Salud

'La memoria del olvido', medio siglo de Médicos sin Fronteras en imágenes

Juan Carlos Tomasi

Desde los territorios Palestinos a México, desde Atenas a la República Democrática del Congo. La memoria de Médicos sin Fronteras, que arrancó su labor a finales de 1971, abarca guerras, desastres naturales, epidemias, discriminación y pobreza. Historias de resistencia que ahora recoge La memoria del olvido (Blume), con las fotografías de Juan Carlos Tomasi con motivo del 50 aniversario de la ONG.

Imagen del libro "La memoria del olvido"

El volumen recoge las imágenes de autor y el texto de figuras destacadas como Mario Vargas Llosa, Sergio Ramírez, Laura Restrepo, Sebastião Salgado o Paula Farias, que una vez le acompañaron en sus viajes hacia países mutilados por la violencia o las desgracias.

"Es un libro de personas ayudando a personas, de sociedad civil a sociedad civil. Todas estas imágenes están llenas de testimonios y denuncias. A su manera, todas intentan agitar las conciencias, imágenes que, además de informar, cuestionan e interpelan al lector. Son historias de hombres y mujeres que luchan por dejar atrás el dolor", esboza Tomasi. "Personas que, lejos de ser víctimas pasivas, se levantan cada día para tomar las riendas de su futuro y ser protagonistas de cientos de historias de lucha, de supervivencia, de solidaridad y de compromiso con sus comunidades".

"Ninguna fotografía por sí sola puede cambiar el miedo, la desesperanza o la pobreza en el mundo. Pero la acción de las organizaciones humanitarias como Médicos Sin Fronteras, acompañada de fotografías, campañas y publicaciones en grandes medios, puede conseguir ese cambio. Es la suma de la labor de muchos. Un movimiento de información, documentación, testimonio y denuncia. A veces es difícil, pero no hay que perder la fe en la empatía y perseverancia del ser humano", indica Salgado en el texto incluido en el volumen.

El autor

Tomasi sostiene que «siempre he sentido que, donde no hay esperanza, estamos obligados a inventarla». «En eso se basa mi actitud hacia mi trabajo”, agrega.

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Juan Carlos Tomasi

Kaká

Kaká tenía 25 años y no perdía la esperanza de volver a ver a sus hijas. Boko Haram las había secuestrado. Campo de refugiados de Diffa, en Níger.

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Juan Carlos Tomasi

Marie (2008)

La localidad congoleña de Rutshuru es realmente peligrosa al anochecer. Sin embargo muchas mujeres salían de noche a esconderse en la selva para evitar ser violadas en su casa. A Marie no le dio tiempo a esconderse.

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Juan Carlos Tomasi

Hassan Meki (2013)

Hassan Meki es sudanés y llegó a Atenas desde Turquía. Vivía en la capital griega con ayuda de ONG locales y una noche le rodearon un grupo de encapuchados de una organización de extrema derecha. Apareció por la mañana en el hospital con profundos cortes en la espalda.

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Juan Carlos Tomasi

En Tixtla de Guerrero (2015)

Madres de algunos de los 43 jóvenes de una escuela en Tixtla de Guerrero  que desaparecieron en septiembre de 2014 tras su detención por parte de la Policía de la vecina ciudad de Iguala. Sus familiares no han dejado de buscarles y se niegan a que pasen a engrosar las listas de desaparecidos de México.

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Juan Carlos Tomasi

Tama (2015)

Una de cada tres niñas en Níger y Nigeria se casan antes de los 15 años, según la ONU. Cuantos menos recursos tiene una familia, más fácil es que ocurra.

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Juan Carlos Tomasi

Mujeres en N'Délé (2015)

Los fulanis o peuls son el mayor pueblo nómada de África Occidental, concretamente en el Sahel. Una vez al año dependiendo de las lluvias y el pasto para el ganado bajan de las zonas secas a las húmedas. La mujer es siempre la responsable de la logística.

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Juan Carlos Tomasi

Brhanu (2014)

El fotógrafo Juan Carlos Tomasi viajó con Médicos Sin Fronteras a recoger a Barakat. Esta joven etíope estaba a punto de dar a luz y Tomasi retrató el momento. La madre pudo ver el nacimiento del hijo en imágenes.

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Juan Carlos Tomasi

Brhanu II (2014)

La joven había llegado hasta la carretera desde una lejana ‘woreda’ (distrito). Su bebé nació en el paritorio de un puesto de salud de MSF, en condiciones muy precarias.

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Juan Carlos Tomasi

Mujeres en Sitti (2016)

Mujeres etíopes acuden con sus hijos a una pequeña clínica móvil instalada por Médicos sin Fronteras en Sitti (Etiopía). La ubicaron entre cuatro árboles espinosos, en el único lugar donde había sombra una zona semidesértica.

