El pasado viernes, Estados Unidos perdió el último sobresaliente que le quedaba a su deuda pública. La agencia de calificación crediticia Moody's considera, años después de que Fitch y Standard & Poor’s optasen por lo mismo, que Estados Unidos ya no es un modelo de solvencia como sí lo son Alemania, Suiza, Singapur, Canadá o Dinamarca. Y lo ha hecho mencionando sus preocupaciones por la deuda de 36 billones de dólares (36 trillion estadounidenses) a la que tiene que hacer frente el país, en un momento en el que además es probable que la economía se ralentice por el impacto de los aranceles y justo cuando se debatía un proyecto de ley de recortes de impuestos que finalmente ha conseguido la aprobación que necesitaba, tras días atascado en el Capitolio, y que llevará a aumentar aún más déficit público.

La decisión ha llevado a que el bono americano a 30 años haya superado este lunes el 5% por primera vez desde agosto 2023, aunque finalmente al cierre de la sesión se situó en el 4,9%. La rebaja de calificación aumentó la presión sobre los precios de los bonos, impulsando sus rendimientos este lunes, y llevando el bono a 10 años a cotizar por encima del 4,5%, dos  barreras psicológicas importantes justo cuando la economía está mostrándose resentida por las medidas de Donald Trump. El pasado primer trimestre, la economía estadounidense se contrajo -un 0,3%- por primera vez desde principios de 2022 en medio de la incertidumbre por los aranceles.

Ya el pasado mes de abril los inversores huyeron de la deuda pública estadounidense hasta tal punto que el presidente se vio obligado a pausar, apenas 14 horas después de que entrasen en vigor, sus “aranceles recíprocos”, aquellos que castigaban a casi todos los socios comerciales de Estados Unidos dependiendo del déficit comercial que el país tiene con cada uno de ellos. “Se estaban poniendo nerviosos”, dijo Trump al explicar por qué había optado por parar parte de los aranceles durante 90 días, hasta el 8 de julio. “Se estaban asustando un poco”.

Los bonos del tesoro estadounidense tradicionalmente han sido un valor refugio para los inversores, y el hecho de que estuviesen vendiéndolos mostraba que su estrategia podía tener graves consecuencias para la economía, peores de las que su Gobierno estaba anticipando, con lo que el Departamento del Tesoro optó por transmitir su alarma al presidente y fue clave en su anuncio.

Con todo, y pese a que el secretario del Tesoro, Scott Bessent, ha dicho que la Administración está centrada en contener los bonos a diez años, el Gobierno de Trump ha criticado la rebaja de Moody’s. "Los expertos están equivocados, de la misma manera que lo estaban sobre el impacto de los aranceles de Trump, que han atraído billones en inversiones, un crecimiento récord del mercado de trabajo, y nada de inflación", ha dicho un portavoz de la Casa Blanca, Harrison Fields, vicesecretario de prensa y asistente especial del presidente. En la misma línea, el director de comunicación de la Casa Blanca, Steven Cheung, ha reaccionado a la decisión de Moody's criticando al economista de la agencia Mark Zandi y diciendo que es un opositor a Trump.

La rebaja de la agencia, de la calificación Aaa, la máxima posible, a Aa1, se explica por el importante déficit del gobierno, que podría incrementar aún más si los republicanos consiguen hacer permanentes las rebajas de impuestos de Trump de 2017, como pretenden. Actualmente, el déficit de EEUU supera el 6,3% del PIB y Moody's espera que aumente hasta el 9% en 2035 -el español cerró 2024 en el 2,4%-, y que la deuda suba hasta el 134% del PIB ese mismo año.

Cuando baja la calificación crediticia de un país, la expectativa es que el coste del dinero que presta el gobierno aumente, porque cuanto mayor sea el riesgo que representa un país, mayores serán los intereses que exigirán los inversores para compensar ese riesgo a cambio de su dinero.

Que baje la calificación de la deuda estadounidense también incrementa la presión sobre la Fed. El presidente de la Reserva Federal de Atlanta, Raphael Bostic, ha dicho este lunes en la televisión CNBC que cree que los tipos de interés solo bajarán una vez este año, porque la institución estadounidense tiene que hacer frente a las presiones inflacionistas al mismo tiempo que a la posibilidad de que el país entre en recesión. En las últimas semanas, el propio presidente de la institución a nivel federal, Jerome Powell, ha dicho recientemente que los aranceles podrían impulsar la inflación y ralentizar el crecimiento, haciendo que sea más difícil bajar los tipos.

En cualquier caso, hay que tener en cuenta que la fortaleza de la deuda estadounidense continúa siendo "excepcional", como recuerda Moody's en su comunicado del viernes, tanto por el tamaño como por la resiliencia y el dinamismo de su economía, y pese a Trump. Porque aunque la agencia no mencione al presidente directamente, sí hace algunas menciones veladas al impacto de sus políticas: "Asumimos que las instituciones estadounidenses y su gobernanza no van a debilitarse materialmente, aunque sean puestas a prueba a veces. En concreto, asumimos que los mecanismos de contrapeso del sistema democrático entre las tres ramas del Gobierno y el respeto por el Estado de derecho continuarán adelante sin cambios significativos".