Alemania no da un no rotundo a la posibilidad del reconocimiento de la oficialidad del catalán, del gallego y del euskera en la Unión Europea. Comprende "bien" el interés de España, pero la manera de "resolverlo" aún se tiene que ver y estudiar, y en todo caso defiende que en el futuro no harán falta intérpretes y se podrán emplear más lenguas en las instituciones comunitarias sin problemas (y sin un coste añadido) gracias a la inteligencia artificial.
El canciller germano, el democristiano Friedrich Merz, por tanto, da largas por ahora al Gobierno. Fue este uno de los temas de conversación que abordó con Pedro Sánchez este jueves en la Moncloa, en el marco de su primera visita oficial a España desde que asumió el cargo. Una cuestión de actualidad sobre todo doméstica, porque el Ejecutivo sufre de nuevo las tensiones con Junts —este mismo jueves se encontró la delegación del PSOE encabezada por el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero con Carles Puigdemont fuera de España—, y la oficialidad del catalán es una exigencia constante por parte de los posconvergentes, pero obviamente no fue la materia central de la reunión de Sánchez y Merz, de aproximadamente una hora, en la que el conflicto en Gaza estuvo muy presente. Los dos líderes comparten el objetivo final, la solución de los dos Estados, Israel y Palestina, pero discrepan tanto en la calificación de lo que está ocurriendo allí —Alemania rechaza llamarlo "genocidio"— como en la necesidad del reconocimiento del Estado palestino, que España ya ha hecho y que Berlín entiende como el último paso. Y ambos sí critican abiertamente al Gobierno de Benjamin Netanyahu por la matanza de más de 60.000 personas en la Franja.
La oficialidad del catalán, del euskera y del gallego afloró en las preguntas de los periodistas, después de la intervención inicial de los dos mandatarios. Alemania se ha opuesto hasta ahora al reconocimiento de un mayor estatus para las lenguas cooficiales españolas, y para que la UE atienda la petición del Gobierno de Sánchez, a su vez muy presionado por Junts, se requiere la unanimidad de los Veintisiete.
El jefe del Ejecutivo admitió que el tema estuvo sobre la mesa. "He tenido ocasión de poderle trasladar al canciller cuál es la posición del Gobierno de España. Es pública, es notoria. Y, efectivamente, exige unanimidad. Es verdad que llevamos 40 años esperando este momento y espero que podamos lograrlo en un futuro no muy lejano", manifestó, dando ya por hecho que ese reconocimiento, si llega, no será en ningún caso inminente.
Y Merz, a continuación, lo confirmó. Ambos habían hablado de las lenguas, corroboró, y conoce la posición española. Recordó que él había sido eurodiputado (de 1989 a 1994) y sabe "cuán complicado es el servicio de idiomas en la UE" y cómo cada lengua nueva "multiplica la necesidad de traducciones". No obstante, cree que "a medio plazo podría haber una multitud de lenguas" y podría ser "una muy buena solución" confiar en el trabajo de la inteligencia artificial. "Ya no necesitaremos a intérpretes. Vamos a poder entender y hablar en todos los idiomas de la UE". Pero para eso, asumió, "todavía pasará un poco de tiempo". El líder democristiano dijo entender los "desafíos lingüísticos" que hay en España, porque hay idiomas "muy distintos que no se entienden entre sí", así que comprende "muy bien" el interés del Gobierno. "¿Cómo resolverlo? Eso ya lo tendremos que ver", acabó.
Sánchez fue preguntado además por la reunión de Zapatero con Puigdemont, pero aseguró no tener "información". "He estado toda la tarde liado. Cuando tenga información, la sabrán ustedes seguro antes que yo", concluyó. Ni PSOE ni Junts han facilitado ningún dato de la cita de este jueves fuera de España, como ha ocurrido en todas las ocasiones anteriores, con el argumento de que solo se comunican los acuerdos, pero entretanto los contactos son discretos.
Tanto en su respectiva intervención inicial como en el turno de preguntas, Sánchez y Merz visibilizaron sus diferencias respecto al ataque de Israel sobre Gaza. Los dos sí creen que caben severos reprechos a Netanyahu, pero no comparten cuál debe ser la respuesta frente a él. El presidente español subrayó primero que Alemania ha apoyado las resoluciones de la Asamblea General de la ONU en las que se ha instado a Israel a cesar la violencia, permitir el acceso de la ayuda humanitaria y caminar hacia la solución de los dos Estados. Una salida en la que coincide el canciller. Pero el Gobierno federal germano, mantuvo, no se plantea el reconocimiento del Estado palestino. Este, de hecho, debería ser "uno de los últimos pasos hacia la solución de los dos Estados". "No es ninguna sorpresa. Tiene que ver con la historia de Alemania", justificó. A Berlín le sigue pesando, y mucho, la culpa por el Holocausto, la matanza de más de seis millones de judíos. Pero "debe ser posible la crítica al Gobierno israelí", no para "incitar al odio contra los judíos", y los dos mandatarios están "de acuerdo" en esto, señaló.
