De vez en cuando sucede que un libro se cuela en todas las conversaciones de la gente que lee libros. Incluso en las de quienes no leen demasiado. El título le llega entonces al lector potencial por varias vías, la recomendación colectiva surte efecto y el libro se vende. Mucho. Durante meses. Y además se lee. Adictiva, irremediablemente, contra los prejuicios, muchos, comprensibles, que pueda despertar, en este caso, "una novela sobre la Guerra Civil en clave de neorrealismo mágico", tal y como define La península de las casas vacías su autor, David Uclés. Desde que se publicó en marzo de 2024, lleva 16 ediciones y más de 100.000 ejemplares vendidos. Y subiendo. Un caso paradigmático de boca a boca, o de boca oreja, como prefieren decir los literales, avalado además por la unanimidad crítica.

El fenómeno promete eclosionar en la Feria del Libro de Madrid que se inaugura este viernes. Durante estas dos semanas largas, Uclés (Úbeda, 1990) tiene programadas 17 firmas en El Retiro. "Hace dos años, con mi segundo libro [Emilio y Octubre] vinieron a verme cinco personas, y tres eran amigos. En la de 2024 ya tuve la sensación de que venía gente. Este año no sé lo que va a pasar", cuenta por teléfono a El Independiente desde su casa mientras plancha una camisa. "Han pasado 15 meses y esta semana, sin haber hecho ninguna entrevista, era el tercer libro más vendido".

Es el chico de moda. Con su aire inocente, la boina calada sobre su denso y leonino flequillo, ha pasado de llevar una vida un poco errante de músico-pintor a codearse con los mandarines de ayer y de hoy, de Juan Cruz a los Javis, de Luis García Montero a su paisano Sabina. Le llaman de todas partes. Ya ha vendido los derechos de su libro para hacer una serie. Pero no pierde la calma. "Todo ha sido muy progresivo. No ha habido vértigo. Me ha salido mucho trabajo, en radio, en prensa, prólogos –la semana que viene se publica una reedición de Entre visillos por el centenario Carmen Martín Gaite con un texto preliminar suyo–. Estoy currando como un loco porque quiero comprarme un pisillo", confiesa con un rescoldo de acento de Jaén. "Porque no tengo la certeza de que yo vaya a poder estar en el candelero toda mi vida".

Macondo en Jaén

Su pueblo, Quesada, es el molde de Jándula, su particular Macondo, del que salen todos los personajes que en La península de las casas vacías reparte por toda España y le sirven para reconstruir la historia de la Guerra Civil. Empezando por Odisto, el patriarca inspirado en su abuelo, a quien comenzó a escuchar sistemáticamente con 19 años, en un ejercicio de historia oral que le ha servido para armar esta novela que empezó siendo familiar y ha terminado siendo un retablo nacional.

"Tomar prestados los pies telúricos y arraigados de Federico García Lorca, el ingenio y la mano de José Luis Cuerda o de Berlanga, el realismo mágico de Gabriel García Márquez, de Günter Grass, de Salman Rushdie, la belleza de las pinturas de Maruja Mallo y el color y el surrealismo de los lienzos de Magritte", se recrea Uclés en un vídeo promocional de Siruela para explicar su libro. "Mi intención con esta novela es que por un lado el lector se evada de su realidad, por otro que pueda viajar por absolutamente toda la Península y revisitar lo ocurrido durante la Guerra Civil".

Premisas fuertes y para algunos disuasorias. Confiesa Uclés que siendo adolescente leyó las 20 primeras páginas de Cien años de soledad y tuvo claro que quería hacer "un Macondo íbero", aunque no siguió leyendo la obra maestra de García Márquez "para que no hubiera contaminación ni influencia". Desacomplejado pero minucioso, ha tardado quince años en dar forma a esa geografía imaginaria a la que hace unos siete, a medio camino, se le cruzó la Guerra Civil. Insospechadamente, ambas cosas, la guerra y el realismo mágico, se han llevado bien y el escritor ha logrado vencer los prejuicios de la mayoría. "Mucha gente me ha transmitido esa desconfianza, que es común y normal, probablemente a mí como lector también me habría pasado. Los libreros han sido fundamentales, sobre todo al principio, para tranquilizar al público".

