Las valoraciones póstumas tras el fallecimiento del Papa Francisco pasaron veloces por Bambú 12. Ese lunes 21 de abril el partido expresó su pésame. Primero lo hizo el presidente de Vox, Santiago Abascal, por redes sociales: "Nos unimos a las oraciones de millones de católicos por el alma del Papa Francisco. Descanse en Paz". Le acompañó por los mismos medios la portavoz parlamentaria, Pepa Millán: "Recordaremos su compromiso con los más desfavorecidos" así como su afán por "recuperar el carácter luminoso de la fe. Que el Espíritu Santo ilumine a los cardenales y a la Iglesia".

Por otro lado, el portavoz nacional, José Antonio Fúster, se pronunció en sentido similar en una rueda de prensa posterior, indicando que se unían "al sentimiento de dolor de cientos de millones de católicos" y "a las oraciones por el eterno descanso de su alma". Fúster fue más allá. Confió que "con una mirada responsable ante los nuevos retos del mundo" los cardenales en el cónclave eligieran "al mejor sucesor". Preguntadas fuentes nacionales del partido entonces, éstas negaban profundizar en valoraciones sobre el pontificado que terminaba. "No nos corresponde como partido", se limitaban a trasladar.

Lo cierto es que pese a coincidir con el marco básico de la Iglesia Católica, de valores y tradiciones, la mirada que aportó al Vaticano el Papa Francisco chocaba de bruces con la línea ideológica de Vox. Manteniendo el respeto a la institución que representaba, las referencias previas hasta la muerte del argentino han sido de combate a su doctrina. Hasta el punto de tacharle de "ciudadano Bergoglio" a principios de 2019, antes de una visita al Vaticano. También un año después, en pleno confinamiento tras rechazar su apuesta por la existencia de un salario universal, despojándolo verbalmente de su carácter eclesiástico.

"Su opinión me parece respetable pero no la comparto. Creo que a Dios es lo que es de Dios, y al César lo que es del César. Los políticos tenemos que hablar de medidas políticas. No tenemos que dar lecciones de si se debe dar o no la liturgia o la comunión, como hacen algunos otros políticos. En eso no entro", dijo Abascal en mayo de 2020, en el Congreso de los Diputados en pleno confinamiento.

Vox acababa, por entonces, de estrenarse en la vida política nacional institucionalizada con un primer Gobierno de coalición de izquierdas al frente. Y lo hacía apostando por ejes como el antimigratorio, negacionista del cambio climático o tradicionalista en lo que respecta a las cuestiones de género o el colectivo LGTBI. Un horizonte antagonista a lo que ha venido pregonando Francisco, de perfil muy progresista, hasta su muerte, durante el cambio de rumbo que dio a la Iglesia durante su pontificado.

El tema de la Memoria Histórica también fue motivo de discrepancia. En una entrevista en La Sexta, Bergoglio mostró su asombro por la aún existencia de fosas comunes de represaliados de la Guerra Civil. Dijo que deberían estar identificados y enterrados de forma individualizada. Ante ello, el número dos el grupo andaluz y ahora presidente de Solidaridad, Rodrigo Alonso, apuntó que "si lo dice don Francisco, sacerdote del origen argentino, no lo acatamos". Vox, por entonces solo tenía representación en Andalucía y se planteaba el debate de cumplimiento de la legislación en Memoria Histórica a la vez que el cumplimiento de los acuerdos externos para el primer Gobierno de Juanma Moreno.

La mirada que aportó al Vaticano el Papa Francisco chocaba de bruces con la línea ideológica de Vox. Abascal lo rebajó a 'ciudadano Bergoglio'

En Vox tampoco recibió bien la buena relación del entorno de Francisco con el Gobierno del PSOE y Sumar. Con figuras como la de Félix Bolaños, Margarita Robles e incluso Yolanda Díaz. Menos aún que el Gobierno vaticano no interviniese en los planes de resignificación del Valle de los Caídos y la exhumación de Francisco Franco y José Antonio Primo de Rivera, una hoja de ruta tildada como de "enfrentamiento entre españoles". Aunque El Independiente acreditó que el Gobierno anterior de Sánchez mintió al asegurar que contaba con pleno respaldo del Vaticano para esos cometidos —a través de una carta del secretario de Estado Pietro Parolin—, sí es cierto que la Santa Sede dejaba en manos del Gobierno de Sánchez y de su interlocución con la Iglesia local cualquier proceso a emprender.

