“El virus corre más que los políticos”. El epidemiólogo Joan Caylà se lamenta de los enredos políticos y judiciales que entorpecen en España la implementación de medidas sanitarias contra el Covid: “Esta situación puede generar muchos muertos”, añade. No es la primera vez que este epidemiólogo de la Unidad de Investigación en Tuberculosis de Barcelona (FUITB) dice que el virus es más rápido que los políticos. Los avisos de los expertos se repiten en esta segunda ola. La realidad del coronavirus es tozuda y nosotros, torpes, estamos tropezando de nuevo con las piedras con las que ya mordimos el polvo la pasada primavera. 

“Este virus se propaga como un fuego lento que va creciendo. Al principio, con un poco de agua lo apagas, pero llega un momento en que, si ya está descontrolado, se te quema todo. Sorprende que Bélgica tenga una incidencia en 1700 en 14 días, España está en más de 500, pero claramente tiene un problema de subregistro”, sospecha Caylà.

Con todas las alarmas disparadas, en las últimas tres semanas, los contagios de coronavirus en España han escalado hasta casi duplicarse, desde los 280 a los 527 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días. La segunda ola avanza imparable también en Europa donde cada país está desplegando su propia estrategia para frenar el virus.

En los últimos días, países del entorno han anunciado confinamientos más o menos estrictos, desde Irlanda, Reino Unido o Grecia, con confinamientos generalizados; a Italia, Portugal o Alemania, con fuertes restricciones a la apertura de comercios y hostelería y toques de queda. 

“Los países son muy diferentes por cultura y por densidad de población. El problema es que es una pandemia nueva, nadie tiene una varita mágica para decir lo que es mejor. La parte buena de que los países actúen de manera diferente nos permite ver qué políticas son buenas y cuáles no son buenas, para que todo el mundo pueda tomar nota de las cosas positivas”. Esta reflexión de Caylà sobre Europa se puede aplicar a España donde bajo el paraguas de la cogobernanza se ha desplegado un amplio abanico de diferentes posiciones para enfrentarse a la epidemia.

De momento, España se resiste al confinamiento domiciliario y pone un plazo de aún dos o tres semanas para decretar nuevas medidas más restrictivas. Desde el 25 de octubre, los españoles viven bajo un nuevo estado de alarma, aunque es muy diferente al decretado en marzo y se limita a establecer un toque de queda nocturno (con flexibilidad de aplicación por las comunidades autónomas) y a dar seguridad jurídica a las comunidades autónomas para la imposición de nuevas restricciones.

Entre estas no cabe, sin embargo, el confinamiento domiciliario, pues este mismo viernes el presidente Pedro Sánchez planteó a las comunidades que sean quienes decreten esta medida con un respaldo judicial, como adelantó El Confindencial. Además, el Gobierno también ha elaborado un Plan de Respuesta Temprana frente al virus en el que ofrece a las regiones recomendaciones para actuar en función al nivel de transmisión.

Vista de una calle del centro de Oviedo. EFE/J.L.Cereijido

¿Confinar España entera o comunidades?

En este contexto, las voces que piden a España endurecer las restricciones son cada vez más numerosas y se extiende el miedo a que el país llegue tarde de nuevo a esta segunda ola. La necesidad de decretar un confinamiento domiciliario está sobre la mesa pero también existen otras estrategias que, a juicio de los expertos, se pueden agotar antes de obligar a la gente a permanecer en casa. 

Manuel Franco, profesor de Epidemiología la Universidad de Alcalá en Madrid y la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins (EE.UU.) mantiene que por los números actuales “el confinamiento tendría que ser nacional, que lo imponga el ministerio, porque sino no habrá manera. Necesitas alguien que diga esto ha acabado, como ha hecho Macron. Con las condiciones que sean, con institutos y colegios abiertos, lo que sea, pero todo el mundo por igual, no podemos seguir con las diferencias”. Aunque este experto matiza que se podrían hacer excepciones con las islas si mantienen la incidencia baja.

Cuanto más tardas en actuar, más duras tienen que ser las medidas porque más tiempo van necesitar para surtir efecto"

Maties torrent, epidemiólogo

El investigador en Salud Pública de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunitat Valenciana (FISABIO), Salvador Peiró, cree que “no es necesario tomar las medidas en todo el territorio, pero sí tener en cuenta zonas limítrofes. Si Cataluña y Murcia disparan casos, Valencia tiene que tomar nota y actuar”. 

De la misma opinión es el virólogo Vicente Soriano, quien considera que los mensajes de actuación tienen que ser uniformes en todos los territorios pero su aplicación “diferencial en cada lugar y momento según vaya evolucionando la situación”.

