Cuatro escenarios donde las perspectivas electorales no son buenas. Las elecciones de Extremadura el próximo 21 de diciembre, así como las de Aragón el 8 de febrero, Castilla y León el 15 de marzo y las andaluzas aún por definir entre primavera y principios de verano, se presentan como cuatro batallas cruciales para Pedro Sánchez. Lejos del papel que hagan sus candidatos -dos de ellas actuales vicepresidenta y ministra-, el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE se juega tener algo de estabilidad si consigue salvar los muebles y no resultados que deterioren más la marca.
En plena crisis de autoridad, con cargos internos afirmando ya que se está produciendo un fin de ciclo por el escándalo de las denuncias por acoso sexual de distintas mujeres dentro del PSOE contra dirigentes locales, provinciales e incluso dentro de la dirección de Sánchez y de Moncloa, con Paco Salazar, un mayor golpe en las urnas desacreditaría por completo al dirigente para seguir al frente del partido.
Ello, sumado a la incertidumbre judicial por las derivadas que puedan ir tomando las investigaciones por corrupción a Koldo García, José Luis Ábalos y Santos Cerdán. O las causas de David Sánchez y Begoña Gómez. O las novedades que se arrojen sobre Leire Díez, Vicente Fernández -ex dos de María Jesús Montero y expresidente de la SEPI-, y del excolaborador de Cerdán y propietario de Servinabar, Antxón Alonso. Igualmente, de nuevos informes de la UCO tras 19 registros en la SEPI, Enusa y otras entidades públicas y privadas. En cualquier momento una nueva información puede desmoronarlo todo. Por ello, no es descartable que Sánchez, si ve los barcos hundirse acaba precipitando unas generales para lanzarse con todo como tras el desastre de mayo de 2023. Le salió bien.
Hay divergencias entre los socios. Si bien el PNV no cree ya que esto aguante hasta 2027, como quiere el presidente, desde Sumar se apuesta por una renovación profunda del Gobierno de arriba a abajo y medidas contundentes contra el machismo. Moncloa ahora no se lo plantea, ni ve involucrados en corrupción en el Consejo de Ministros, ni tampoco por esas denuncias por acoso. Pero los comicios a la vista sí exigirán a Sánchez al menos quitar en las próximas semanas a Pilar Alegría para irse a Aragón, y más adelante a María Jesús Montero para Andalucía. Ambas son dirigentes autonómicas del partido.
El PP ve desprestigiadas a Alegría y Montero
Los populares tienen desde hace meses a Montero en su diana. Creen que la diversidad de funciones dentro del Gobierno y del partido la desvinculan del terreno andaluz, no le ven posibilidades de mejorar los resultados de Juan Espadas en 2022. "No debe quererla mucho", dicen de Sánchez fuentes de Génova, con ella trabajando en unos presupuestos "imposibles" y que tras la caída de la senda de estabilidad esta semana y el veto de Junts se alejan mucho más. Creen que Sánchez ha dado por abandonada a Andalucía al no enviar ya a su candidata, al igual que da por perdida Extremadura al apostar por Miguel Ángel Gallardo, procesado por presunta contratación irregular de David Sánchez en la Diputación de Badajoz.
Fuentes nacionales del PP creen que en Extremadura acuden para sumar más que toda la izquierda y con posibilidades de llegar a la mayoría absoluta. María Guardiola se mueve entre los 30 y 32 escaños de los 33 necesarios, mientras que el PSOE pasaría de ganar los comicios con empate en 28 escaños, a desplomarse por completo. Auguran un duro golpe en un feudo histórico del socialismo, al estilo del sufrido hace más de tres años en Andalucía de la mano de Juanma Moreno.
La media de encuestas le da exactamente a Moreno Bonilla los 55 escaños necesarios para la absoluta -algunas menos y otras más-, y si bien sufre un ligero desgaste que aprovecha Vox, especialmente en enclaves como Huelva o Almería, no hay recuperación de la izquierda en general. Montero salvaría los muebles, pero su candidatura como paracaidista no supondría ningún revulsivo: sumaría un par de escaños a los 30 que tiene ahora el PSOE, y no sumaría con las otras tres candidaturas de izquierdas: Por Andalucía, Podemos y Adelante Andalucía.
Con la detención de Fernández esta semana pasada -ahora en libertad- por presuntas irregularidades en contrataciones públicas, desde el PP cargan contra Montero y ponen el ojo en Hacienda. El secretario general, Miguel Tellado, apuntó el jueves que su responsabilidad política está en cuestión por ser Fernández un hombre de "máxima confianza" de Montero tanto en su etapa en Andalucía como en los primeros pasos en el Gobierno. Le piden su dimisión expresa, junto a la de todo el Gobierno.
Cuatro fracasos electorales serán insostenibles para Sánchez. Tendrá que irse o apretar directamente el botón electoral
A ese desprestigio que ven los populares dentro del PSOE se une la figura de Alegría. No por corrupción, sino por el caso Salazar: se supo que comió en un restaurante con él. Eso después de que en julio, al calor de la reestructuración de Ferraz por la prisión provisional a Cerdán, entonces número tres, saltase el escándalo por acoso sexual, y ahora se sepa que hubo la falta de apoyo interno a las denunciantes al conocerse nuevas denuncias contra el extrabajador de Moncloa. Si el PP no ve ni a Montero ni a Gallardo competidores, de Alegría opinan que empieza la precampaña en mínimos. Las cifras tampoco auguran mejor resultado que en 2023: bajarían de 24 escaños a 17 o 18.
