1.- Dying For Sex, en Disney+

Bajo el sello Hulu (The Bear, Sólo asesinatos en el edificio), Disney+ alberga en su catálogo la mejor serie de 2025: Dying for Sex. El título, mismo del pódcast de 6 entregas en que se basa, se las trae. La traducción literal es la siguiente: morir de sexo. Si se puede morir de amor... No van por ahí los tiros.

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Michelle Williams, nominada al Oscar en cinco ocasiones (la primera, Brokeback Mountain), es una paciente de cáncer terminal que se pone el mundo por montera. O sea, quiere hartarse a follar; disculpen la grosería. Y para ello se abre Tinder. La protagonista, enfermedad aparte, tiene varios hándicaps. Uno de ellos es su marido (Jay Duplass), del que fácilmente se desentiende ella. Quien sí está a la altura de las circunstancias es su mejor y desastrosa amiga, a la que interpreta Jenny Slate. Digamos que hay personas que se crecen ante la adversidad, y otras que ahuecan el ala. El mundo se divide en estás dos categorías. Por ahí se deja ver Sissy Spacek como peculiar madre de la protagonista; les une, o les separa, un pasado de abuso sexual. El tercero en discordia es un vecino; un Rob Delaney (Catastrophe) atractivo a más no poder.

Con estos mimbres pueden hacerse una idea sobre Dying for Sex, cuya primera y única temporada consta de 8 episodios de media hora cada uno. Con C mayúscula, ahora en Netflix, demostró que sí se puede hacer humor (y el amor) a pesar del cáncer. Pero Dying for Sex va más allá con una exploración desinhibida y seria sobre el sexo. Digamos que no se queda en el 'mete-saca'... He aquí dos tabúes por uno: muerte y sexo.

Número de episodios: 8 (30 minutos cada uno).

Dónde ver: Disney+.

2.- Resident Alien, en Netflix y SyFy España

Con nocturnidad y alevosía ha estrenado este otoño la cadena SyFy (antigua SciFi, emisora de series de ciencia ficción y fantasía como The Expanse y The Magicians) la cuarta y última temporada de Resident Alien. En este caso, no hay amago de false friend, aunque sí hay un juego de palabras. Porque el 'extranjero residente' del título es un alienígena que, por motivos que mejor no destripar sobre estas líneas, recala en un pueblo en las montañas del oeste estadounidense.

Al marciano protagonista no le queda otra que usurpar el cuerpo –y la identidad– de un hombre (Alan Tudyk), que resulta ser el médico del pueblo, cuyos vecinos son, muy a su manera, unos 'marcianos'. Está el cándido alcalde, casado con una atractiva mujer, cuyo hijo en común tiene el poder de ver al alien tal y como es; el jefe de policía adicto al trabajo que descuida su vida sentimental; la camarera que sigue saliendo hasta las tantas... Todos ellos, en mayor o menor medida, se despegan del arquetipo y se verán involucrados en una conspiración que se remonta a décadas atrás y atenta contra la raza humana.

Puede que los personajes de Resident Alien, antipáticos al principio, se tomen muy en serio lo que les ocurre, pero la serie se convierte poco a poco en un lugar feliz para la audiencia. Uno, al final, solamente desea que les vaya bien. Además de la mitología que los guionistas van construyendo, hay detalles irresistibles como el fervor del marciano protagonista por la serie Ley y orden.

Digamos mal y pronto que Resident Alien es un cruce entre Doctor en Alaska y Expediente X. Es la Estoy vivo americana. No esperen gran cosa y se sorprenderán.

Número de episodios: 44 (45 minutos cada uno).

Dónde verla: Netflix (temporadas 1 y 2) y SyFy (temporadas 3 y 4).

3.- Clásicos modernos, en Disney+

Unas plataformas tienen la fama, y otras cardan la lana. Si ustedes sólo pudieran suscribirse a una, ¿cuál elegirían? ¿Netflix? ¿HBO? ¿Amazon? ¿Disney? ¿Movistar? ¿Filmin? ¿Apple? ¿Atresplayer? ¿SkyShowtime? Admitamos que no ha sido un gran año para la ficción seriada, pero la cosecha ha sido buena. Muy buena. Separación (temporada 2), Pluribus, Task, The Pitt, Adolescencia... Sigue habiendo mucha oferta y poco tiempo. The White Lotus (temporada 3) y The Last of Us (temporada 2) hicieron ruido, pero no el deseado probablemente.