Un libro de libreros

Uno de esos libreros ha sido Paco Goyanes. Cálamo, la librería de Zaragoza que dirige desde hace más de 40 años junto a su mujer, Ana Cañellas, es una de las más importantes de España. Los premios que entregan anualmente son un acontecimiento local y un referente nacional. En su última edición, el galardón al Libro del Año, elegido por los lectores, recayó en La península de las casas vacías. "El acto de entrega en el Teatro Principal siempre es una gran fiesta, pero este año batimos récord de asistencia. Muchos vinieron porque querían escuchar a David", explica por teléfono desde la librería maña. "Se ganó a la gente con su naturalidad y su simpatía".

Paco Goyanes y Ana Cañellas en la librería Cálamo de Zaragoza.
Paco Goyanes y Ana Cañellas en la librería Cálamo de Zaragoza. | B. M.

Goyanes confiesa que de primeras se encontraba entre los escépticos que desconfiaban de aquello del realismo mágico aplicado a la guerra. "Yo lo comencé a leer con reticencia, aunque a Ana le había entusiasmado, pero enseguida me enganchó. El libro tiene esa magia, realmente David hace que la cosa funcione con una naturalidad tremenda. Me sorprendió desde el inicio por su descaro y su capacidad de construir una entramado tan característico, con tantos personajes, manejándolos a su antojo, haciéndose presente como narrador, sugiriéndote piezas musicales para que las escuches mientras lees un determinado capítulo, haciendo cosas que no le consientes a ningún escritor. Está maravillosamente escrito y todo tiene sentido".

Con todos esos argumentos lo ha recomendado, y mucho, a sus clientes. "Siempre tenemos una pila de ejemplares, la gente lo demanda y se sigue vendiendo muy bien. Es uno de esos fenómenos que se da muy de vez en cuando. Además, Siruela apostó fuerte por él".

Un camino arduo

Cuenta David Uclés que a Julio Guerrero, su editor en Siruela, le llegó el manuscrito de La península de las casas vacías un viernes y que el lunes ya le hizo una oferta para contratarlo. Tuvo el olfato para creer en él, como ya había hecho en el caso de otro de los éxitos recientes de la casa, El infinito en un junco, de Irene Vallejo. Pese al riesgo de editar un libro voluminoso (700 páginas), y por tanto caro, de un autor desconocido.

Pero el camino hasta las puertas de Siruela, uno de los sellos más solventes y prestigiosos de España, fue de todo menos fácil. "Hace siete años estuve a punto de publicar el libro con una editorial demasiado comercial. Un agente se interesó y me ofrecieron un contrato. Lo tengo todavía en el mail. Lo llegué a firmar pero nunca lo mandé. Se enfadaron mucho conmigo. Pero yo ya llevaba ocho años de trabajo, iba siendo consciente de lo que estaba escribiendo y que si le dedicaba más tiempo podía convertirse en algo mejor, y por eso me eché para atrás. Fue un milagro, una decisión muy madura, y ahora lo celebro. Es una locura cómo he tenido tanta paciencia, porque estaba muy frustrado. Tenía los noes de todas las editoriales, todos los premios medianos y grandes me la habían echado para atrás, se la había dado a leer a un par de escritores que pensaba que me podían ayudar pero no hubo suerte, y de repente, cuando tengo un sí, me lío la manta a la cabeza y me pongo a reescribirlo".

Para ello, en 2022 contó con el respaldo de dos becas, la Montserrat Roig y sobre todo una Leonardo de la Fundación BBVA que le permitió conocer los lugares de España donde había situado a sus personajes para ambientarse y documentarse, asumida ya la ambición de contar una historia mágica de la Guerra Civil. En diez meses recorrió 25.000 kilómetros y 80 ciudades.

Aun con el aval que supone ser un becado Leonardo, las dificultades no cesaron de la noche a la mañana. Marina Penalva, agente literaria de Casanovas & Lynch, contactó con él y le echó un vistazo al libro, pero no le contrató. Lo que sí hizo fue pasarle el manuscrito a su amigo Julio Guerrero, de Siruela. Mientras, Uclés, por fin, después de llamar a la puerta de todas las agencias del país, encontró acomodo en una de las mejores, MB, gracias a que un chico con el que había tenido una cita le pasó el contacto adecuado. De repente todo le salía bien al mismo tiempo. El resto es historia.

