Hace seis años que publicó su primer libro pero desde entonces no ha parado. El octavo acaba de salir a la venta y la pediatra más conocida de las redes sociales - Lucía, mi Pediatra - asegura que La vida va de esto (Planeta) es su obra más personal. Un libro escrito, según ella misma, "desde la calma, la serenidad y el reconocimiento".

"Estoy en un momento de mi vida en que soy capaz de hacer balance de la infancia de mis hijos, tengo la sensación de que he cerrado la puerta de la infancia y he querido hacer análisis de estos 15 años, pero con una mirada compasiva hacia mis imperfecciones y hacia el reconocimiento de lo que una va logrando, porque en este mundo tan exigente no hacemos más que ponernos metas, pero a la hora de ponernos medallitas ya no hay tiempo", explica en una entrevista con El Independiente.

Lucía Galán (Oviedo, 1978) trata en su nuevo libro cómo le ayudó aprender a decir no. "Comprendí a base de palos que para ser yo feliz tenía que poner límites muy claros a las personas que me rodeaban. Hablamos mucho de poner límites a los niños pero no sabemos gestionar los nuestros propios, hasta dónde queremos llegar y no", explica la pediatra.

La pediatra reconoce que le costó años. "Siempre están los 'me sabe mal', 'me da cosa' o 'se va a enfadar' y esto aplica a hijos, pareja, trabajo, amigos... Y vamos con todo, pero nuestra espalda y nuestra cabeza soportan un peso limitado".

Para Lucía fue clave la asertividad. "Hay que decir no pero sin hacer daño. Por ejemplo, a las amigas se les puede decir 'pasadlo muy bien, hoy no es mi día y no quiero ir, lo siento, os quiero mucho'. En el trabajo, 'gracias por pensar en mí pero éste no es mi momento o en este momento no me puedo comprometer”. "Esto hay que tenerlo como un mantra porque si no te lo tragas, cedes y la única que pagas eres tú y tu salud mental. Hay que decir no sin despeinarte".

¿Hijos pequeños, problemas pequeños e hijos grandes, problemas grandes?

Galán ha ido compartiendo en las redes sociales las andanzas con sus hijos desde que eran pequeños y ahora lo hace también con su adolescencia. La pediatra reflexiona sobre ese dicho de que hijos pequeños, problemas pequeños e hijos grandes, problemas grandes. "Creo que no, porque los problemas que tienes con niños pequeños te pillan en una época mucho más inexperta en la que te asustas mucho más. La angustia de esos primeros años, de que a tu hijo le pueda pasar algo, tenga un accidente o una enfermedad grave supone un miedo terrible. A medida que van pasando años y experiencia te vas relajando y vas viendo la vida con un poco más de objetividad".

Además de la percepción, Lucía, mi Pediatra cree que otro factor diferencia ambas etapas. "Cuando son pequeños, el 100% de lo que pase depende de ti. En la adolescencia sabes que una parte importante de su bienestar depende de sus propios actos y tienes que confiar en la educación que les has dado".

Gestionar dos hijos adolescentes, reconoce Galán, no es fácil. "He leído mucho y he trabajado fundamentalmente la paciencia porque cuando son pequeños, lo vistas como lo vistas, al final se hace lo que los padres dicen. Pero cuando son adolescentes ya ellos parten una parte del bacalao. Hay que dialogar, ceder, negociar, pedir perdón y entender que a veces son ellos los que tienen la razón, a veces muy por encima del enfoque que tú le habías dado y eso es un baño de humildad tremendo. A mí la adolescencia me ha enriquecido mucho como persona".

Coleccionar momentos de una infancia feliz

La adolescencia es la siguiente etapa de un viaje, el de la niñez, en el que Galán decidió que quería que para sus hijos fuese, sobre todo, bonito. "Quería que mis hijos recordaran una infancia bonita y comprendí que para ello tenía que coleccionar momentos bonitos y hacérselo ver así a mis hijos. Porque cuando vas cumpliendo años y echas la vista atrás no recuerdas cuántas horas jugabas con tus padres o cuántas extraescolares tenías, sino momentos. La vida no son horas de reloj, no son regalos ni cosas materiales… son personas y momentos".

