Su rostro aparece en dos de las fotografías que han marcado los rápidos acontecimientos que en las dos últimas semanas han desembocado en la tregua entre Hamás e Israel, en vigor desde este viernes. Es uno de los artífices discretos de ese desenlace a dos años de plomo sobre la Franja de Gaza que han mutilado su callejero y dejado más de 67.000 asesinados. Ali al Thawadi es el hombre acostumbrado a moverse lejos de las cámaras que une dos instantes transcendentales: la reunión en la Casa Blanca durante la que Trump obligó a Netanyahu a disculparse por telefóno con su homólogo qatarí y el encuentro definitivo de la mediación que arrancó a Hamás su luz verde al acuerdo que pone fin a una devastadora contienda.
Fuentes cercanas a las negociaciones reconocen a El Independiente que Al Thawadi, un veterano diplomático qatarí, estuvo presente en ambas reuniones. El 29 de septiembre, atendió junto a la plana mayor de la administración Trump la cita en la que Trump obligó a Netanyahu a disculparse telefónicamente con el primer ministro qatarí Mohamed bin Abdulrahman Al Thani por el ataque israelí que en septiembre golpeó Doha. Un bombardeo que dejó cinco muertos pero del que salieron ilesos los miembros de la plana mayor de Hamás en el exilio. En un despacho de la Casa Blanca, en un episodio insólito de diplomacia forzada, presenció cómo Netanyahu leía palabra por palabra una disculpa redactada por Washington y dirigida a su jefe, el primer ministro de Qatar.
Miembro del equipo negociador de Qatar
Según ha podido saber este diario, Al Thawadi formó parte del equipo técnico qatarí presente en la Casa Blanca durante la visita de Netanyahu. Estuvo presente durante la llamada pero no en el resto del encuentro en el que Trump le obligó a aceptar su plan de 20 puntos para el fin de la guerra en Gaza, después de que la delegación israelí logró introducir algunas modificaciones.
“O lo tomas o lo dejas”, le llegó a decir a Netanyahu el republicano, visiblemente exasperado por la resistencia del israelí. El ataque a Qatar fue usado por Washington como revulsivo para lanzar una nueva propuesta de tregua. “Cuando Bibi lanzó esos misiles contra Qatar, unió a los árabes de los Estados del Golfo. Ahora son uno solo. Hablan con una sola voz. … Fue un efecto aglutinador. Y, por primera vez, se produjo un mundo árabe realmente monolítico. Y Witkoff y [el secretario de Estado Marco] Rubio dijeron: 'Ajá, este es el momento'”, explicó un asesor de Trump a Axios.
Al Thawadi, consejero de confianza del jefe del Gobierno ataque, ejerció de garante: supervisó discretamente desde segunda fila que el líder israelí no se desviara del guion impuesto por Donald Trump. Lo hizo en representación de Doha, durante la llamada telefónica que selló una tregua entre Israel y Hamás tras un bombardeo israelí fallido que mató a un oficial qatarí en Doha. “Estaba allí para asegurarse de que Netanyahu no improvisara ni una coma”, explican en Politico.
La escena fue “humillante”, explica Firas Maksad, analista de Oriente Medio. “No solo se filmó y fotografió en el Despacho Oval, sino que Trump se aseguró de que un alto funcionario qatarí —Ali al Thawadi— estuviera presente para verlo todo”, explica. Una vez cumplido el objetivo, Al Thawadi también ha estado vinculado en la negociación posterior, la que ha permitido que Hamás aceptara el plan de Trump y después negociara los términos de su implementación. El alto el fuego arrancó este viernes y debería conducir a la liberación de los 48 rehenes israelíes -20 de ellos vivos- y 1.950 prisioneros palestinos en 72 horas, entre el lunes y el martes próximos.
No solo se filmó y fotografió en el Despacho Oval, sino que Trump se aseguró de que un alto funcionario qatarí —Ali al Thawadi— estuviera presente para verlo todo
Sharm el Sheij, una pieza de la presión qatarí sobre Hamás
Las imágenes con las que el equipo negociador -compuesto por Qatar, Egipto y Turquía- celebraron a última hora del miércoles “la fumata blanca”, vuelven a situar a Al Thawadi en una posición destacada, junto al primer ministro qatarí. Ambos se desplazaron hasta Sharm el Sheij, la ciudad egipcia a orillas del mar Rojo donde durante tres días se cerraron los detalles de la primera fase del cese de hostilidades.
