Fedea, la Fundación de Estudios de Economía Aplicada, ha propuesto un sistema de jubilación más flexible y gradual, que permita compatibilizar pensión y trabajo. Un estudio estima que, a pesar de la mejora en la salud, hombres y mujeres mayores trabajan menos que en el pasado. Se plantea diseñar políticas para alargar la vida laboral, eliminar rigideces normativas y ofrecer incentivos a quienes deseen seguir activos.
Según la información recogida por la agencia EFE, el estudio muestra que, en 2018, un hombre de 71 años tenía la misma tasa de mortalidad que uno de 63 en 1977, pero su empleo era 57 puntos inferior. Para las mujeres, la diferencia también es notable, aunque menor por su mayor incorporación laboral. "Los hombres podrían trabajar 8 años más y las mujeres 6 años más, sin un deterioro de salud mayor que generaciones anteriores", explican.
Fedea considera que hay un potencial laboral sin explotar en la población sénior, que podría mitigar el impacto del envejecimiento en las pensiones y el mercado laboral. Los resultados muestran una gran capacidad latente de trabajo en edades avanzadas que no se aprovecha. La prolongación voluntaria de la vida laboral "debe verse como una palanca de sostenibilidad y bienestar".
A su juicio, la salud de los mayores ha mejorado continuamente, pero esta mejora no se ha traducido en un aumento equivalente de la participación laboral avanzada. La tasa de empleo cae abruptamente desde los 60 años, pese a la estabilidad de la salud, debido a barreras institucionales, laborales o culturales.
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