Si la estrategia en Extremadura con Guardiola, mujer, es clara para intentar ganar el voto femenino, de cara a Aragón o Andalucía el asunto no será menos. Con las andaluzas aún distantes, el PP sí que ha dado muestras de que en Aragón la cuestión será una de los principales ejes electorales. Se ven con capacidad de movilizar el voto femenino en esta situación de crisis que, en cambio, los socialistas quieren solventar cuanto antes pese a la profunda grieta. Fuentes del Gobierno no creen que la candidatura de Alegría esté ya frustrada por esto. Aseguran, además, que si llega esto sostenido en el tiempo a Andalucía, podrá usarse contra la vicepresidenta primera. Entienden en el PP que Montero y Alegría hicieron una 'caza de brujas' contra las denunciantes de acoso para aplacar la polémica. En el PSOE se niega.
El aragonés, Jorge Azcón, en una semana en la que ya sabía que convocaría elecciones -se hará oficialmente este lunes-, utilizó una reunión de cara a la negociación del presupuesto regional para confrontar con Alegría por este motivo:
Esa misma reunión de cuentas fue empleada por Alegría para remarcar disponibilidad a pactarlas, para definir que si Azcón va a elecciones es porque le interesan. Una forma de conseguir relato y, a la vez, oxígeno. Los populares creen que Alegría no quiere urnas porque sabe que va a Aragón a obtener un mal resultado. Ello con el coste de perder su cartera ministerial. "Tiene un absoluto pánico", dicen en Génova de Alegría. Que Sánchez pierda antes de tiempo a una ministra clave, su portavoz, deteriora al Ejecutivo, entienden.
Un golpe por goteo
Si las urnas extremeñas confirman un giro a la derecha en Extremadura más profundo, en el PP aspiran a que eso repercuta en el resto de territorios. Y que eso sea definitivamente "el principio de fin de Sánchez". Opinan que cuatro grandes fracasos serían insostenibles para Sánchez, que o bien se tendría que ir o bien tendría que apretar el botón electoral. Al fin y al cabo, los dos escenarios conforman al PP, porque detonarían en urnas.
En Castilla y León el golpe a Sánchez también puede ser efectivo, pero allí ve menos viable una alianza de Gobierno que no pase por Vox, solo con los partidos regionalistas. Sobre todo, por las tensiones del último año con Alfonso Fernández Mañueco. Saben que el relevo de Luis Tudanca, Carlos Martínez, no termina de aterrizar y que tras la experiencia de coalición y posterior presión con Vox, pueden aspirar a una campaña del voto útil que les permita crecer. La última encuesta publicada en la región, por SocioMétrica, deja caer la idea de pacto sin Vox con Por Ávila, Soria Ya y UPL. Sumarían exactamente 41, los necesarios para la absoluta. Estas formaciones podrían verse tentadas si hay capacidad de dejar fuera a Vox.
Esta es otra de las opciones para el PP, la capacidad de desentenderse de Abascal territorialmente en Extremadura si alcanzan la absoluta, en Aragón y Castilla y León si se va de la mano de los localismos, y en Andalucía si se salva la actual mayoría. Se conseguiría llegar a un próximo ciclo sin pactos con Vox, permitiendo al PP golpear al principal argumento de Sánchez: la agitación del miedo a la ultraderecha y su entrada al Gobierno.
En el PP saben que el momento del Gobierno es de deterioro y que tarde o temprano acabará cayendo. Las perspectivas electorales son altas y quieren ir golpeando poco a poco, sin que la euforia les pueda. Saben que al desgaste interno de Sánchez se le unen numerosas investigaciones por corrupción que muy difícilmente, dicen, va a poder reconducir en un medio-largo plazo. "No hay siglas que aguanten esto", sentencian. El próximo 10 y 11 de enero el PP se reúne en A Coruña, en una interparlamentaria tras las extremeñas para conjurarse y empezar fuertes el ciclo de 2026 frente al Gobierno.
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4 Comentarios
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hace 5 horas
Creo que el PP se equivoca.
Debería de centrarse en las elecciones y olvidarse del gobierno.
El PSOE lo tiene claro:
El gobierno es sagrado.
Pedro el estadista, el de la luz, el juez, el que se equivoca …
Lo tiene más claro.
Cualquier cosa menos elecciones antes de lo obligatorio y ya veremos…
No sea que el pueblo le quite del poder y el cis no tenga razón.
hace 7 horas
D€$cojonado al imaginarme a la PSOE azul conjurándose contra la PSOE roja y de sus medios a sueldo manteniendo a la cabaña ovina en Babia.
hace 7 horas
Cada elección autonómica nos sale por unos cinco o seis millones de euros.
El sesenta y cuatro por ciento de los funcionarios públicos lo son de administraciones autonómicas.
Tenemos 17 parlamentos autonómicos.
hace 10 horas
Habrá que tener paciencia hasta que los que votan al PP comprueben, una vez más, que cambiar al PSOE por el partido que aprueba en Europa con el PSOE todas las medidas que nos hacen daño no sirve absolutamente para nada.
Chile es otro país que al fin se ha dado cuenta, pero tuvo que ganar el conservador pepero Piñera 2 veces hasta que comprendieron que hay una derecha acomplejada que no hace nada. Aquí, por lo visto, somos más lerdos, y ni con mayorías absolutas del PP nos caemos del guindo.