¿Lo que está ocurriendo en Gaza es un genocidio? "No hemos entrado en cómo calificar lo que está sucediendo", indicó Sánchez. Ambos, durante su reunión, explicaron su respectiva posición. Y la de España es clara: sí cree que el mundo está presenciando un genocidio por parte de Israel, como ha apuntado la comisión de investigación de la ONU esta misma semana. Y el 82% de los españoles, citó, lo llama así, según ha constatado el Real Instituto Elcano. "Lo importante, lo decisivo, es que los dos gobiernos estamos unidos en los objetivos. Tendremos discrepancias en cuáles son los caminos para llegar a ese objetivo", resolvió el presidente español. Remarcó que el fin que persigue la UE es la "coexistencia pacífica" entre Palestina e Israel y un "horizonte político que pueda dar estabilidad necesaria a Oriento Medio", que el sufrimiento del pueblo gazatí "acabe" y que la ayuda humanitaria pueda entrar. El líder socialista midió mucho sus palabras y quitó hierro a las discrepancias con Berlín, consciente de que Alemania es tal vez el país europeo más próximo a Israel, por su historia, igual que la historia española explica su mayor cercanía con Palestina.
"No compartimos la descripción de genocidio", contrapuso Merz. Pero Alemania, como España, admitió, es consciente del "grandísimo sufrimiento" de la población de la Franja, y los dos países comparten que la respuesta de Israel no es "proporcional". Pero, para Berlín, "esta guerra cesará cuando Hamás libere a los rehenes y deje las armas. En cuestión de horas, Hamás puede poner fin a esta guerra". Alemania también comparte la "crítica respecto al procedimiento". Es decir, que cree que Israel pueda eliminar a la organización terrorista masacrando a Palestina. El canciller recordó que su Gobierno ya acordó hace semanas no suministrar armas a Tel Aviv, una decisión de la que se felicita, ha sido la "mejor opción".
La Comisión Europea ya ha presentado la propuesta de suspensión de las concesiones comerciales a Israel y las sanciones a los ministros extremistas y los colonos violentos. La respuesta de Berlín y Madrid, de nuevo, es diferente. Sánchez mostró su total apoyo a las medidas planteadas por Ursula von der Leyen. Es más, recordó que su Ejecutivo ya había pedido hace más de un año la suspensión del acuerdo de asociación entre la UE e Israel por entender que Netanyahu estaba "violando" el artículo 2, el relativo al respeto a los derechos humanos.
El presidente del Gobierno reiteró entonces que España es "un pueblo amigo del pueblo de Israel", repitió que su Ejecutivo ha condenado desde el principio el atentado de Hamás del 7 de octubre de 2023 y ha exigido la liberación de todos los israelíes. Pero España, advirtió, es un país que "ha sufrido el terrorrismo desde hace mucho tiempo". El terrorismo de ETA, ya desaparecida, y el yihadista, con su experiencia del atentado del 11-M, el mayor de la historia en suelo europeo, y por eso sabe que la vía de salida no es la que está empleando Israel. "Al terrorismo no se le vence como lo está haciendo el Gobierno de Netanyahu, no se le vence haciendo un ataque indiscriminado sobre la población civil, con más de 60.000 muertos". Porque el resultado, razonó, no será solo un Israel "más aislado", sino también un país y una región más "inseguros". Por eso Sánchez cree que la estrategia de Tel Aviv es "profundamente equivocada". Y a España le inquieta también, siguió, porque le "preocupa y le ocupa" la estabilidad de una región tan relevante como la cuenca mediterránea.
Merz, en cambio, no adelantó la posición de su Ejecutivo acerca de la propuesta de sanción planteada por Von der Leyen: se escudó en que la semana que viene deliberará el Gobierno federal y también el Bundestag, y él mismo expondrá la posición alemana en la cumbre informal de líderes europeos del 1 de octubre en Copenhague, la capital de Dinamarca, país que en este semestre ejerce la presidencia rotatoria del Consejo de la UE. Eso sí, precisó, el Ejecutivo germano está "del lado de Israel". "Pero eso no significa que comparta todas las decisiones tomadas por el Gobierno de Israel, y lo he dicho en numerosas ocasiones", agregó.
