El yoga no solo fortalece nuestro físico y nuestra postura, sino que ciertos estudios recientes muestran un efecto sorprendente en la conexión existente entre esta práctica milenaria y la protección contra enfermedades neurodegenerativas: el yoga podría ser la herramienta para proteger nuestro cerebro frente a enfermedades como el alzheimer, tal vez uno de los trastornos mentales más devastadores de nuestro tiempo. Lo que ocurre con esta relación no solo es el bienestar emocional, sino que se producen cambios a nivel del cerebro, cambios que se aprecian en determinadas áreas del mismo relacionadas con la memoria, el autocontrol y la autorregulación emocional.
El poder del yoga en la salud mental
El ejercicio regular del yoga estimula áreas cerebrales que se encuentran implicadas en la memoria y la atención. La corteza prefrontal y el hipocampo, que son dos estructuras que desempeñan un papel fundamental en la realización de las funciones cognitivas más básicas, experimentan mayores niveles de actividad como consecuencia de la práctica habitual del yoga. Este impacto no se debe a la pura casualidad, está asociado a una serie de movimientos, a la propia respiración consciente, a la meditación, que favorecen la plasticidad del cerebro, es decir, la capacidad de adaptación y de renovación del mismo.
Cambios reales en la estructura cerebral
Varios estudios de las neuroimágenes han podido poner de manifiesto que las personas que practican el yoga poseen un mayor volumen en algunas regiones del cerebro que son fundamentales para la memoria. Esta transformación estructural, que va de la mano con la práctica continuada, puede ser un cortafuegos ante el deterioro cognitivo relacionado con la edad. Con el tiempo, el yoga parece ralentizar o disminuir la atrofia del hipocampo, uno de los primeros procesos que presentan los enfermos de Alzheimer.
Yoga como herramienta preventiva contra el alzheimer
Una investigación llevada a cabo por neurocientíficos en California indagó sobre los efectos del yoga en mujeres de más de 50 años con factores de riesgo por alzheimer. Tras tres meses de práctica semanal, los resultados mostraron mejoras cognitivas de similitudes a las de la práctica de entrenamiento mental tradicional: y lo que era más relevante, el yoga fue capaz de activar zonas del cerebro profundo -normalmente afectadas por la enfermedad- lo que podría convertirlo en una práctica preventiva.
Un enfoque complementario a otros tratamientos
El yoga no puede reemplazar tratamientos médicos, ya sean farmacológicos o terapias cognitivas, pero sí puede ser un enfoque complementario. Su capacidad para favorecer la memoria, la atención o la regulación emocional puede ser una buena opción dentro de un programa integral de prevención. La adición del yoga a la práctica semanal puede aumentar las funciones mentales, contribuir a disminuir el estrés oxidativo y ayudar a que el envejecimiento cerebral se mantenga saludable.
Lo que el yoga puede hacer por tu mente
El yoga es una práctica que para muchos se reduce a la mera realización de ejercicios, pero es una actividad que también se alinea con la mente. No en vano, si se practica regularmente, la atención, la capacidad para decidir y la forma de responder ante situaciones emocionales cambian considerablemente. Los beneficios practicados no sólo aumentan la calidad y la intensidad de vida, sino que también proporcionan una tapadera que aporta un plus a la calidad en la vida mental.
Una práctica accesible y transformadora
A diferencia de muchas otras modalidades de entrenamiento el yoga es una actividad accesible y adaptable, y cualquier persona puede empezar a practicar yoga sea cual sea el estado físico; esta es su gran ventaja ya que se convierte en una poderosa herramienta de bienestar mental para aquellos que desean prevenir, cuidar o fortalecer su mente de un modo natural.
La práctica de yoga no es solo una cuestión física ya que constituye a preservar la memoria, proteger el cerebro y optimizar la calidad de vida para el futuro.
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