Latas de gasóleo, botes de detergente, botellas de vidrio, sillas de jardín, mallas de latas de bebidas, bidones, incluso parachoques o vigas. El repertorio de basura que siembra el fondo marino supera la peor de nuestras expectativas. Lo saben bien los pescadores que utilizan redes de arrastre en el mar Mediterráneo. Este método de pesca, que en sí misma es dañina para los fondos oceánicos porque no es selectiva y destruye vegetación a su paso, sirve también paradójicamente para limpiar el mar de residuos.

Cada vez que una de las redes vierte su contenido en la cubierta del barco, estos trabajadores tienen que separar la basura del pescado. Muchos de ellos retornaban a puerto los desperdicios por voluntad propia, pero durante años este proceso se hizo de manera informal, sin que nadie revisara lo recogido. En el año 2015, la Fundación Ecoalf inició el proyecto Upcycling the Oceans, en cooperación con la empresa de gestión de residuos Ecoembes y la Fundación HAP, para colaborar con los barcos pesqueros de arrastre en la recuperación de basura. Con los objetos de plástico y las redes de pesca de nylon que se consiguen se elabora un hilo de calidad que sirve para fabricar prendas de ropa que Ecoalf comercializa dentro de su línea de ropa sostenible.

Solo el primer año se consiguieron recuperar 180 toneladas de residuos con la colaboración de 450 barcos pesqueros

Solo el primer año se consiguieron recuperar 180 toneladas de residuos con la colaboración de 450 barcos pesqueros de arrastre repartidos en 32 puertos del Mediterráneo. La operación es sencilla: la basura se introduce en unos contenedores que tienen a bordo, y al llegar a puerto los vierten en otros más grandes. Cuando se llenan, llaman a las empresas para que los envíen a una planta de reciclado donde se clasifica. El PET –un tipo de plástico muy utilizado para la fabricación de envases de bebidas- es lo que se convierte en hilo mediante un proceso tecnológico que se conoce como polimerización. Los gránulos que se obtienen pasan a la fase de extrusión o moldeado, del que se obtiene el hilo reciclado con el que se desarrollan tejidos, correas, etiquetas o cordones. Para que nos hagamos una idea, con 70 botellas de plástico se fabrica un metro de tejido.

Otro de los principales causantes de la muerte de animales en los océanos son las redes de pesca que se abandonan tras utilizarlas durante unos 5 ó 6 años. Éstas tienden a congregarse, impulsadas por el viento y las corrientes. Están hechas de materiales sintéticos, que se desintegran lentamente y pueden reposar en los fondos marinos durante décadas. Muchas terminan atrapadas arrecifes, donde no solo capturan peces, tortugas, crustáceos, aves y mamíferos marinos, si no que también destruyen los corales. Afortunadamente, este tipo de redes sintéticas tienen interés para la industria textil, ya que están fabricadas con nylon de muy buena calidad. La transformación de una red de pesca vieja en tejido precisa de la mitad de pasos químicos que el proceso convencional con origen fósil. Hasta el momento, Ecoalf ha reciclado 80 toneladas de este material, del que solo se necesitan 235 gramos para confeccionar una chaqueta de mujer.

Con la proximidad del Día Mundial de los Océanos (que se celebra el viernes 8 de junio), cabe reflexionar acerca de cómo la inversión en I+D puede dar lugar a iniciativas de reciclaje y economía circular de la que se benefician las empresas involucradas, los ciudadanos y sobre todo el Medio Ambiente. El cuidado de los océanos es además uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible contemplados por Naciones Unidas.