Catalina pensaba que los libros de autoayuda eran un timo, una forma de engañar a la gente diciéndole que podía mejorar con frases de Mr. Wonderful y psicología barata. Nunca se imaginó comprando uno, ni mucho menos leyéndolo para encontrar alguna respuesta. Pero después del confinamiento el mundo se le vino abajo: ansiedad en el trabajo, un duelo... Todo se le hizo enorme, todo le importaba demasiado y un día volviendo a su casa de Coruña desde Madrid se encontró con este título en la tienda del aeropuerto: El sutil arte de que casi todo te importe una mierda, de Mark Manson.

"Y me ayudó. Sobre todo a encontrar formas de contemporizar o de darle menos vueltas a las cosas y a quitarle importancia a la opinión de los demás", asegura. Y añade que le han servido como complemento a sus sesiones de terapia. "No las sustituyen pero incluso los psicólogos te los recomiendan".

Ella no es ni mucho menos la única, y su situación es muy similar a la de los actuales y crecientes lectores de autoayuda. La pandemia provocó un boom en la compra de este tipo de libros que se ha mantenido hasta hoy. Según un estudio realizado por el portal Idealo, en los meses posteriores al confinamiento, y llegando a su punto más alto en noviembre de 2020, los libros de desarrollo personal se vendieron un 512% más que antes de la pandemia. Y la cifra no ha dejado de crecer, a un ritmo bastante más relajado, desde entonces.

Póker de superventas en Sant Jordi

Se puede ver perfectamente en este último Sant Jordi, en el que los cuatro libros de No Ficción más vendidos fueron de autoayuda. Cómo hacer que te pasen cosas buenas, de Marian Rojas Estapé (Espasa), Hábitos atómicos, de James Clear (Diana), Encuentra tu persona vitamina, de Marián Rojas Estapé (Espasa) y El amor comienza por ti, de Curro Cañete (Planeta).

Para Berta Noy, directora literaria de No Ficción de Ediciones B y Vergara, este fenómeno no sólo tiene su causa en la pandemia sino en una serie de factores que se han ido sumando y juntos han provocado una revolución. "Creo que ha habido varias cosas que concurren en el fenómeno de la autoayuda, por un lado hasta hace no demasiados años era un fenómeno 100% importado. Todos eran autores internacionales que llevaban más años trabajando sin complejos y se traducían en España. Siempre había buenos contenidos pero quedaban más alejados del lector local", explica.

Ahora, los autores españoles ya no son una rara avis en las estanterías de autoayuda y, como cuenta Noy, esto provoca que se desarrolle una mayor afinidad con el lector de habla hispana. "El público se acerca más porque escucha al autor en radios en su idioma, lo lee en la prensa, organiza encuentros con los lectores y sus problemas seguramente sean más parecidos a los suyos, así que se da un elemento de proximidad con el lector que le ayuda a vender libros".

La gente joven está más concienciada y ha puesto por encima la salud mental, pero no es algo propio de mi generación. Si dices que necesitas ayuda parece que estás loco o eres débil"

También añade que a medida que el número de lectores aumenta, lo hace el perfil del lector "más mainstream". "En los informes que hace el Gremio de Editores hemos visto que los índices de lectores no dejan de subir y cuántos más tipos de lectores, más con menos prejuicios", añade. Porque uno de los problemas que tenían estas publicaciones era la vergüenza. Nadie quería que le viesen con un libro de autoayuda en el metro o en la playa. "Ahora sigue pasando, pero cada vez menos, sobre todo porque el público es cada vez más joven", explica Noy.

La gente más mayor sigue sintiendo que si les ven con un libro de este tipo "van a pensar que no son personas normales". "Te lo cuento pero no pongas mi nombre que no quiero pitorreos en mi familia", dice Alicia, nombre ficticio, que tiene casi 50 años y lleva más de 20 leyendo este tipo de libros. "Empecé porque encontré en casa de mi padres uno de Wayne Dyer, Tus zonas erróneas, que alguien se lo había dejado por ahí y daba en el clavo. Al final no te cuentan nada que no sepas pero te afianzan las ideas", asegura.

Sin vergüenza... pero nunca en público

Alicia también cuenta que cuando nacieron sus hijos se obsesionó con La felicidad de nuestros hijos, también de Dyer, y que al servir como guía para el cuidado y no porque tu estés necesitado de ayuda, ha sido capaz de regalarlo. "Este no me daba vergüenza", explica, aunque añade que jamás leería en público ningún título de este tipo. "Ahora la gente joven está más concienciada y ha puesto por encima la salud mental pero no es algo propio de mi generación en la que si necesitas ayuda parecía que estabas loco o eras débil", explica.

Algo en lo que está de acuerdo Berta Noy. "Da menos vergüenza, les da menos miedo hablar de salud mental que a la gente de generaciones anteriores. También es verdad que hay mucha incidencia de problemas desde la pandemia por lo que la salud mental está en el centro de la conversación". Porque aunque las ventas iban subiendo año tras año el verdadero éxito ha venido después del confinamiento. "El boom ha venido con el covid, cuando de verdad está arrasando y hay muchísima demanda. Esto era impensable, y ahora un poco la labor del editor es buscar contenidos para todos los que están ahí deseando leer pero también cribar, porque hay muchos tipos de autoayuda y hay ya muchísima gente creando este tipo de contenido y no siempre de la mejor manera", avisa.

