La pandemia sumó aún más protagonismo al que ya tenían las pantallas en los hogares españoles. El teletrabajo y las clases virtuales se unieron al ejercicio online, las sesiones de series y televisión o las videollamadas como única forma de estar con la familia y los amigos. Pasó el confinamiento y muchas actividades recuperaron la normalidad pero el uso de las pantallas no ha vuelto a los niveles prepandemia.

En concreto, el 68% de los adolescentes utilizan el móvil más que antes de la pandemia, así como el 64% de sus padres. Son datos de la cuarta edición del informe “El impacto de las pantallas en la vida familiar. Familias y adolescentes tras el confinamiento”, elaborado por Empantallados.com y la consultora Gad3 con apoyo de la Comisión Europea y la campaña “Por un uso Love de la Tecnología”. Además del móvil, también usan más el ordenador tanto el 51% de los padres como el 54% de los hijos.

La pandemia, además, ha provocado que se flexibilicen las normas de uso de pantallas. Así lo creen la mitad de los padres y el 34% de los adolescentes. El estudio se ha realizado a través de encuestas a adolescentes de 14 y 17 años, padres de hijos en esas edades así como un grupo de discusión con ambos perfiles.

El estudio muestra que para el 84% de los adolescentes, el móvil es una forma de evitar el aburrimiento y reconocen que lo usan más cuando están solos en casa. Para el 56% de los padres, sus hijos están más “enganchados” a las pantallas que antes de la pandemia.

El uso de las pantallas ha dejado a algunos padres fuera de juego. Más del 30% afirma que se siente perdido en cómo educar a su hijo en un uso saludable de las pantallas. De hecho, durante la pandemia el 43% de los padres han ayudado a sus hijos en temas que manejaban mejor, como los programas Office, pero el 48% de los adolescentes ha dado apoyo a sus padres con temas de los que sabían más, como redes sociales o videoconferencias.

Afectados emocionalmente

El impacto de las pantallas es algo que reconocen los propios adolescentes. El 55% piensa que le ayudan a ser más felices y el 48% a evadirse de su realidad diaria. El 43% reconoce que las pantallas le producen una montaña rusa de emociones. Por su parte, dos de cada tres padres creen que las pantallas y las redes sociales amenazan la autoestima de los adolescentes.

Sobre el peligro de las redes sociales, a los padres lo que más les preocupa son las posibles relaciones de sus hijos con desconocidos, mientras que los adolescentes temen sobre todo el ciberacoso. También preocupan el acceso a contenidos inadecuados, los daños a la salud mental y la adicción a las redes sociales.

Dos de cada 10 adolescentes reconoce que les han insultado en redes sociales y también el 20% reconoce haber visto pornografía el último mes. Un 7% afirma que ha apostado online y el 5% que ha enviado imágenes desnudo a otra persona, en este caso a diferencia del porno y las apuestas, la mayoría son chicas.

Pese a todo, las pantallas se han convertido en una herramienta indispensable para jóvenes y mayores. Y ayuda a los adolescentes a encontrar nueva información, tener más comunicación con los demás, ser más curiosos y generar nuevas inquietudes, según los datos de esta encuesta.