Cada vez, el número de personas que buscan la pérdida de peso o el mejoramiento de la salud mediante dietas restrictivas va en aumento. Sin embargo, un nuevo estudio advierte sobre las consecuencias negativas para el bienestar emocional que pueden producir los patrones de alimentación derivados de este tipo de dieta. Las dietas de restricción calórica pueden tener efectos físicos positivos a corto plazo, pero al mismo tiempo pueden incrementar la aparición de síntomas depresivos, sobre todo en varones y personas con sobrepeso.
El vínculo entre las dietas restrictivas y la depresión
Una investigación realizada por el Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Toronto, publicada en BMJ Nutrition Prevention & Health, analizó los hábitos alimentarios de más de 28.000 adultos estadounidenses durante el periodo entre 2007 y 2018. El hallazgo más importante que obtuvieron fue contundente: las personas adheridas a una dieta hipocalórica presentaban más síntomas de depresión que las que no se adherían a ninguna dieta alimentaria.
Los autores hicieron uso del cuestionario PHQ-9 para evaluar la severidad de los síntomas. De media, los sujetos en dietas hipocalóricas presentaban puntuaciones superiores en 0,29 puntos, siendo más elevadas para los sujetos con sobrepeso (0,46 puntos). Un consumo energético muy restringido puede modificar el estado de ánimo y el equilibrio emocional.
¿A quiénes afecta más este tipo de alimentación?
Los resultados del estudio indicaron que los hombres y las personas con sobrepeso y personas obesas son más sensibles a los efectos emocionales de las dietas restrictivas, ya que puntuaron más sobre los síntomas cognitivo-afectivos (por ejemplo, tristeza o dificultades de concentración) y somáticos (por ejemplo, fatiga o malestar físico). Esto podría ser una reacción a sus mayores necesidades nutricionales, que crean frustración al no obtener resultados sostenibles con el tiempo.
Dietas bajas en calorías y la depresión
A pesar de que muchas dietas se hacen pasar por saludables, la reducción de una gran cantidad de calorías puede inducir deficiencias de macronutrientes imprescindibles como las proteínas o micronutrientes imprescindibles como vitaminas o ácidos grasos omega-3 (muy importantes para el cerebro), lo que puede empeorar los síntomas depresivos sobre todo si no se lleva a cabo una vigilancia profesional. A diferencia de lo que ocurre en los ensayos clínicos, donde las dietas están equilibradas, en la vida diaria muchas personas llevan sus propias dietas sin tener en cuenta el efecto de la restricción sobre la salud mental.
¿Qué papel juegan los carbohidratos y grasas en el cerebro?
La glucosa y los ácidos grasos omega-3 son necesarios para la función cerebral. Las dietas muy restringidas en carbohidratos o grasas pueden cambiar la química del cerebro y deteriorar el funcionamiento cognitivo. Esto podría ser la explicación a que la expresión emocional de los hombres sea mayor ante dietas muy estrictas.
Depresión, peso y patrones alimenticios
El estudio concluyó que las personas con obesidad con dietas estrictas presentan mayores síntomas en depresión que las personas que no estaban a dieta y son delgadas. Lo anterior sugiere que el entorno físico y emocional tiene tanto peso como el tipo de dieta. La presión por perder peso, la frustración ante una lenta pérdida de peso y el estigma social pueden incrementar la malestar psicológico, reforzando los síntomas de la depresión.
A tener en cuenta antes de empezar una dieta
Los profesionales de la nutrición indican como en el caso anterior que las dietas profesionales no deberán ser iniciadas sin la supervisión de un profesional. Es indispensable contemplar el suministro equilibrado de nutrientes, así como el potencial impacto emocional que pueda tener cualquier dieta, me refiero a que el estado de salud mental también tiene que cumplir y formar parte de una vida sana.
Así que las dietas hipocalóricas están de moda pero pueden tener efectos inesperados, con respecto a la salud mental. Más allá del peso, este tipo de planificación de la dieta también puede afectar a la salud mental, a la salud emocional y a la calidad de vida. Antes de comprometerse a una dieta estricta, sugerimos que se consulte a un profesional y que se proteja también la salud emocional como garantía de confianza en la vida cotidiana.
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