"David tiene algo especial"

Se da la circunstancia de que la directora de Siruela, Ofelia Grande, formó parte en 2022 de la comisión evaluadora que concedió la Beca Leonardo a David Uclés. ¿Recuerda haber valorado aquel proyecto que acabaría convirtiéndose en el penúltimo long seller de su editorial? "Los miembros de la comisión no podemos hablar de las deliberaciones", responde a El Independiente esta experta en facturar libros que se siguen vendiendo durante años: la Biografía del silencio de Pablo d'Ors, Imperiofobia de María Elvira Roca Barea, el ya citado El infinito en un junco, La península de las casas vacías y, más recientemente, El puente donde habitan las mariposas, de Nazareth Castellanos, que en pocos meses lleva casi cuatro ediciones y 40.000 ejemplares vendidos.

Ofelia Grande, directora de Siruela.
Ofelia Grande, directora de Siruela. | Marta Fernández / Europa Press

El secreto de este toque maestro es que no hay secreto. Es una combinación de azar y trabajo. "En esta casa afortunadamente se juntan muchas cosas. Editores con buen gusto literario y un departamento de comunicación que apoya a los autores y no se olvida de ellos. Creo honestamente que somos un gran equipo, muy cohesionado y coordinado. Y tenemos una red enorme de prescriptores, libreros y bibliotecarios que nos tratan con especial cariño. Somos conscientes de que para que un libro nos funcione a nosotros hay que hacer mucho más trabajo que en un gran grupo". Pero para que un libro tenga éxito, además de su calidad y de la pericia editorial, ayudan otras muchas cosas. Como que "el autor tenga algo de personaje, que sea diferente", apunta Grande. "Y David tiene algo especial. Se maneja bien en las redes, apoya a la editorial, es disciplinado y ordenado para ir a clubes de lectura, a presentaciones, se deja guiar y acompañar". 

¿Qué le llamó la atención del libro cuando llegó a sus manos? "Era distinto. Se ha escrito mucho sobre la Guerra Civil, pero esta era una forma muy original de ver nuestra historia, y de quitarle un poco de solemnidad y acercar el tema a un tipo de lector más joven, como el propio autor. Y de saber un poco más también no solo lo que pasaba en los frentes sino en las casas, en las familias, y todo con este registro tan maravilloso que tiene David".

Un libro de consenso

Hay quien dice que Uclés ha conseguido con La península de las casas vacías lo que hizo Patria, de Fernando Aramburu, con ETA: desbloquear el tema y crear un libro de consenso en el que se puedan encontrar lectores de todas las sensibilidades. "Para mí es más simple de lo que parece", afirma él, quitándose importancia. "Contar un conflicto o una herida histórica no es difícil. Te pones a investigar, contrastas, plasmas sin juicios… No me fue complicado. Quería mostrar, resumir todas las barbaridades de la guerra sin omitir las responsabilidades. Mucha gente, sobre todo parte de la izquierda más polarizada, que creo que no se ha terminado el libro, dice que soy equidistante. No lo soy, lo que hago es señalar todo. Este país debería aprender a ver el conflicto sin las gafas políticas contemporáneas. Si tú eres de izquierdas o derechas y alguien próximo a ti lo hizo mal tienes que tener honestidad para reconocerlo".

Dice David Uclés que se mueve por ambición. Y que tiene "varias ideas muy ambiciosas" para su próximo libro. Una novela "que pueda superar a esta, en arquitectura, en trasfondo…". Pero está preparado para que no salga o para que no guste. "No sé hasta qué punto voy a seguir ahí. Por eso estoy trabajando ahora mucho. Y no me quita el sueño. Yo lo que quiero es irme a Praga a escribir, o si no a tocar el acordeón en el Puente Carlos. O a Dinamarca a aprender el oficio del pan. Tengo ganas de irme al campo un año con un piano para hacer un disco solo de piano... No pasa nada si no estoy en el candelero. Lo que sí sé es que la vida de esta novela va a ser larga. Ya va sola. Y yo me hice escritor por esta novela".