Bambú respira tranquilidad ante la posible convocatoria de elecciones anticipadas por parte del PP en Extremadura antes de final de año, las ya fijadas en Castilla y León para el 15 de marzo del año que viene y otros posibles procesos que puedan darse antes de que Andalucía, a mediados de 2026, ponga la guinda a este nuevo ciclo autonómico. Principalmente por dos motivos.

El primero es que saben que la marca y los objetivos políticos tiran más independientemente de los nombres de las listas o el cabeza de cartel que las lidere. Por lo que si hay que acelerar los trámites para configurarlas rápido, no habrá problemas. Son conscientes de que, además, su votante está muy movilizado. Sobre todo están pendientes de lo que pueda decidir finalmente la extremeña María Guardiola, que amaga con ese adelanto si Vox no respalda sus nuevos presupuestos, tras una prórroga de los anteriores en 2025. Aragón o Baleares, que también sonaban en las quinielas para un adelanto, a día de hoy están lejos de esa idea.

El "chantaje" no gusta a los de Santiago Abascal, que, con todo, consideran que los populares tienen ya todo decidido para dar ese paso. "Ni si quiera nos han llamado" para negociar, afirman. Eso lo desmienten fuentes próximas a Presidencia de la Junta de Extremadura. Además de una reunión conjunta con PSOE, Podemos y Vox a la que el dirigente ultraconservador Ángel Pelayo Gordillo renunció a ir, éstas aseguran que hay negociaciones abiertas y que el jueves pasado hubo un encuentro individualizado al que acudieron el consejero de Presidencia, Abel Bautista, y la de Hacienda, Elena Manzano, en el que Vox quedó en trasladar sus propuestas. "No lo ha hecho todavía", reprochan fuentes populares. El PP pone sobre Vox la responsabilidad.

El segundo motivo para esa tranquilidad de Vox, es que internamente hay convicción de que el partido pasa por uno de sus mejores momentos. Y aunque hay desconfianza a las encuestas públicas, saben que ahora mismo están cerca de romper su techo. "Nos dan entre un 16% y 18%", se refieren fuentes nacionales de Vox a la media de sondeos de empresas privadas. Una mención que denota una clara intencionalidad para una fuerza que rehúye valorarlas por considerar a los sondeos como "movilizadores de opinión" y no un reflejo del momento.

Aunque si hay una duda acreditada entro del partido: concretar qué estrategia se quiere adoptar respecto a los pactos territoriales con el PP. En estos momentos, fuentes de Vox dudan de la idoneidad de volver a querer entrar en coaliciones con los barones de Feijóo, al menos en el caso extremeño o el de Castilla y León. Opinan que las experiencias del último año o toda la legislatura en Baleares -fue la excepción, al no concretarse una coalición en 2023- les han servido para comprobar que puede presionarse para ciertos asuntos con "más intensidad desde fuera".

Todo dependerá de la representación que se obtenga y de la capacidad de presionar. Pero en las negociaciones de presupuestos previas, para este 2025, creen que han conseguido mover a presidentes del PP más que si estuviesen dentro. "Han aceptado nuestro discurso", ejemplifican señalando al rechazo de la inmigración irregular o el pacto verde europeo, con la mirada en Murcia o Baleares.

Vox se ve fuerte en Andalucía y Valencia. Hay más dudas en Castilla y León, donde aún el partido no tiene un candidato oficial a cinco meses de los comicios

Como objetivo de futuro, está el intento de sorpasso a Génova, que hoy está aún muy lejos. Ya Podemos lo intentó sin éxito con el PSOE en sus inicios. Lo que sí empieza a preocupar en el seno popular es que aprecian un ligero transvase de voto a Vox ya desde la izquierda, ven cierta transversalidad.

En Castilla y León los sondeos -escasos por ahora- de antes del verano daban a Vox al menos cinco escaños menos respecto a los trece actuales. Fuentes del partido reconocen que en la región pueden tener un peor resultado porque en 2022 el conflicto entre Isabel Díaz Ayuso y Pablo Casado -que terminó con su salida- favoreció el apoyo a Vox. A ello se añade que no hay un candidato aún definido, aunque se especula que puede ser el presidente de las Cortes, Carlos Pollán.

