo, se producía sobre otra ya dominante, el D614G, que siendo minoritaria al inicio de la pandemia en España consiguió imponerse y desplazar al resto de variantes. Desde junio no se ha secuenciado en España un virus sin ella.

Cómo esa mutación se impuso en España desde marzo a junio es el objeto de la investigación que un equipo del Instituto de Salud Carlos III acaba de publicar en Journal of Virology y que describe los inicios de la evolución genética del SARS-CoV2 en el inicio de la pandemia.

La investigación ha analizado más de 12.000 muestras genéticas del virus en 11 comunidades autónomas y revela cómo en España, a diferencia de otros países, llegaron múltiples variantes sin esa mutación que poco a poco fueron desapareciendo. "En otros países desde el principio de la pandemia el virus presenta esta mutación. En España, sin embargo, esta mutación era minoritaria, alrededor del 20% de los genomas secuenciados", explica Francisco Díez Fuertes, investigador principal del estudio.

El "efecto fundador"

El científico explica que en España se dio un característico "efecto fundador" durante la transmisión temprana. Es decir, llegaron muchas variantes del virus - su estudio detectó 62 diferentes - y se extendieron a través de cuatro clusters de transmisión local. Esas cuatro variantes se detectaron en España desde finales de enero, lo que confirma, según explican los investigadores, que el virus ya estaba infectando en España varias semanas antes del aumento de casos detectados.

De los cuatro clados (familias del virus) dominantes al inicio, tres (20A, 20B y 20C) tenían ya la sustitución D614G en la proteína de la espícula pero suponían el 56% del total. Por otro lado, el clado 19B suponía el 40% de los casos y era el mayoritario durante las primeras semanas de circulación del virus en España. Hasta que la situación cambió de forma drástica, a mediados de marzo, cuando empezó a imponerse rápidamente. A finales de marzo ya era mayoritaria y desde finales de junio no se ha encontrado variante alguna del virus en España sin esa mutación. "Aunque nuestro estudio trataba sobre el inicio de la pandemia y analizamos las variantes hasta principios de mayo, realizamos un segundo análisis para realizar el seguimiento de esa mutación y a través de 4.242 genomas hemos comprobado que es la de España".

A diferencia de otras muestras detectadas ya en 2019, los investigadores detectaron la D614G ya en 2020. En concreto, las primeras fueron secuenciadas el 27 de enero en Bavaria (Alemania) y en los cuatro días siguientes también en Beijing y Shangai (China).

Entre dos y tres veces más infectiva

Detrás del triunfo de la mutación D614G está su mayor capacidad infectiva. La mutación se produce en la posición 614 de la espícula del virus y es capaz, según los estudios de laboratorio llevados a cabo por los investigadores del ISCII, ser entre dos y tres veces más infectiva que el SARS-CoV2 sin esta mutación.

"No se puede trasladar esa multiplicación de la infectividad a humanos pero otros ensayos en animales sí han corroborado esa mayor capacidad de infección del virus con esta mutación", indica Díez Fuertes. Hace apenas unos días la revista Nature publicaba que los hamsters infectados con esta variante presentaban cargas virales más altas en el tracto respiratorio, lo que aumenta la capacidad de transmisión.

Capacidad de transmisión no implica una mayor capacidad patogénica o de causar enfermedad, aclara Díez Fuertes, "eso no está demostrado, existe alguna evidencia recogida en grupos de pacientes ingresados en los que se comparó los que tenían la mutación con los que no y no se vio una mayor virulencia de la variante con la mutación sino más bien al contrario", concluye Díez Fuertes.