La declaración de la Renta ya ha comenzado y millones de contribuyentes han de rendir cuentas a la Agencia Tributaria. Sin embargo los errores que pueden costar dinero a los contribuyentes se repiten, siendo el más frecuente el hecho de no declarar todos los ingresos obtenidos, lo que puede resultar en pagos adicionales o sanciones.

No declarar todos los ingresos en la declaración de la Renta

Uno de los principales errores que podemos cometer es no declarar todos los ingresos obtenidos en el año anterior al momento de hacer la declaración. Muchas personas solo declaran su salario principal y olvidan otros ingresos como el alquiler de un inmueble o los intereses que tienen en el banco o las rentas en especie. Hacienda cruza datos con las empresas y las entidades bancarias, por lo que cualquier omisión puede conllevar requerimientos y sanciones. Es importante revisar todos aquellos ingresos que hemos tenido durante el año, no vaya a ser que a la hora de presentar la declaración nos llevemos sorpresas inadecuadas.

Consecuencias de este error

Si los resultados que se declaran no fueran los correctos, la Agencia Tributaria podría proceder a recalcular la cantidad a ingresar. En tal caso podríamos encontrarnos con una cuota mayor de la que debíamos haber tenido que pagar. En un supuesto más grave, en el que se entienda que existe una ocultación intencionada, podrían aplicarse sanciones económicas e intereses de demora. También conllevaría el riesgo de tener que enfrentarse a un procedimiento de inspección fiscal, lo que aumentaría considerablemente la carga administrativa y provocaría la posibilidad de tener que hacer frente a la consideración de otras posibles infracciones.

Otros errores frecuentes en la declaración de la Renta

Uno de los principales errores radica en no beneficiarse de las deducciones fiscales que existen. Son muchas las deducciones que existen, tanto de ámbito estatal como autonómico, que pueden reducir la base imponible, como pueden ser las deducciones por vivienda habitual, por familia numerosa o por inversiones en mejoras de eficiencia energética. No incluirlas es pagar siempre más de lo que se debe y perder oportunidades de ahorro.

Declaración individual o conjunta

Hacer la declaración de forma individual es otro error a tener en cuenta. Antes de realizarla, conviene calcular cuál de las dos permite un ahorro más efectivo para la unidad familiar. En muchos casos se logra una cantidad importante a través de la declaración conjunta, y por no revisar este aspecto se podría perder el derecho de aplicar por cientos de euros en deducciones y/o reducciones fiscales.

Datos fiscales y otros descuidos comunes

La Agencia Tributaria proporciona un borrador de los datos obtenidos de empresas y entidades financieras; es posible que dicha información contenga errores o bien que no esté actualizada. Por lo tanto, no revisarlo puede conducir a pagar de más o a recibir un requerimiento posterior. Lo más adecuado es revisar el borrador con calma y corregir lo que no corresponda antes de la presentación final.

Ignorar los rendimientos en especie

Los rendimientos en especie como los seguros de salud pagados por la empresa o los vales de comida también suponen una tributación. No incluirlos podría llevar a hacer una declaración complementaria en otro momento con los respectivos costes. Si no los declarábamos bien puede llevar a sanciones no esperadas y provocando que la cantidad total a considerar fuera a incrementarse.

Es importante evitar estos errores para sacar el máximo beneficio la declaración de la renta y para evitar las consecuencias que puedan derivarse de estos errores. Repasar todo lo relacionado con los ingresos, hacer las deducciones correspondientes y contrastar todos los datos fiscales puede suponer un cierto ahorro y servir para evitar complicaciones con Hacienda en el futuro.