Entre los consensos está la continuidad de la basílica, la cruz y la estancia de los monjes benedictinos a excepción de su ex prior, Santiago Cantera. El lugar se resignificará en un museo de memoria, algo a lo que se opone Vox. También creen que la cruz acabará derribada. Desde Abogados Cristianos, uno de los satélites vinculado al partido, se ha demandado ya al nuevo Papa, apelando a sus raíces españolas, que "proteja" el lugar y la cruz.

La distancia ideológica se mantiene con León XIV

Lo más cerca que estuvo de Abascal fue cuando éste, en septiembre de 2019, meses antes de sus declaraciones, visitó el Vaticano para reunirse con el cardenal guineano Robert Sarah, uno de los papables en este último cónclave y que representa al ala más conservadora de la Iglesia. Uno de los más críticos con Francisco. De hecho, la escasa referencia que ha hecho Abascal al nombramiento del nuevo Santo Padre, León XIV, ha sido, primero, a través de Sarah mediante el repost de uno de sus comentarios el jueves pasado en X. "¡Dios nos cuida, Dios nos ama a todos, y el mal no prevalecerá! Todos estamos en las manos de Dios. Por lo tanto, sin miedo, unidos de la mano con Dios y entre nosotros, avanzaremos", repitió Abascal de Sarah, que hizo alusión a uno de los fragmentos del primer discurso del nuevo Papa.

Le siguió el mensaje directo: "Desde Vox deseamos a León XIV un gran pontificado para provecho de toda la Iglesia". Con un claro mensaje direccionado hacia un cambio de aires "provechoso". Ese comentario lo compartió el partido y la única posición compartida por sus principales representantes. No se entra en detalles de manera precipitada. Como ocurrió con Francisco, sus acciones irán justificando pronunciamientos —o no— en el futuro. Aunque de momento es patente que pese al perfil más moderado del ex cardenal Robert Francis Prevost, éste sigue siendo continuista de Francisco y más progresista que Vox y en trazos gruesos se desmarca de las principales líneas defendidas por los de Abascal.

Es un claro defensor de los migrantes, una inspiración que le viene de su antecesor León XIII, apodado el 'Papa obrero' por su apoyo a los trabajadores desde posiciones alejadas al comunismo. Eso le conecta con el pontificado anterior, donde Francisco se mostró contrario a las políticas de Donald Trump en esta materia en la anterior legislatura y en la actual, con el anuncio de deportaciones masivas, que ya llevó a complicados contactos al Vaticano con Washington.

Aunque por ahora la recepción de Trump o de JD Vance —converso al catolicismo— ha sido buena, el devenir de los acontecimientos puede elevar la tensión con este ciudadano estadounidense —con nacionalidad peruana— que, pese a todo ha desarrollado su actividad mayoritariamente en Perú y Roma. Apenas tiene falta de renombre dentro de la Iglesia Católica de EEUU. La opción del trumpismo era el arzobispo de Nueva York, el conservador Timothy Dolan. Prevost además es un claro defensor del control del uso de armas, de los derechos de las minorías sociales, la diversidad, y se adhiere al combate del cambio climático. El despliegue de esos valores en el pontificado o el choque con Trump puede llevar a una oposición clara de Vox al nuevo Papa. De momento, el partido actúa con normalidad ante el estreno.

Fuera de la oficialidad, círculos externos del trumpismo como la activista y bloguera Laura Loomer ya empiezan a reprobar el nombramiento. Haciendo alusión a una antigua cuenta de X atribuida a Prevost, en la que éste apuntaba que "la retórica antinmigración es un problema", Loomer escribió el jueves: "Él es anti-Trump, anti-MAGA, pro-fronteras abiertas y un marxista total como el Papa Francisco. Los católicos no tienen nada bueno que esperar. Sólo otra marioneta marxista en el Vaticano". El ex ideólogo de Trump, Steve Bannon consideró que "es la peor elección posible para los católicos del movimiento MAGA".

