Javi Martín se hizo famoso a finales de los noventa como uno de los presentadores del programa Caiga Quien Caiga. Durante años, Martín y otros presentadores del programa que dirigía El Gran Wyoming entraron en las casas de la mayoría de los españoles, que los identificábamos por sus trajes negros y sus gafas de sol.

Fueron años de éxito para Martín, que reconoce que su vida en aquel momento había "mucho dinero, sexo, drogas, rock and roll y alcohol". Aquello cree que pudo formar parte del origen de lo que vendría después y por lo que ahora publica un libro. Algo muy diferente, una enfermedad mental que casi le lleva al suicidio: Bipolar y a mucha honra (Espasa).

Un libro en el que Martín se abre y cuenta cómo fueron esos períodos por los que se caracteriza la enfermedad (antes llamada maníaco depresiva), que pasa por períodos de euforia desmedida y de depresión.

El actor ha recuperado su vida y ahora, además, dirige Arriba el telón, una compañía de teatro en la que solo participan actores con trastorno mental grave.

Pregunta. ¿Por qué decides escribir este libro?

Respuesta. Cuando pasé la depresión y casi me quito la vida, tenía la certeza de que no iba a salir de ahí jamás. Contarlo públicamente era para decir a toda la gente que está pasando por lo mismo que se sale. Con ayuda, medicación y con apoyo, pero se sale. Quería contar todo lo que significa el trastorno bipolar, desdramatizar, desestigmatizar, normalizar y ver que finalmente se puede llevar una vida bastante estable con la medicación, psicólogos, psiquiatras y la ayuda del entorno.

P. ¿Cuándo te das cuenta de que algo raro pasa?
R. Yo llevaba una vida muy estable con mi familia, amigos, trabajo… Pero un día en una fiesta en mi casa con amigos sentí que me moría. Y a partir de ahí tuve una etapa maníaca y mi percepción de la realidad cambió completamente. No se sabe muy bien por qué vienen estas cosas, puede ser por las drogas que tomé en mi juventud, por el abuso del alcohol… Hay ciertos detonantes que no ayudan y que a unos les puede afectar. Pero yo durante toda mi vida no tuve signos especiales de bipolaridad.

P. ¿Qué es lo peor de la bipolaridad?
R.
Hay dos fases. La manía, un estado que el que lo vive está encantado porque tiene muchísima energía, lo ve todo de manera especial, hay mucha conexión espiritual. Tú estás muy feliz y muchas veces ni siquiera quieres bajar de ese sitio en el que estás. Lo peor sin duda es la depresión, lo ves todo negro, te da miedo todo, el futuro, ves problemas donde no los hay y llega un momento en que la única salida que ves es quitarte la vida, y esa es una situación muy peligrosa.

P. Escribes este libro en un momento en que afloran muchos trastornos mentales después de la pandemia… ¿Cómo es aceptar que se tiene una enfermedad mental?
R. En mi caso, cuando me lo diagnosticaron cuando estaba en plena fase maníaca y me dio un poco igual. Pensé, me toca esto y bien. Yo lo he llevado bien, pero a mucha gente le cuesta aceptarlo, también hay mucha gente que lo tiene y no está diagnosticada, cuando es muy importante el diagnóstico para tener medicación y llevar una vida estable.


P. La bipolaridad la hemos visto en alguna series – como Homeland o Vivo cantando - donde los personajes veían que tomar la medicación les anulaba de alguna manera o no les permitía ser ellos mismos. ¿Cómo ha sido tu experiencia?
R. Todo es un camino. Yo también he tomado medicación que me apagaba muchísimo, que me hacía sentir muy vacío. Pero ahí está la conversación con el psiquiatra que hay que tener para ver cómo te sientes y probar otras. Yo ahora tomo tres pastillas cada noche y no tengo ningún problema, no me siento vacío ni abotargado o adormilado. Sigo con mi vida estupendamente, saliendo con mis amigos, trabajando, me subo al escenario sin problemas… Mis amigos me dicen que el más normal soy yo, que soy el que mejor está de todos ellos. Claro, yo aparte de mi trastorno mental he tratado con el psicólogo todos mis miedos, mis dudas, todas mis cargas… todo lo que llevamos detrás y que no hemos solucionado.

P. Un poco de terapia le viene bien a todo el mundo, ¿no?
R. Todo el mundo debería ir a terapia al menos una vez en la vida, porque todo el mundo tiene sus miedos, sus sombras, temas que no saben cómo solucionarlos. Que muchas veces nos hacen actuar de una manera y no sabemos por qué.

P. El libro, dices, busca romper con el estigma de la salud mental. ¿Tú has sentido ese estigma por parte de la gente?
R. Yo no, quizás por mi carácter. Cuando fui diagnosticado de trastorno bipolar me dije, voy a llevarlo con orgullo, voy a contarlo y me voy a reír de él. Voy a ver qué cosas buenas tiene, porque también las tiene. Si tú quieres seguir por la vida con vergüenza, con pena, ocultando que has estado ingresado en un psiquiátrico, etc. pues seguramente vivirás también con el estigma de los demás. Depende de cómo lo afrontes. Yo lo vivo con absoluta normalidad, me ha pasado esto, es parte de mi y la abrazo.

P. Tu libro, el de Ángel Martín u otros que hablan en primera persona de trastornos mentales están ayudando a la gente. ¿Recibes ese feedback?
R. Todo el rato. Hay gente que me para por la calle, en Instagram me escriben… noto que hay una necesidad enorme de muchísima gente por conocer no solo lo que dicen los psiquiatras, que dicen lo mismo que nosotros, pero cuando lo cuenta alguien que ha pasado por ahí, se recibe de otra manera. Contar la experiencia, decir que se puede mejorar y estar muy bien, llega de otra manera.

P. ¿Qué consejos le darías a alguien con el trastorno bipolar o que está con alguien que lo sufre?
R. En la depresión, lo primero es escuchar al que la padece. Y hacer que esa persona se sienta acompañada y escuchada. No intentar sacarle directamente de la sensación de depresión porque no lo va a conseguir. Simplemente acompañarle, decirle que le vas a apoyar, que le entiendes y que vamos a buscar un psicólogo o psiquiatra. En la manía es más complicado, porque de repente estamos incontrolables, vamos corriendo de aquí para allá, hacemos cosas muy raras… en un momento de crisis muy aguda directamente hay que llamar a urgencias, y si esa persona necesita un ingreso, no pasa nada por estar una o dos semanas en un psiquiátrico, que son sitios estupendos en España. Intentar que tome la medicación, pero no entrar en pánico o agresividad porque no sirve de nada.

P. Es muy alto el porcentaje de gente sin diagnosticar… ¿Cuáles son los síntomas de una bipolaridad que a lo mejor no ha dado un problema grave hasta ahora?
R. Se puede confundir con la ciclotimia muchas veces, son personas que de repente pasan por fases de depresión, se encuentran tristes, que dura en el tiempo. Y de repente otra etapa exultantes, muy activos, no paran, mucha energía… Si hay dudas, hay que ir al psicólogo o psiquiatra y te lo diga. Porque hay un millón de bipolares en España pero solo 300.000 están diagnosticados.