Carlos Sainz acaricia su cuarto Dakar. ‘El Matador’ está a una sola etapa de volver a conquistar el rally más duro del mundo después de una exhibición de ritmo y fiabilidad a bordo de su Audi eléctrico y con la compañía de su copiloto Lucas Cruz.

El empeño y la velocidad de Sebastien Loeb, que a punto estuvo de poner contra las cuerdas a Sainz ayer tras varios pinchazos, no han bastado para disipar la ventaja cosechada por el madrileño en las jornadas iniciales, donde el español dio una lección sobre las dunas y Peterhansel y Al-Attiyah quedaron descartados de la general.

El piloto francés de Prodrive, que a 13 minutos y 22 segundos era el único perseguidor de Sainz por debajo de una hora, ha visto como en la etapa 11, de 420 kilómetros entre Alula y Yambu, se han agotado prácticamente todas sus opciones tras un problema en la suspensión.

Loeb ha estado detenido más de una hora después de dañar la suspensión en un aterrizaje brusco. Según ha informado el equipo, con la ayuda de su compañero Yung Xiang, que llegaba por detrás, el francés ha podido retomar la marcha tras más de una hora parado con el objetivo de alcanzar al menos el podio.

Carlos Sainz y Lucas Cruz avanzan hacia meta con el objetivo de llegar con el coche intacto, ya que la ventaja labrada hoy es más que considerable y les dejaría con más de una hora respecto al segundo para cerrar su victoria en la general del Dakar.

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