La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que en la actualidad hay 430 millones de personas que padecen una pérdida de audición discapacitante que requiere rehabilitación. Esto significa que más 5% de la población mundial ya tiene problemas de audición importantes, pero para el año 2050 la OMS prevé que haya casi 2500 millones de personas con algún grado de pérdida de audición y que al menos 700 millones requieran rehabilitación.

Sin embargo, hay mucha gente que sigue sin utilizar los audífonos a pesar de necesitarlos. Aunque esto podría cambiar. Y es que este miércoles un nuevo artículo publicado en la revista The Lancet Healthy Longevity asegura que aquellos que aún no usan audífonos deberían convertirlos en "uno de sus propósitos de año nuevo" por una razón bien justificada.

"Descubrimos que los adultos con pérdida auditiva que usaban audífonos regularmente tenían un riesgo de mortalidad un 24% menor que aquellos que nunca los usaban", explicó Janet Choi, autora principal del estudio. "Estos resultados son interesantes porque sugieren que los audífonos pueden desempeñar un papel protector en la salud de las personas y prevenir la muerte prematura", añadió.

Los investigadores utilizaron datos recabados en la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición de Estados Unidos entre 1999 y 2012 para identificar a casi 10.000 adultos de 20 años o más que se habían sometido a evaluaciones de audiometría (una prueba utilizada para medir la capacidad auditiva), y que completaron cuestionarios sobre su uso de audífonos. Y después de eso rastrearon la mortalidad de los pacientes durante un período promedio de seguimiento de 10 años.   

En total identificaron a 1.863 adultos con pérdida auditiva. De ellos, 237 eran usuarios habituales de audífonos, que aseguraron usarlos al menos una vez a la semana, cinco horas a la semana o la mitad del tiempo. Otros 1.483 pacientes no eran usuarios de los dispositivos. Y aquellos sujetos que informaron haberlos usado menos de una vez al mes fueron categorizados como usuarios no habituales. 

Los investigadores descubrieron que la diferencia de casi el 25% en el riesgo de mortalidad entre los usuarios habituales de audífonos y los que nunca los utilizaban se mantenía estable, independientemente de variables como el grado de pérdida auditiva (de leve a grave), edad, origen étnico, ingresos, educación y otros datos demográficos e historial médico. Sin embargo, no hubo diferencias en el riesgo de mortalidad entre los usuarios no habituales (aquellos que los usaban poco) y los que nunca los usaron, lo que indica que el uso ocasional de audífonos puede no proporcionar ningún beneficio para prolongar la vida.  

Relación con la salud mental

El estudio no llegó a una conclusión acerca de por qué los audífonos pueden ayudar a quienes los necesitan a vivir más tiempo. Pero Choi señala una investigación reciente que vincula el uso de estos dispositivos con niveles más bajos de depresión y demencia. La investigadora especula que las mejoras en la salud mental y la cognición que conlleva una mejor audición pueden promover una mejor salud general, lo que puede mejorar la esperanza de vida.  

Otros estudios anteriores ya habían demostrado que la pérdida auditiva no tratada puede provocar una reducción de la esperanza de vida. Pero hasta el momento se han realizado muy pocas investigaciones que analicen si el uso de audífonos puede reducir el riesgo de muerte. Por eso, según Choi, este nuevo estudio representa el análisis más completo hasta la fecha sobre la relación entre la pérdida auditiva, el uso de audífonos y la mortalidad en los Estados Unidos. 

La propia investigadora, que nació con pérdida auditiva en el oído izquierdo pero no usó un audífonos hasta los 30 años, espera que este estudio anime a más personas a usar estos dispositivos. Aunque reconoce que factores como su coste, el estigma y la dificultad para encontrar dispositivos que se ajusten y funcionen bien son barreras para su uso.  

Actualmente Choi está trabajando en una base de datos impulsada por IA que clasifica las opciones de audífonos y las adapta a las necesidades individuales de los pacientes. Pero a la vez también aboga por estudios más amplios para comprender mejor el vínculo entre el uso regular de audífonos y un menor riesgo de mortalidad y para promover el cuidado de la audición.