El alicantino de 28 años José Rodríguez, el que fuera el futbolista más joven en debutar con el Real Madrid en Champions, y que defendió también los colores del Deportivo de La Coruña y del Málaga, ha podido regresar a España desde Israel, donde juega en el Hapoel Tel Aviv. Aún así, pese a lo mal que lo ha pasado su mujer desde el estallido de la guerra, tanto ella como él están dispuestos a regresar y a ponerse en primera línea de batalla. Tras cuatro años en el país están enamorados de Israel y por ello José Rodríguez está recibiendo amenazas, tal y como ha tenido a bien contar en su entrevista para El Independiente.

Pregunta.- ¿Qué sentiste al llegar a España desde Israel?

Respuesta.- Cuando salgo de Israel se siente un alivio, evidentemente, pero no sentí el peligro porque sabía que Israel me estaba protegiendo. Aún así la sensación es mala porque tengo muchos amigos y al final tienes tu vida allí. De un día para otro que cambie todo, es complicado.

P.- Dices que la embajada no os ha ayudado nada ¿Qué has echado en falta que hiciera?

R.- La verdad es que no. A mi mujer le enviaron un mensaje cuando yo estoy en Madrid. Ese mensaje lo tendría que haber recibido cuando el primer ministro dice que estamos en guerra. Entiendo que es un caos e imagino que tendrán muchísimas solicitudes; pero para eso están, para proteger a los residentes del país.

P.- El Happoel Tel Aviv sí te ha ayudado, ¿cómo ha procedido?

R.- Tengo que agradecerle todo. Nunca he vivido una situación parecida y no puedo poner como ejemplo otro club, pero todo lo que le pedía, me lo daba. En ningún momento me dijeron no. Salía un vuelo, lo cancelaban; miraba yo otro y se lo mandaba, me lo sacaban al segundo. Me ayudaron en ese sentido.

P.- ¿Quién es Gustavo y qué papel ha jugado en vuestra salida del país?

R.- Es muy importante para mí. Es el chico que me llevó al Happoel Tel Aviv. Yo he tenido muchos problemas con las agencias de representación porque creo que el 99% miran su interés y no el del jugador. Ellos trabajan para nosotros y en la mayoría de casos es al revés. Por eso decidí no tener representante y él (Gustavo), al ser uno de mis mejores amigos, me ha ayudado mucho en ese sentido. Las horas que estuvimos en casa, en un día y medio o dos, no lo recuerdo muy bien, él dejaba a su familia y venía con nosotros a tranquilizarnos.

P.- ¿Qué va a pasar con la liga israelí?

R.- No lo sabemos. Justo ayer tuvimos una reunión los capitanes del club con los entrenadores. Ellos son muy optimistas, y el primer capitán también. Este domingo tienen una reunión la liga y todos los clubes. Me imagino que van a volver pero los extranjeros, hasta que Netanyahu diga que se acabó la guerra, no van a querer ir. Yo me imagino que será como en la pandemia. Aunque estén en guerra en Gaza, se irá poco a poco entrenando y evidentemente se jugará sin público… Habrá que ver que pasa.

José Rodríguez y el sonido de las sirenas

P.- ¿Qué sientes al escuchar el sonido de una sirena y cómo hay que proceder cuando uno la escucha?

R.- La tienen hecha para saber que estás en peligro. Es un sonido muy raro. Yo vivo en Rishon LeZion, a 60 kilómetros de la Franja de Gaza, y cuando suena la sirena tienes un minuto y medio para meterte en el búnker. Es muchísimo tiempo, ¿qué tardas tú de ir de la cocina o al comedor? ¿Dos segundos? Es mucho tiempo para reaccionar. A partir del minuto y medio estás en peligro de que te pase cualquier cosa. Si estas en el búnker tienes muchas posibilidades de que no te pase nada.

P.- ¿Cuándo fue y qué pensaste la primera vez que la escuchaste?

R.- Nos pilló por sorpresa. Creo que fue a las cinco y pico o seis de la mañana y, claro, cualquier cosa que pasa de madrugada te alarma muchísimo más que si pasa a las cinco de la tarde. El ser humano es así. Es verdad que en Israel llevo cuatro años y es como mi casa. Sé todo lo que pasa y ya habíamos vivido el tener que entrar, a lo mejor, una vez. Es verdad que cuando entramos cinco o seis veces… porque el 7 de octubre fue muy, muy, muy intenso, porque nunca había vivido un día tan intenso, pues ya nos empezamos a preocupar. No por los misiles en sí. Al final con el Iron Dome, la cúpula de hierro, lo tienen muy controlado. Pero es verdad que cuando vimos las imágenes de que entraba tanta gente por tierra, se te viene a la cabeza de todo. El ser humano siempre piensa lo peor en estas situaciones. Nunca piensa: «No me va a pasar nada». Siempre piensa: «Están aquí, están en la puerta». Y era lo que me preocupaba porque estaba con toda mi familia.

P.- ¿Por tus hijos has sentido miedo?

R.- Mis hijos están muy mimados, no les falta de nada, tienen de todo, creo que los estoy maleducando en este sentido. Al ver mi cara de serio y de preocupación, ni me preguntaban qué pasaba. Me daba tanta pena el ver esa situación, pensar: «Mis hijos saben que estoy tan preocupado y mira, son tan obedientes en ir al búnker, en salir, en hacer todo lo que les digamos... porque ven que estamos en peligro».