Esta primera visita oficial del canciller a España sirvió también para que expresara su opinión sobre la pasada cumbre de la OTAN, la celebrada en La Haya el pasado junio, en la que los aliados se comprometieron a un gasto militar del 5% del PIB, aunque España había cerrado con el secretario general de la organización que podría cumplir con las capacidades asignadas con el 2,1%. Sánchez, ante los medios, puso en valor el salto dado por su Ejecutivo en la inversión en defensa: del 0,9% que había cuando llegó a la Moncloa, en 2018, al actual 2%, porcentaje ya certificado por la OTAN. España, presumió, ha "cumplido" y es "un aliado lógicamente fiable para el resto de Estados miembros".
Merz aseguró que conocía perfectamente la posición española. Valoró primero el "impresionante" esfuerzo hecho por España para alcanzar en este 2025 un gasto militar del 2%. Y después asumió que todos los Estados miembros están "muy lejos" del 5%. Los aliados acordaron alcanzar ese umbral de aquí a 2035, con un gasto del 3,5% en defensa pura y otro 1,5% en cuestiones relacionadas como las infraestructuras, la ciberseguridad o el impulso a la innovación. "Todos nos tenemos que acercar a eso, pero vemos la senda que ha tomado España y saludamos el esfuerzo y el compromiso del Gobierno de España y sabemos perfectamente que en el futuro hará falta todavía más y que todos tendremos que hacer todavía esfuerzos más grandes", despachó. Es decir, que al final todos los países de la OTAN deberán gastar más en el futuro.
Los dos líderes fueron preguntados asimismo por el proyecto que España, Alemania y Francia: el Futuro Sistema Aéreo de Combate (FCAS), el caza europeo que tardará años en estar operativo. La iniciativa se halla paralizada ahora por diferencias entre París y Berlín. Merz apuntó que comparte con Sánchez que la situación no es satisfactoria porque no hay avances, y ambos quieren que se llegue a una solución con Francia antes de final de año. Sánchez asintió: "El interés de España en este proyecto es genuino, es total, es absoluto", pero se tiene que materializar, avisó, "con las condiciones que habíamos prefijado los tres países".
España y Alemania coinciden, por descontado, en su total apoyo a Ucrania frente a Vladimir Putin, y también en la necesidad de una Europa "más fuerte, unida, competitiva, justa y sostenible". Y la hoja de ruta para ganar en competitividad y crecimiento, siguió, la marcaron los informes de los ex primeros ministros italianos Enrico Letta y Mario Draghi. Ambos mandatarios también pusieron de relieve su impulso a las interconexiones energéticas. Sánchez agradeció el "empeño" de Berlín en mantener "viva" la llama de las interconexiones del sur de Europa con el resto del continente.
Merz es aliado político en Europa de Alberto Núñez Feijóo. Ambos pertenecen a la familia popular europea y ambos se verán mañana en Madrid. Pero el canciller y el presidente del Gobierno se esforzaron en visibilizar sintonía personal y política, pese a las diferencias sobre Gaza, e incluso señalaron que han quedado en mantener la interlocución para fortalecer los puentes entre socialdemócratas, populares y liberales en la Eurocámara y dejar aislada así a la ultraderecha, con quien sin embargo el PP no tiene problema en pactar en España.
Sánchez insistió en que esa mayoría de las tres grandes familias políticas es "muy positiva" para Europa, primero para elegir un colegio de comisarios alineado con sus prioridades y también para que se aprueben medidas en la línea de lo indicado por Draghi y Letta. Merz recordó que los socialdemócratas están liderados en el Parlamento Europeo por una española, Iratxe García, y los populares, por un alemán, Manfred Weber, y ahora se va a apuntalar la colaboración entre los dos grandes grupos. Sánchez y Merz, explicó el canciller, hablarán entre ellos para resolver las "divergencias" entre socialistas y conservadores. Porque él también quiere que la "mayoría" que conforman ambos grupos y los liberales "siga siendo activa". "Los dos queremos ayudar", sostuvo. Es decir, que se reforzará el diálogo Madrid-Berlín para que la mayoría del "centro político europeo", como lo definió Sánchez, se robustezca.
Los vínculos bilaterales entre España y Alemania, insistieron los dos mandatarios, son excelentes. Y lo seguirán siendo, prometió. Merz, desde luego, siente España como una segunda casa, dijo satisfecho: es el país de sus vacaciones de infancia, cuando veraneaba con su familia en Cullera. Una intensa relación que ahora está en otro plano, el político, el que corresponde a dos grandes países europeos, socios y promotores de un mayor avance en la UE.
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