No poder moverse tras despertar, sentir que hay alguien o algo en la habitación o sentir una presión en el pecho no es solo cosa de una película de terror cinematográfico, sino que esto es un fenómeno real y, de hecho, más común de lo que suele pensarse: la parálisis del sueño. Aunque pueda parecer extraña e inexplicable, la ciencia ha conseguido poner más luz sobre sus causas, frecuencia y sobre el modo de evitarla. Beber alcohol, no dormir bien o la ansiedad son algunos de las razones que pueden encontrarse detrás de estos episodios perturbadores.
Qué es la parálisis del sueño y por qué ocurre
Dormir no es meramente el hecho de dejar de mover el cuerpo. Por la noche, se activa toda una red compleja de reparación y limpieza cerebral y consolidación de los recuerdos. Dormir se distribuye en fases no REM (N1-N2-N3) y REM. El sueño que ocurre en esta etapa REM es el más activo desde un punto de vista mental, donde soñamos de forma rutilante, aunque el cuerpo permanece sujeto por una parálisis natural, conocida como atonía REM, que actúa como una protección: la de que no actuemos físicamente en los sueños.
La parálisis del sueño se da cuando el cerebro se "despierta" antes de que despierte el cuerpo. Como resultado, la persona tiene la percepción total del entorno sin ser capaz de moverse. Esta desconexión puede durar segundos o minutos, y suele ir acompañada de terribles sensaciones: alucinaciones, ya sean auditivas, visuales o incluso táctiles.
Tipos de alucinaciones más comunes
La experiencia se vuelve aún más perturbadora por las alucinaciones que muchas veces la acompañan. La ciencia las clasifica en tres tipos:
- Presencias amenazantes: lo que parece ser figuras oscuras o sombras de la habitación las cuales pueden dar lugar a la sensación de que son observadoras o incluso agresivas.
- Presión en el pecho y dificultad para respirar: este tipo de situación también es conocido con el nombre de “síndrome del viejo brujo”, llegando a ser una sensación tan realista que puede imitar una experiencia paranormal.
- Sensaciones de flotar o salir del cuerpo: la manera de distorsionar la percepción espacial y corporal de uno, como si se estuviera flotando o mirando desde fuera de una.
Factores de riesgo de la parálisis del sueño
Diferente estudios señalan que los hábitos de sueño tienen que ver con la llegada de este fenómeno. Las interrupciones del sueño o la falta de horario dificultan el paso por las fases del sueño (en particular, la REM).
- El estrés y la ansiedad alteran la estructura del sueño y propician los despertares bruscos.
- El alcohol o las sustancias psicoactivas, si bien inducen al sueño, reducen la calidad de este y especialmente de la fase REM, lo que incrementa las posibilidades de que una crisis ocurra.
El impacto de las siestas y el estilo de vida
No solo el descanso nocturno importa. También influyen factores como:
- Siestas que pueden influir en el sueño nocturno.
- Problemas de salud mental: como la depresión, que afectan al sueño.
- Ser hombre: según algunos estudios, podría estar relacionado con una mayor prevalencia, aunque los mecanismos todavía no están demasiado claros.
Cómo prevenir la parálisis del sueño y mejorar el descanso
Aunque la parálisis del sueño no es entendida como peligrosa, sí puede ser la señal de alarma que haga pensar que algo permanece alterando el sueño. Para reducir dicho riesgo:
- Rutina constante al acostarte y levantarte.
- Evita el alcohol y las pantallas antes de dormir.
- Realiza técnicas de relajación.
Consultar a un profesional cuando es recurrente
Si los episodios son recurrentes o impiden llevar la vida cotidiana que se desea, se aconseja visitar a un profesional experto en trastornos del sueño. El diagnóstico adecuado puede evidenciar otros problemas que tengan que ver, en este caso, con apnea, con insomnio crónico o con trastorno de ansiedad.
La parálisis del sueño no es castigo ni maldición, sino el reflejo del cuerpo ante condiciones muy concretas. Conocerla no sólo aporta en la lucha contra el miedo, sino que también se puede convertir en una vía para mejorar notablemente nuestro bienestar.
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