Así que es un alivio, de vez en cuando, tropezarse con una serie tontorrona que te haga reír y desconectar. He ahí Clásicos modernos, cuyo título original (Mid-Century Modern) es un juego de palabras imposible de traducir al español. Tiene que ver con la arquitectura. Los actores Nathan Lane (69), Matt Boomer (48) y Nathan Lee Graham (57) interpretan aquí a tres amigos homosexuales que, por carambolas de la vida, acaban viviendo juntos, pero no revueltos, en Palm Springs, California, junto a la madre del primero (Linda Lavin). Por ahí se deja ver Pamela Adlon (Better Things) como 'hija y hermana de'.

Si la premisa les resulta familiar... Están en lo cierto. Clásicos modernos es una suerte de actualización gay de Las chicas de oro, y cada uno de sus protagonistas responde a un arquetipo. Mientras Nathan Lane (Una jaula de grillos) y Nathan Lee Graham, con suma experiencia sobre las tablas de Broadway, no tienen nada que demostrar a estas alturas; Matt Boomer enseña su vis cómica tras el drama de Compañeros de ruta (Fellow Travelers), miniserie sensacional que protagonizó hace unos años junto al hombre más sexy de 2025 Jonathan Bailey.

Clásicos modernos es una comedia de situación (Friends, The Big Bang Theory, Grace and Frankie) como las de antaño. Normal, pues sus creadores son los de Will y Grace. Sí, tiene risas enlatadas y tramas disparatadas, pero es también una preciosa y breve fiesta de cumpleaños, con momentos emotivos y elegantes. Si les gustó Día a día (One Day at a Time) en Netflix, les gustará los 10 únicos episodios de Clásicos modernos en Disney+. Es de agradecer que los guionistas se rían con –y no de– la tercera edad y la homosexualidad; un combo que también ha explorado este 2025 el cine español.

Lástima que Hulu, su emisora original, no haya renovado Clásicos modernos por una segunda temporada. Que les –nos– quiten lo bailado.

Número de episodios: 10 (20 minutos cada uno).

Dónde ver: Disney+.

4.- Big Boys, en Filmin

Qué bien se les dan a los británicos las primeras temporadas, y cómo derrapan en las segundas. Hay excepciones (Fleabag), pero Big Boys no se libra del maleficio. Menos mal que la re-creación del humorista y guionista Jack Rooke, aquí narrador, regresó a principios de 2025 con una tercera y última temporada. En esta ocasión, el título (¿Grandullones?) hace referencia a dos jóvenes que, por h o por b (he ahí el drama, el misterio), empiezan la universidad más tarde de lo 'debido'. Lo que empieza siendo la enésima serie desinhibida sobre un adolescente gay se convierte rápidamente en otra, ambientada durante la segunda década del siglo veintiuno, sobre un grupo de amigos universitarios. La revelación, esta vez, es el mejor amigo heterosexual (Jon Pointing, ahora en Sweetpea) del protagonista homosexual (Dylan Llewellyn, de Derry Girls). Primero se reirán con estos Big Boys; después, llorarán.

Número de episodios: 18 episodios (20 minutos cada uno).

Dónde ver: Filmin.

5.- Mr. Loverman, en AXN España

Sin querer, con la quinta y última recomendación de este 2025, nos ha quedado un cambo de nabos. Aunque estrenada en Reino Unido allá por 2024, la serie Mr. Loverman llegó a nuestro país este verano a través de AXN España. Se trata de la adaptación televisiva de la novela homónima (2013) de Bernardine Evaristo, cuyo título más famoso en España es Niñas, mujer, otras (2019), ganador del premio Booker aquel año junto a Los testamentos de Margaret Atwood.

Este Mr. Loverman (Señor Mujeriego) es, en realidad, un padre de familia, ya jubilado, que ha ocultado a su mujer y a sus hijas durante décadas que es homosexual y que su mejor amigo –prácticamente su hermano– es su amante. Lennie James, Ariyon Bakare y Sharon D Clarke, nominados este 2025 a los premios más importantes de Reino Unido (los dos hombres ganaron), hacen un magnífico trabajo como estos antiguanos que de jóvenes emigraron a Londres para ganarse la vida. La acción arranca cuando este Señor Mujeriego decide salir del armario.

Número de episodios: 8 (30 minutos cada uno).

Dónde ver: Movistar Plus+.

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