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Juan Carlos Tomasi

Tarcise (2016)

Con cinco años, Tarcise tenía malaria. Vivía en Diffa (Níger) y el fotógrafo le encontró en el suelo de un pequeño hospital de Médicos sin Fronteras acompañado de su madre, a su lado en cuclillas. Logró recuperarse.

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Juan Carlos Tomasi

En Bangui (2014)

La guerra civil en la República Centroafricana afectaba a todo el territorio. Los enfrentamientos entre cristianos y musulmanes se habían recrudecido en 2014. Justo después de esta imagen el fotógrafo se vio envuelto en un tiroteo, afortunadamente sin consecuencias.

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Juan Carlos Tomasi

Abebaye y y Basada (2008)

En Oromía, allá donde el hambre golpea sin fin. La sequía y las plagas de langostas habían vuelto a dejar baldíos todos los terrenos de esta región etíope. Las madres se arremolinaban a las puertas del centro nutricional, pero la imagen -cuenta Tomasi- apareció de repente. Un padre llevaba a su hijo en brazos. «Me sorprendió. No era lo habitual, aunque lo más llamativo era su mirada. Se llamaba Abebaye y el niño, Basada Moti».

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Juan Carlos Tomasi

En Kabul (2001)

Fue tomada pocos días después de la caída de los talibanes en Kabul. Tomasi llegó junto a un cargamento de material para abrir un proyecto en el centro de Afganistán. La instantánea asomó en una maternidad.

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Juan Carlos Tomasi

En la frontera (2019)

Carretera de Piedras Negras a Nuevo Laredo, en la frontera de México con Estados Unidos. A pesar de la regularización del asilo en Estados Unidos, miles de migrantes siguen sufriendo y viviendo en pésimas condiciones en México,  huérfanos de garantías de protección y asistencia humanitaria de una población en tránsito.

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Juan Carlos Tomasi

En Diffa (2016)

En 2016 más de 300.000 personas habían buscado refugio en la ciudad de Diffa (Níger), huyendo del conflicto en la vecina Nigeria o de los pueblos de la región, principalmente situados a lo largo de la frontera, que habían sido atacados o bajo amenaza.

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Juan Carlos Tomasi

En Alto Katanga (2015)

La imagen surgió en plena sesión de vacunación en una escuela del Alto Katanga, antigua zona minera. Fuera, una fila de escolares cruzó cantando por aquellas tierras. «Tenía que buscar el plano general y darme prisa, porque no se detenían. Su paso marcial casi me desfonda», recuerda Tomasi.

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Juan Carlos Tomasi

En Yenín (2002)

Las fuerzas israelíes arrasaron el antiguo campo de refugiados de la ciudad cisjordana de Yenín (Territorios Palestinos Ocupados). En dos meses, murieron 52 palestinos. Durante los ataques, que duraron quince días, más de 150 edificios fueron destruidos, dejando a cientos de familias sin hogar.

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Juan Carlos Tomasi

En Darfur (2004)

A principios de 2004 MSF envió a un equipo al infierno de Darfur (Sudán). Tomasi trabó amistad con uno de los responsables de la Policía de Tráfico de la ciudad. «Nos entendíamos en un italiano horrible. En su vida de civil, era un astuto comerciante de animales. Un día tormentoso, lo acompañé al mercado de camellos».

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Juan Carlos Tomasi

En Bouca (2013)

Las amenazas de los grupos armados de la zona obligaron a los equipos de MSF a ser evacuados de Bouca (República Centroafricana). Fueron testigos de ataques contra la población, ejecuciones sumarias, asesinatos, agresiones a machetazos e incendios de barrios enteros.

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Juan Carlos Tomasi

En Batangafo (2016)

El paludismo, la desnutrición infantil o las epidemias corrían a sus anchas por este pueblo de República Centroafricana. Un destino de MSF pese a las escaladas de violencia, los golpes de Estado y los conflictos.

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Juan Carlos Tomasi

Hajje (2010)

Se llamaba Hajje y todos le hablaban elevando el tono de voz. No sabía su edad. Tuvo que huir en 2003 y regresó a Tawila, su pueblo de Sudán, años más tarde. «Lucía el porte de una gran dama. Ese día no había comido, ni bebido leche ni té. Estaba sentada, esperando su turno en una clínica móvil de Médicos Sin Fronteras, a las afueras de Tawila. Hablaba pausada, encogida en sus recuerdos, y no dejaba de mirar y sonreír», rememora Tomasi.  Y la mirada de Hajje se convirtió en la fotografía de portada.

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