Lo hacía y aún ahora conservan, ya los tres, la tradición. "Lo sigo haciendo y a veces ellos también. Decimos esto es un momento para coleccionar, un recuerdo para nuestra mochila".

La pandemia y la salud mental

La pediatra dedica un capítulo de su libro a la salud mental y afirma con contundencia que los datos del impacto de la pandemia en niños y adolescentes le han puesto "los pelos de punta". "Las urgencias psiquiátricas de niños y adolescentes han aumentado un 50% y de cada 11 suicidios uno es un joven o adolescente entre 15 y 29 años. Hemos visto un aumento importante en las autolesiones, trastornos de conducta alimentaria, fobias, ansiedad, pánico o depresión".

Estos problemas se han visto sobre todo en niños a partir de siete u ocho años, afirma, y por ello ha llegado el momento de "hablar más que nunca de salud mental, de presionar a nuestros gobiernos para que por fin haya un sistema de salud mental sólido en nuestro país, porque estamos a la cola y eso convierte la salud mental en un privilegio para unos pocos".

Galán explica qué signos de alerta deben hacer pensar que la salud mental de un niño o adolescente no está bien.

  • "Que un adolescente se haga cortes en brazos o piernas, eso nunca es una llamada de atención. Detrás hay una manera disfuncional de gestionar una situación muy dolorosa o muy traumática, lo que vemos es la punta del iceberg de un problema mayor, ese niño debería tener ayuda profesional y los profesores si lo ven, comunicarlo a los padres", afirma.
  • "Cuando un adolescente dice qué haríais vosotros sin mí en esta vida, si yo no existiera, qué pasaría si no me hubieseis tenido, no encuentro mi lugar… son frases que dicen los adolescentes y los padres por no querer pensar que es algo grave, decimos 'son cosas de adolescentes'. Nunca infravaloremos si nos dicen esto"
  • "Si tienen un comportamiento extraño, su rendimiento escolar cae de golpe y sin razón aparente, si empieza a faltar".
  • "Cuando vemos a uno de nuestros hijos llorar durante más de dos, tres semanas y no sabemos el motivo. Pues no son cosas de adolescentes, evidentemente el adolescente pasa de 0 a 100 y de 100 a 0 en un minuto, del te quiero infinito al me quiero cambiar de familia y lo ves haciendo la maleta… Pero una situación de tristeza mantenida en el tiempo nos debe poner en alerta".

La pediatra muestra una gran prudencia al hablar sobre si los niños deben empezar a quitarse ya las mascarillas dentro del aula, como ha pedido la Asociación Española de Pediatría esta semana. "Es un tema muy sensible que llega en un momento de gran crispación. Por ello creo que hay que ir dando pasos con datos sólidos que lo avalen y poniendo el foco también la salud mental. Yo estoy a favor de los derechos de la infancia y creo que hay que ponerlos encima de la mesa e ir acorde con las medidas del país. Los niños no deben quedarse atrás".

La pediatra suele hablar tanto de estos temas relacionados con la pandemia como otros de educación o de reivindicaciones del sector. Lo que dice, asegura, es un reflejo de su día a día. "El día que estoy reivindicativa grabo un vídeo sobre una cosa y cuando estoy melancolía, trato otros temas. Lo que publico en redes no es nada programado, ni tengo un calendario de contenidos, voy al ritmo de mi propia vida y mi propio sentir".

Así lo hace en todas las redes, que maneja exclusivamente. "Las redes sociales las llevo yo 100%, porque paradójicamente es mi momento de desconexión. Yo desconecto cuando entro y os leo, comparto reflexiones… me resulta muy bonita la tribu que hemos generado".