P.- Dices que el mayor está traumatizado por lo que ha vivido.

R.- La palabra no es traumatizado, pero es verdad que se encuentra muy mal y que le han quedado secuelas. A mi mujer también. Son los que peor lo están pasando de los cinco que somos. El ya tiene 7 años, va a cumplir 8, y se da cuenta de todo prácticamente. Todas las televisiones de España más tarde o más temprano sacan las noticias de Gaza e Israel y siempre se pone a mirarlas. Aunque esté la tele a 200 metros va y la mira. Pero bueno, son cosas que pasan y ya está.

P.- Aunque tu mujer lo está pasando mal, has contado que está dispuesta a ponerse en primera línea de batalla

R.- Sí, por supuesto. Yo también. Mis padres no quieren que vuelva y nosotros somos cabezones y queremos volver sí o sí. Son cosas del país, nosotros estamos muy identificados, creo que por nuestra cultura somos muy similares a los israelíes… También, por otra parte, estoy recibiendo muchísimas amenazas por parte de palestinos y quiero que quede claro que no estoy a favor de que Israel acabe con Gaza, ni mucho menos, yo estoy a favor de que acabe con el terrorismo. Evidentemente hay personas civiles y cuando ves los vídeos de que en Gaza les sucede algo a los niños pues también me da muchísima pena, como es lógico.

P.- Dices que en España hay mucha incultura y que no se tiene ni idea de lo que sucede en Israel ¿Puedes explicárselo tú a los que no lo tienen claro?

R.- Nos fijamos mucho en las noticias, por ejemplo en lo del hospital. Con lo del hospital la gente me criticaba muchísimo. Me enviaron lo del hospital quinientas veces preguntándome «¿cómo defiendes esto?», y ahora parece que no han sido ellos. Yo tengo gente dentro, la hija de Gustavo está en reserva y sabe todo lo que pasa, y a nosotros lo que nos comentan es que Israel ni se atrevería a hacer eso y que no ha sido Israel. No me extrañaría que sea Hamás porque en los vídeos así se está viendo. No se sabe al cien por cien, pero tampoco se sabe al cien por cien que haya sido Israel. ¿Qué pasa? Que tú sólo te fijas en la televisión y ¿quién ha sido?, Israel. En ese sentido estamos muy por detrás de ellos.

«Israel tiene que defenderse»

P.- ¿Tienes claro que Israel va a defenderse?

R.- Es que tiene que defenderse. Yo estoy en mi casa y me matan a mis tres hijos, pues a mí sinceramente ya me da igual todo. Te lo digo con la mano en el corazón. ¿Qué quieres que te diga? Si el armamento lo tienen en el hospital y hay que derribar el hospital, pues que Hamás no ponga armamento en los hospitales. No sé si me explico.

P.- ¿Qué percepción tenías tú de Israel la primera vez que fuiste?

R.- Siempre te llama la atención, sobre todo por los países que hay alrededor. Mira, te voy a poner un ejemplo muy, muy, muy claro. Bryan Passi, el central francés, que se crió en España, me llamó para decirme que tenía muchas dudas y para preguntarme si Israel era peligroso. Ahora me llama todos los días diciéndome que quiere volver. Todo el mundo que va a Israel se enamora del país.

P.- ¿Cómo vivisteis vuestros últimos días allí?

R.- Fue todo muy rápido. Nosotros íbamos a jugar un partido muy importante, contra el Hapoel Haifa, el segundo clasificado, y era un día normal y corriente. Yo me dormí a las diez de la noche y mi mujer me levantó a las cinco y media o seis; y ya eran llamadas de mis familiares, llamadas de todo el mundo, entradas y salidas del búnker... Fueron un día y medio o dos que parecieron diez.

P.- ¿Qué habéis dejado allí y qué os preocupa?

R.- Lo que me preocupa, evidentemente, son mis amigos, y amigos de amigos que están perdiendo a gente. Y nosotros tenemos un modo de vida de ir al entrenamiento, los niños al colegio... y de la noche a la mañana te vas. Estábamos muy cómodos, en el club soy uno de los jugadores más importantes… El estar tan bien y tan feliz en un sitio, y de repente estar en casa sin entrenar, sin jugar y sin saber qué va a pasar… es muy complicado. Es que no se asimila, parece una pesadilla. De estar tan bien a estar ya en casa y no saber qué va a pasar.

«Cuando Israel nos diga que tenemos que volver es porque se ha acabado el peligro»

P.- Tú y tu mujer vais a volver allí, ¿lo haréis con vuestros hijos?

R.- Depende. Si dentro de dos o tres semanas nos dicen que se ha acabado el peligro, porque estoy cien por cien seguro que cuando Israel nos diga que tenemos que volver es porque se ha acabado, pues bueno. Pero si nos plantamos en enero o en febrero y mis hijos, por ejemplo, ya están en el colegio aquí, para dos o tres meses de competición que quedan no voy a hacer otra vez que vuelvan a Israel. Continuarían aquí y si tengo que volver solo pues volvería y ya está.