El calor extremo o la exposición solar pueden influir en el efecto de muchos medicamentos e incluso provocar reacciones en la piel o disminuir su efecto si no se conservan correctamente. Se conocen más de 400 principios activos asociados a efectos secundarios relacionados con el sol, por lo que su prevención debe convertirse en un factor determinante en los meses de verano.
Medicamentos y sol
Hay fármacos que son capaces de inducir una reacción en la piel por un contacto con la anterior radiación (ultravioleta), sobre todo el UVA, a los que se les llama fotosensibilizantes. Dentro de estos grupos abren paso a los siguientes grupos de fármacos.
- Antibióticos: dentro de estas categorías podemos encontrar las tetraciclinas (doxiciclina), las fluoroquinolonas (ciprofloxacino) y las sulfanilamidas.
- Antiinflamatorios no esteroideos (AINEs): como el ketoprofeno, naproxeno o piroxicam, que pueden generar quemaduras o manchas al exponerse al sol.
Estos efectos no requieren sensibilización previa y pueden aparecer desde la primera exposición, por lo que el riesgo aumenta si no se toman medidas de protección adecuadas.
Otros medicamentos a vigilar en verano
Además de los anteriores, hay una amplia lista de fármacos que requieren atención especial durante el periodo estival:
- Antihipertensivos: como los diuréticos tiazídicos, los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA) o los calcioantagonistas.
- Psicofármacos y antifúngicos: incluyendo antidepresivos tricíclicos, fenotiazinas, benzodiacepinas y el voriconazol.
Por último, conviene considerar también los retinoides, anticonceptivos orales, estatinas y los productos vegetales en que el componente activo es la Hierba de San Juan o aceites cítricos ricos en furocumarinas. Identificar el principio activo e ir adaptando las rutinas de exposición solar es una de las claves.
Cómo conservar los medicamentos en verano
Las temperaturas elevadas pueden alterar muchos de los medicamentos como son los denominados termolábiles. Por ello se recomienda conservarlos en un lugar fresco, seco y alejado de la luz solar directa. En caso de que el prospecto indique la necesidad de conservar refrigerado, conviene respetar este aspecto del prospecto a fin de asegurar que el medicamento continúe teniendo eficacia. También se sugiere evitar el transporte de medicación en el coche o la exposición de esta a un ambiente cálido sin ningún tipo de protección térmica, puesto que en ese caso el calor puede acelerar su degradación química.
Fotoprotección para pacientes en tratamiento
Quienes consumen medicamentos fotosensibilizadores deben tomar muchas precauciones. La fotoprotección ha de ser integral: ha de usarse fotoprotectores tópicos de amplio espectro (UVA-UVB-VL-IR) con FPS 50+, ropa con protección UV, gafas homologadas y sombreros de ala ancha. Así como también una dieta rica en antioxidantes, y si se requiere, la incorporación de suplementos de fotoprotección oral pueden ser de gran utilidad. La reaplicación del fotoprotector, cada dos horas, y a la salida del baño y tras la sudoración, es una práctica muy recomendable para evitar lesiones cutáneas.
Reacciones cutáneas y consejos para prevenirlas
Reacciones fototóxicas y fotoalérgicas
Las reacciones se pueden clasificar en dos tipos:
- Fototóxicas. Son el 95% de los casos y aparecen rápidamente tras estar expuestas al sol y provocan enrojecimiento, dolor o manchas.
- Fotoalérgicas. Son menos frecuentes pero más graves y requieren sensibilización previa y suelen provocar eccemas pruriginosos.
Ambas, pueden dejar secuelas permanentes si no se detectan o no se tratan adecuadamente.
Prevención y seguimiento farmacéutico
Una reevaluación activa de la medicación permite identificar tratamientos de riesgo antes del verano, al igual que permite que la consulta habitual con el farmacéutico suponga una adaptación individualizada de las recomendaciones en función de la edad, la actividad, las enfermedades crónicas o polimedicación del paciente.
Es importante tomar conciencia del riesgo que pueden presentar ciertos fármacos a lo largo del verano, pues de esta manera se previene, se facilita la adherencia terapéutica y se goza de unas vacaciones saludables sin sobresaltos.
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