Es el escenario si no se cambia la tendencia actual. Por ello este estudio publicado en The Lancet y auspiciado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) es también una advertencia. Entre 2020 y 2030, el sedentarismo o inactividad física provocará 500 millones de enfermedades no transmisibles en todo el mundo, con un coste anual estimado en más de 27.000 millones de euros.

La hipertensión y la depresión serán las dos enfermedades que dejarán más casos de las siete analizadas cuya aparición está más relacionada con el sedentarismo. Además de estas dos, la investigación de la OMS analizó los costes directos para el sistema sanitario de la cardiopatía, ictus, diabetes tipo 2, cáncer (de mama, colon, vejiga, endometrio, esófago, estómago y riñón) y depresión.

El informe global sobre la actividad física de la OMS pone sobre la mesa los altos niveles de inactividad física: en todo el mundo el 81% de los adolescentes y el 27,5% de los adultos no cumplen con las recomendaciones mínimas establecidas. Estas son para los adultos, al menos 150 minutos de actividad moderada o 75 de actividad física de intensidad vigorosa, o una combinación equivalente a lo largo de la semana.

Los países de ingresos medios y bajos, los peor parados

Los países de ingresos medios y bajos sufrirán más casos, tres de cada cuatro se darán en ellos. Las regiones del Pacífico Occidental y el Sudeste Asiático concentrarán el 25% y el 21% de los casos respectivamente, según revela el informe de la OMS.

Pese a que solo representarían el 26% de los casos, a los países de ingresos altos se relaciona el 63% de los costes económicos de estas enfermedades causadas por el sedentarismo. La mayor carga económica pesaría sobre Europa (31%), seguido de la región americana (26%).

Una mala situación de partida

El informe recoge datos de 194 países y muestran un panorama de poca progresión en la lucha contra la inactividad física. El análisis refleja que menos de la mitad de los países tienen una política nacional de actividad física y que de ellos, menos del 40% son operativos.

Aún menos - el 30% - tiene directrices nacionales de actividad física orientados a todos los grupos de edad. Casi todos los países tienen algún sistema de seguimiento de la actividad física de los adultos, pero solo el 75% sigue la de los adolescentes y menos del 30% sigue la actividad física de los menores de cinco años.

En relación a políticas que podrían fomentar el transporte activo y sostenible, poco más del 40% cuenta vías que fomenten y hagan más seguros los desplazamientos a pie y en bicicleta.

La rentabilidad de luchar contra el sedentarismo

La OMS asegura en su informe que "pocas áreas en salud pública tienen un coste efectividad tan alto como la actividad física". Hay estudios que afirman que "un euro invertido de forma exclusiva en promoción deportiva produce un ahorro aproximado de 50 euros en gastos sanitarios acumulados durante 15 años", según un estudio referenciado por el Consejo General de la Actividad Física y Deportiva de

El informe pone sobre la mesa que aunque algunos países siguen ya el plan de acción mundial de la OMS para la promoción de la actividad física (Gappa) 2018-2030 pero que las acciones han sido bajos y con resultados pequeños en progresión global. Afirma que solo dos de las políticas del plan se han implementado globalmente, la introducción de la vigilancia de la actividad física para todas las edades y el diseño de planes orientados a crear caminos seguros para ciclistas y peatones.

En España, algo mejor pero "datos preocupantes"

La situación de Europa dentro del informe es mejor que otras regiones, pero el catedrático de Salud Pública y portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS), Ildefonso Hernández, afirma que "España pese a tener una situación favorable en el informe tiene unos datos muy malos de actividad física, especialmente adolescente. Los datos son extraordinariamente preocupantes".

Hernández, que fue director general de Salud Pública, afirma que en España existen políticas puntuales para favorecer la actividad física pero "falta liderazgo, un cambio de enfoque que cumpla con lo establecido en la ley general de salud pública de 2011, que decía que había que aplicar el principio de 'salud en todas las políticas. La lucha contra la inactividad física no está en la agenda".

Una de estas acciones se está desarrollando en Andalucía con fondos europeos y es un "plan de prescripción de ejercicio físico para la salud". En este plan, que busca aunar a las consejerías de Salud, Educación y Turismo y Deporte, el objetivo es desarrollar planes que acerquen al ciudadano desde la Atención Primaria algo más que recomendaciones de ejercicio. Carlos De Teresa, del Centro de Medicina del Deporte de la Junta de Andalucía, es uno de los expertos que está trabajando en este plan: "Una idea es que el médico de familia esté en coordinación con las ayudas al deporte, los centros privados, rutas que se estén desarrollando en la ciudad, con el objetivo de que el ciudadano no solo reciba lo que tiene que hacer sino una guía de cómo hacerlo", subraya De Teresa.

Este especialista en Medicina del Deporte cree que es importante que la gente conozca no solo la actividad física recomendada sino que sepa cómo medir sus resultados. "Hay conceptos erróneos como que el ejercicio físico es sinónimo de sufrir y sin embargo es al revés, cuando alguien lo hace recibe un estímulo y se siente mucho mejor. Es un proceso de educación que hay que abordar tanto desde las escuelas como desde el ámbito sanitario y de ocio para los adultos, con diferentes estrategias para cada uno", incide.

El portavoz de SESPAS coincide en la necesidad de ese abordaje multidisciplinar y subraya la importancia de las políticas públicas coordinadas en distintos ámbitos. "Como acciones para empezar a trabajar, lo primero sería una pacificación del tráfico rodado en las ciudades. Que se cumplan los límites de velocidad e ir reduciendo progresivamente el tráfico. Por otro lado, crear programas desde las comunidades autónomas que incrementen la actividad física en las escuelas y fomenten el transporte escolar no motorizado, con incentivos y desincentivos. También habría que incluir la evolución de impacto en salud en todos los planes generales de ordenación urbana, para que el diseño de las ciudades tenga en cuenta la salud", plantea como algunos de esos objetivos implementables.

El informe de la OMS advierte de unas cifras de enfermedad y costes sanitarios si no se hace nada. Las políticas públicas y la acción de los ciudadanos aún pueden variar esa tendencia.