Quien consulte una guía sobre arquitectura medieval se encontrará de forma invariable con la recomendación de visitar el Señorío de Molina de Aragón. Al nordeste de la provincia de Guadalajara, sus murallas custodian un rico patrimonio y el paseo por sus callejas y plazas trasladan hasta la mismísima Edad Media. Su majestuoso castillo domina el panorama general y la Torre de Aragón vigila desde el cerro. El barrio judío es una preciosidad y el puente románico de arenisca roja es símbolo de la villa.

Tras esta atractiva oferta cultural se esconde, como en buena parte del territorio español, otra realidad: la despoblación. La comarca de Molina de Aragón no sólo es una de las zonas más frías de la Península, sino también una de las más solitarias. El éxodo rural, que arrancó en la década de los años cincuenta, ha convertido esta zona en un territorio inhóspito. Algunos medios internacionales la han bautizado como ’la Siberia española’, al tener una densidad de población inferior a la de la región rusa —tres habitantes por kilómetro cuadrado—. Se trata además de una población muy envejecida, que vive de la agricultura y ganadería.

El problema viene de largo. De un estudio reciente ha resultado el mapa de las ‘Áreas Escasamente Pobladas del Sur de Europa’ (SESPAs), que separa las zonas muy escasamente pobladas, con densidades por debajo de 8 habitantes por kilómetro cuadrado, de aquellas con menos de 12,5. Este trabajo documenta que España es el país más despoblado de todo el Sur de Europa: en el 53% del territorio solo vive el 5% de la población. El siguiente país es Portugal (23%).

De la relación entre territorios e índices de población destaca la Serranía Celtibérica, considerado el mayor desierto demográfico por despoblación de la Unión Europea y en cuyo centro se encuentra la ‘zona cero’ de la despoblación europea. Ahí está el Señorío de Molina de Aragón, con sus 2,63 habitantes por kilómetro cuadrado en censo.

No es fácil vivir en esta zona. La temperatura media anual es de 10,5 grados, con una media mínima de 3. Excluyendo los datos del Puerto de Navacerrada (Madrid), casi a 2.000 metros de altitud, se extrae que este observatorio climatológico —uno de muchos que la AEMET tiene repartidos por España— registra las temperaturas más frías de todo el país.

Consecuencias irreversibles

El promotor del proyecto Serranía Celtibérica, Francisco Burillo, y la experta en análisis demográficos de la Asociación Instituto de Investigación y Desarrollo Rural Serranía Celtibérica, Pilar Burillo, han explicado el contenido del estudio ‘Áreas Escasamente Pobladas del Sur de Europa o SESPAs y la Política de Cohesión 2021 – 2027’, que fue presentado al vicepresidente del Parlamento Europeo, Ramón Valcárcel.

“Por fin nos damos cuenta de que este es un problema que afecta a grandes áreas de la Europa de la Unión y que, además, tiene consecuencias que de no tenerse en cuenta ahora podrían ser irreversibles, como la creación de grandes desiertos en lo que a población se refiere, con importantes superficies de terreno sin un núcleo de población con los servicios necesarios”, comentó Valcárcel.

Según el último Informe sobre ‘El medio rural y vertebración social y territorial’, elaborado por el Consejo Económico y Social de España y presentado en el año 2018, el declive en términos absolutos de la población en parte de la España rural es un problema que afecta a gran parte del territorio, y que puede terminar en la desaparición de algunos pueblos. Según el Instituto Nacional de Estadística, en 2016 había en España 3.225 núcleos de población en los que no vive nadie. Galicia y Asturias son las dos comunidades autónomas con más localidades abandonadas: entre ambas suman 2.304, el 71% del total.

Plaza del pueblo Rubielos de Mora, en Teruel, una de las provincias con mayor despoblación.

Plaza del pueblo Rubielos de Mora, en Teruel, una de las provincias con mayor despoblación. EUROPA PRESS

En 2016, el 61% de los municipios españoles no superaban los 1.001 habitantes. La amenaza de la extinción demográfica afecta, en mayor o menor grado, a más de 4.000 municipios. De ellos, 1.286 (358 más que en el año 2000) subsisten con menos de 100 empadronados, lo que les sitúa en máximo riesgo de extinción. Además, hay 2.652 que no llegan a 501 empadronados y su riesgo de desaparecer también es elevado.

Esta situación es especialmente preocupante en provincias como Soria, Teruel, Zamora, Ávila, Burgos o Salamanca, en las que más del 90% de los municipios tiene menos de 1.001 habitantes. Ligeramente mejor es la situación en Guadalajara, Palencia, Zaragoza, Valladolid, Segovia, Huesca, Cuenca y La Rioja, con tasas que superan el 80%.

Molina de Aragón y Laponia son los dos únicos territorios de la Unión Europea con densidades inferiores a 8 habitantes por kilómetro cuadrado. Por tanto, en muchos casos no se trata solo de pérdida de población sino de desestructuración del territorio, pues a la escasez de la población se une su dispersión y que la malla urbana existente es muy exigua, dada la escasez de municipios de más de 5.000 habitantes.