Junto a Castilla y León, la Comunidad de Madrid es el feudo donde más problemas está teniendo Vox por la competencia de discurso duro de Ayuso. En Extremadura se mantendrían en el peor de los casos. Pero alertan, contra Guardiola, que asumir el discurso combativo de Feijóo contra Vox "puede movilizar a la izquierda" perjudicando a la suma de la derecha.

De lo que no hay duda en Vox, según apuntan fuentes nacionales, es de que hay poca intencionalidad de asumir el compromiso adoptado por Feijóo en el último congreso del PP en julio: no gobernar en coalición con Vox. Sin entrar en detalles, se pone como ejemplo a Sánchez y el sapo que tuvo que tragar con Podemos, de "no poder dormir" a convivir dentro del Consejo de Ministros.

Andalucía y Valencia, los enclaves de mayor crecimiento

En Vox se ven fuertes en Andalucía, a menos de un año para los comicios si no hay adelanto -el PP detecta que Vox puede ser segunda fuerza en Huelva y Almería, por encima del PSOE-, pero también en la Comunidad Valenciana a costa del PP de Carlos Mazón, al que mantuvieron de forma interesada con mayoría para sostenerse al frente de la Generalitat para no generar descontento entre el electorado conservador ante la posibilidad de ver afectado el trasvase de votos. No especifican si se apoyan en encuestas internas del partido. Tampoco si preferirían quedarse fuera si pueden presionar a Juanma Moreno Bonilla para un gobierno de coalición.

Entre los motivos que achacan a ese crecimiento generalizado de Vox, tanto en los territorios con la excepción castellano y leonesa, y especialmente en el ámbito nacional, los de Abascal apuntan a una estrategia clara frente a los "vaivenes" de Feijóo. "Somos claros, y por eso no nos pasa factura ni las salidas, ni las facciones -diferencias internas-", dicen fuentes nacionales de Vox con una crítica a los cismas periódicos recogidos puntualmente por los medios de comunicación. El último, la salida de Juan García-Gallardo.

En cambio, "en el PP siempre están pensando en los votos" y vuelven al "error de Casado", aseguran, recordando que el exlíder popular pasó de coquetear con ellos y algunas de sus ideas a querer aislar a Vox tras la primera moción de censura a Pedro Sánchez. "Todas las estrategias del PP han fallado, es la verdad", y ahora "han pasado del ataque a querer copiarnos", dicen refiriéndose a la última cumbre del PP sobre inmigración, campo y vivienda acogida en Murcia hace dos semanas. Desde Vox esperan que en las próximas semanas, al calor de otro suceso, el PP de un nuevo volantazo.

El PP, duro ante la competencia de Vox

Además de rechazar el marco que plantea Vox en Extremadura, negando que no se esté negociando con el partido, e incluso dejando la pelota sobre su tejado, en las últimas horas ha transcendido un enfrentamiento por redes entre Vox y la vicesecretaria de Política Sectorial y eurodiputada del PP, Alma Ezcurra. La popular arremetió contra los de Abascal por responsabilizar a Feijóo de "una decisión que depende del ministerio de Educación": que en los colegios de Ceuta los comedores den menú halal.

"O Vox no sabe que la decisión depende del Ministerio de Educación o deliberadamente tratáis a la gente como idiotas. Y no se cuál de las dos es peor". "Tenéis derecho a hacer oposición al PP, pero no a mentir a los españoles. Retirad el tuit, salvo que la orden sea de [Félix] Bolaños", escribió Ezcurra, insinuando que hay una pinza contra el PP de PSOE y Vox. Los de Abascal niegan que prioricen sobre el PSOE la pugna con el PP, un partido con el que "es posible entenderse si se quiere", pero sí defienden el combate de "un bipartidismo que actúa igual". Desde Vox se acusa a Ezcurra, igualmente, de mentir. Afirman que el presidente de Ceuta, el popular Jesús Vivas, actuó "con absoluto conocimiento" junto al Gobierno.