Fuentes de la negociación, no obstante, subrayan que la figura que logró hacer desancallar las negociaciones indirectas -en mitad de una profunda desconfianza mutua- fue el premier qatarí. Su presencia en Sharm el Sheij no estaba prevista, pero tuvo que volar al balneario “para cerrar el acuerdo”. Confiaba en el equipo negociador el que forma parte Al Thawadi, pero consideró que su asistencia podía impulsar el pacto, llegó a última hora del miércoles. En la madrugada del jueves Trump anunció la luz verde de israelíes y palestinos.
1.- Mohamed bin Abdulrahman Al Thani, primer ministro y ministro de Asuntos Exteriores de Qatar, el mediador que ha liderado personalmente las negociaciones indirectas. 2.- Ali al Thawadi, miembro del equipo técnico negociador de Qatar.
El qatarí cuya presencia le sitúa en dos reuniones clave que se saldaron con una paz precaria y llena de incógnitas es un funcionario muy valorado en los pasillos de Doha. Forma parte de ese núcleo de diplomáticos que combinan la gestión de crisis internacionales con los negocios del país en Occidente. Su nombre también ha aparecido en documentos judiciales estadounidenses del caso contra el senador Bob Menendez, donde se le menciona como asesor de inversiones de Qatar. Politico detalla que su empresa, Heritage Advisors, figura en los registros del caso y que Al Thawadi “asesora al Gobierno qatarí en materia de inversiones internacionales”. Al Thawadi nunca fue acusado de haber cometido ninguna irregularidad en el caso contra Menéndez y nunca fue imputado ni se le consideró responsable de corrupción.
30 millones de euros por unos palcos
El mediador tiene, además, intereses en España: su nombre figura en una transacción a principios de año por la que adquirió los polémicos palcos VIP del nuevo Spotify Camp Nou, cuya reforma está prevista que concluya por completo en agosto de 2026.
En concreto, Intelligence Online reveló el pasado febrero que Al Thawadi —el mismo testigo silencioso de la disculpa de Netanyahu y de la presión sobre Hamás que fructificó en el acuerdo de paz— había entregado 30 millones de euros al Barça a través de Forta Advisors. La operación, según el medio especializado, se presentó como “inversión en hospitalidad deportiva”, pero fuentes del club admiten que fue gestionada directamente desde Doha, con mediación de despachos legales británicos y catalanes. El objetivo final era hacerse con algunos de los nuevos palcos VIP. El Barça firmó este año acuerdos con Qatar y el empresario moldavo Ruslan Birladenau para adquirir 475 asientos VIP por 30 años, por un importe de 100 millones de euros, bajo un modelo tipo PSL (Personal Seat License).
El club que dirige Joan Laporta ha convertido la zonas de alto standing de las nuevas instalaciones, entre ellos los palcos VIP, en una pieza clave en la financiación de una entidad que ha vivido en los últimos años ahogada por los números rojos. La deuda “bruta” del club asciende a unos 1.302 millones de euros, desglosada en 577 millones a corto plazo y 725 millones a largo plazo. El Barça ha refinanciado recientemente 424 millones de euros de la deuda vinculada al estadio para extender plazos de pago.
De hecho, los palcos que adquirió el mediador qatarí se hallan en el centro de la polémica. El Barcelona ha tratado de usar el capital generado por su alquiler como ingresos para aliviar el límite salarial y el cumplimiento del fair play al que está sometida la entidad. Para poder inscribir legalmente a finales del año pasado a los fichajes de Dani Olmo y Pau Víctor, el club recurrió al dinero ingresado por los palcos, lo que provocó el rechazo de inscripcón de LaLiga. Una resolución del Consejo Superior de Deportes allanó el camino al Barça. El pago de Al Thawadi permitió, al menos parcialmente, sufragar los fichajes de Dani Olmo y Pau Víctor, que continúan inscrito y pueden jugar con normalidad.
Qatar, el país de Al Thawadi, ha emergido en los últimos años como un “campeón” de la mediación diplomática mientras cuida sus inversiones en el deporte, con la celebración del último Mundial de fútbol o la compra del Paris Saint-Germain. En el último mes, este pequeño país del golfo Pérsico con una superficie equivalente a la de Murcia ha logrado hacerse valer. Tras la disculpa a la que asitió Al Thawadi, Trump firmó una orden ejecutiva que extendía garantías de defensa estadounidenses a Qatar, un gesto sin precedentes hacia un país sin tratado formal con Washington. En Israel, la derecha nacionalista reaccionó furiosa. El ministro de Finanzas, el ultraderechista Bezalel Smotrich, lo calificó de “vergüenza nacional” y “humillación dictada por Qatar”. Al Thawadi personifica dos de las apuestas de Qatar: negociar la paz e invertir en el deporte rey.
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