Maties Torrent, epidemiólogo del Área de Salud de Menorca, considera que una cosa que deberíamos haber aprendido a estas alturas es que “cuanto más tardas en actuar, más duras tienen que ser las medidas porque más tiempo van necesitar para surtir efecto. Otra cosa es valorar si se tiene que hacer generalizado o no. Si está descentralizado o no. Asturias quiere confinar y no la dejen, yo creo que es absurdo que pasemos de no permitir confinar a confinar a todos, parece absurdo. Si han descentralizado las decisiones que las comunidades cuenten con todas los instrumentos para llevar a cabo decisiones. Hacer un confinamiento generalizado sin tener en cuenta la situación en cada sitio... no lo veo”.

Bajo la perspectiva de los expertos se tiene en cuenta que a la hora de tomar decisiones hay que más variables que considerar, además de las epidemiológicas: “Desde el punto de vista de la política sanitaria es mejor cerrar un mes que dos semanas y dos meses mejor que un mes, pero hay que valorar otras cosas, como la economía y la salud mental de la gente”, asegura Joan Caylà.

Tenemos un escenario más dinámico en el que se toman medidas y la incidencia baja, pero nuestra capacidad para bajarla a niveles de mayo es complicada.

Pedro Gullón, epidemiólogo

Como esta pandemia ha venido sin manual dar con los tiempos adecuados es un ejercicio complicado entre la salud y la economía cargado de desgaste político. Pero ni la dolorosa experiencia de la primera ola es clarificadora. “Es probable que la segunda ola no se comporte de la misma forma”, explica Pedro Gullón. “Tuvimos un crecimiento muy rápido, una bajada muy rápida y después recirculación del virus. Ahora tenemos un escenario más dinámico en el que se toman medidas y la incidencia baja, pero nuestra capacidad para bajar la incidencia a niveles de mayo es complicada. Lo más que se consigue es estabilizar pero bajar cuesta mucho. Madrid, pese a que se ha estabilizado, no va a llegar a los niveles de antes, en este escenario en el que se ponen restricciones y se quitan nos vamos a mantener en pequeñas subidas y bajadas durante todo el invierno”. Los expertos ven difícil reducir la incidencia a 25 por 100.000 habitantes como se ha puesto de objetivo sanidad, sin hacer un confinamiento más estricto.

Varias personas cruzan la calle en un semáforo en el centro de Barcelona. EFE/Alejandro García

Las UCI marcan el colapso del sistema

Salvador Peiró considera que todas las estrategias anteriores al confinamiento estricto tienen validez hasta que se llegue a un “punto de no retorno” que Peiró fija en un nivel de ocupación de las UCI entre el 50 y 60%. “No es algo fijo, hay que tener en cuenta más factores pero con esa previsión habría que tomar ya todas las medidas al alcance”. Puntualiza el investigador valenciano que pese a que sea posible multiplicar las UCI, “la atención multiplicada no es la misma, porque puedes tener el doble de camas o aparatos, pero no atiende el doble de personal”.

Comparte su punto de vista Joan Caylà. “Es dramático trabajar en una UCI y tenerla llena. A más ingresos las UCI quedarán desbordadas, el problema es que los que ingresa ahora en la UCI es gente que ingresa en el hospital hace una semana y que inició síntomas un poco antes. Lo que es previsible es que los ingresos en UCI aumenten. Si se desbordan las UCIS lo único que pararía esto sería un confinamiento igual o parecido al de marzo”, asegura.

Aunque Salvador Peiró es partidario de analizar las medidas que se han tomado en España en las últimas dos o tres semanas, “hay que hacer ese análisis ya, porque queda cada vez menos tiempo. Y lo que es claro, independientemente del efecto, es que es necesario endurecer las medidas”.

Llevar las restricciones hasta el confinamiento domiciliario, o no, es lo que el experto cree necesario relacionar con la evolución de las últimas semanas y cree que hay alternativas al confinamiento domiciliario estricto. “Hay una estrategia alternativa y equivalente que es la puesta en marcha por Asturias y para la que no hace falta una autorización expresa o una modificación del estado de alarma. Se puede cerrar todo excepto colegios y actividad productiva y establecer en seis el máximo de personas que se pueden reunir. Con ello, solo queda la posibilidad de pasear por la calle y el resultado es similar al del confinamiento domiciliario tal como se está planteando en otros países en esta segunda ola”.

Antes de ello o si las cifras disminuyen o se estancan, Peiró apuesta por otras medidas como el cierre de interiores, el cierre de comercios o lugares de reunión los fines de semana o un mayor y mejor uso de los cierres perimetrales. “Estos se pueden usar más y mejor. Cerrar una comunidad autónoma tiene una eficacia relativa más allá de un puente o vacaciones. Hay que cerrar las zonas con más incidencia”, añade Peiró.