Entre prudencia y celebración en la esfera externa de Vox

El nombramiento de León XIV ha generado una disputa en redes entre las corrientes más ultraconservadora, que comulga y apoya externamente a Vox, y más progresista por tejer el relato de a qué tendencia se aproxima más el nuevo Papa según qué posición tiene respecto a la agenda contemporánea. Hay desde apelativos al carácter woke del Pontífice, hasta una defensa acérrima por defender que pese a no aproximarse quizá a Trump, tiene rasgos conservadores. Cuentas como Spainball, vinculado a Vox y asesor del partido en Cataluña, hacen mella en los factores negativos como el posicionamiento respecto a la inmigración o al clima. "En otros temas parece una mejora. La clave es si continuará la reforma [de la Iglesia] o no. Recemos".

Tanto él, como otras cuentas fuera de Vox pero sí del espacio ultraconservador como Alt-Right España han viralizado un vídeo del año pasado en una homilía en Texas en el que Prevost alude a la necesidad de flujos migratorios ordenados, algo que apunta a la finalidad de calmar la incertidumbre ante los posicionamientos que pueda tener el Papa próximamente. "Es un problema enorme, y es un problema mundial, no solo en este país. Debe haber una manera de resolverlo, pero también de tratar a las personas con respeto", añade, pese a todo. La tendencia se repite en multitud de cuentas similares, sin atribución real.

Por el lado más 'oficial', desde Hazte Oír, celebran el nombramiento. No hay posición crítica ni cautela ante los posicionamientos progresistas. La cuenta de la organización ultracatólica antes de conocer el nombre demandaba a alguien que no cediese "a la ambigüedad" moral. "Que defienda sin titubeos la vida, la familia y la libertad: pilares amenazados de nuestra civilización". Su presidente, Ignacio Arsuaga, al igual que —su amigo— Abascal, replicó otras palabras de Sarah, con quien tiene más afinidad: "¡Gran alegría! !Que Dios bendiga abundantemente al Papa León XIV! ¡Oramos con fervor!".

Desde los jóvenes de Revuelta, organización vinculada a Vox, no ha habido posicionamiento. Sí lo han hecho a título particular algunos de sus portavoces vitoreando la elección del nuevo Papa.

Sí ha habido polémica esta semana con la publicación en InfoVaticana —digital propiedad de Gabriel Ariza, asesor de Abascal en Vox— de una información dos días antes de la elección en la que se relataba el encuentro en la Plaza de San Pedro del Vaticano con Prevost. "El cardenal nos afeó la publicación del informe completo que detalla las graves acusaciones de encubrimiento de abusos sexuales durante su etapa como obispo de Chiclayo y superior agustino en EEUU", esa noticia, cuando Prevost ya sonaba como papable. "Lo revelador no fue su gesto, sino sus palabras. Lejos de negar la veracidad de los documentos, las acusaciones, los testimonios o los hechos recogidos en el informe, Prevost expresó su frustración" por la difusión de "información reservada". "En ningún caso desmintiendo la información", explica el digital.

La apariencia es que el digital quiere desmovilizar su posible elección. Asegura que "la izquierda eclesial ha estado haciendo campaña por Prevost, colocándolo como su candidato ideal para continuar la agenda del actual pontificado. Sin embargo, ayer vimos el retrato del candidato derrotado: un hombre frustrado porque las sombras de su pasado han salido a la luz y, con ellas, sus aspiraciones al papado se desmoronan".

En concreto, este rumor ha sido agitado por la corriente ultraderechista peruana y estadounidense tras el cierre de Sodalicio de Vida Cristiana en Perú por el Papa Francisco y la destitución del arzobispo de Piura, José Antonio Eguren, uno de sus miembros destacados. Entre otros, por opacidad financiera y encubrimiento de abusos sexuales en esa organización. Tras una investigación de la Congregación para la Doctrina de la Fe, se descartó cualquier implicación de Prevost.

A falta de que el nuevo papado supere el periodo de rodaje, las posiciones en el espacio ideológico español son difusas. La línea que esboce desde el poder, marcará el posicionamiento de estos sectores como ocurrió con su antecesor.