Mucha gente creando "este tipo de contenido", sobre todo cuando han triunfado en redes sociales. Muchos psicólogos y psiquiatras han hecho de Instagram y Tiktok sus mejores consultas públicas y comunitarias. "Cuando escriben un libro se llevan a sus seguidores, es decir, venden mucho porque tienen mucha gente detrás. Además, tal y como señalaba el informe del Gremio de Editores, ahora quien más lee es la gente joven y lo hace sin pudor.

"A mí no me da ningún tipo de vergüenza", dice Catalina, que tiene 30 años. "Vamos, me parece como ir leyendo otro libro cualquiera y encima este me está ayudando a conseguir herramientas". En cambio, Alicia asegura que cuando va en transporte público o por la calle prefiere ponerse los libros de autoayuda en Audible y así nadie sabe qué está escuchando.

Un género 'de género'

No es casual que sean dos mujeres las que sirven de testimonio, porque la autoayuda también tiene género. Según el mismo informe de Idealo, "las mujeres consumen un 28% más este tipo de libros que los hombres". Algo que se explica, según la coach Carmen Orensanz, "porque por lo general hablamos más de emociones y este tipo de lenguaje no resulta más natural a nosotras". Berta Noy, de Ediciones B, opina igual. Para ella, ahora mismo, aunque el abanico es enorme y hay libros de "autoayuda y desarrollo personal" para todo tipos de lectores, "en general el público es más femenino y mayor de 25-30 años".

¿Y qué leen? Pues el éxito absoluto es Mi persona vitamina, de Mariam Rojas Estapé, con más de 200.000 libros vendidos. Esta psiquiatra y escritora es hija y nieta de psiquiatras y este es su segundo bestseller, ya que con Cómo hacer que te pasen cosas buenas: entiende tu cerebro, gestiona tus emociones, mejora tu vida llegó a vender 350.000 ejemplares. "Es una auténtica pasada, algo impensable hace sólo unos años. Es cómo el mejor novelista", agrega Noy.

Terapia de sustitución

Muchos lectores de este tipo de libros son muy dados a ir a conocer a los autores. "Por ejemplo, Borja Vilaseca (autor de Tú eres lo único que falta en tu vida y Qué harías si no tuvieras miedo) tiene muchísimo lector joven, y cuando presentó su último libro en Barcelona llenó el teatro hasta la bandera y había sitio para más de 1.200 personas"; recuerda.

Los políticos se llenan la boca hablando de salud mental pero no ponen dinero, y sin dinero no hay salud mental"

ANABEL GONZÁLEZ

Un "activismo" que según Anabel González, psiquiatra y autora de Lo bueno de tener un mal día y Las cicatrices no duelen (Planeta), ambos con gran acogida y traducidos a varios idiomas, también achaca a la falta de medios en la salud mental. "Trabajo en la sanidad pública y trabajamos con los tiempos que tenemos. La salud mental estaba ya muy mal antes de la pandemia y ahora ha aumentado la demanda muchísimo. Pero seguimos con lo mismo: los políticos se llenan la boca hablando de salud mental pero no ponen dinero, y sin dinero no hay salud mental", asegura. Y añade que algunas personas, cuando ven que le dan cita para dentro de meses, ve en los libros de autoayuda una manera de autotratarse que "es errónea".

Herramientas para sentirnos mejor

"Yo lo recomiendo como complemento o como primera aproximación si tienes un problema grave. Si no tiene un problema grave no le veo inconveniente, porque hay determinadas cosas que leyendo un libro las ves de otra manera, pero siempre es mejor ir a un profesional", explica. González basa sus libros en las temáticas que han ido saliendo en sus sesiones. Lo mismo que Orensanz, que es lectora habitual de desarrollo personal, y les recomienda a sus pacientes de coaching ciertos libros que les pueden ayudar pero siempre complementarios a sus terapias. "Uno que recomiendo es El método Ikigai (Aguilar), de Frances Miralles y Héctor García, porque te ayuda a comprender la importancia de estar en sintonía con nuestra brújula interna, algo que considero de lo más importante que uno puede aprender. Cuando hay coherencia con lo que aprendes, con cómo vives y con la dirección en la que caminas, es mucho más probable que percibas el sentido que tiene tu vida".

Para las tres, hay algo fundamental para llegar a estas cifras y que es la base de su éxito: "el nivel de bienestar". "En la medida que uno tiene resueltos los temas de pura necesidad y tiene un nivel de bienestar más alto empieza a hilar más fino y a pensar: "¿Quién soy yo? ¿Qué puedo hacer con mi vida? ¿Cómo puedo ser más feliz?" Y ahí empiezas a querer explorar esa parte del desarrollo personal o autoayuda. La confluencia de todos esos factores provoca este fenómeno. También por imitación, si tu vecino lo hace y le va bien, pues tu también", sentencia Noy. Orensanz añade que "se trata de un aspecto relacionado con la consciencia. Cada vez somos más conscientes de lo que nos pasa, y por tanto tenemos más necesidad de saber cómo solucionarlo para sentirnos mejor. Queremos sentirnos mejor y sabemos que hay herramientas para ello".