Es uno de los insultos que más se repite en la puerta de la sede de la Audiencia Nacional en San Fernando de Henares. Con cada entrada y con cada salida de los acusados del macrojuicio por el uso de las tarjetas ‘black’ de Caja Madrid y Bankia, el grupo de afectados por las preferentes de ambas entidades lo utilizan con frecuencia en sus gritos y abucheos: chorizo.

Quizá por ello, Ramón Espinar, exconsejero de Caja Madrid y padre del senador de Podemos del mismo nombre, ha concluido su declaración ante el tribunal con una sentencia contundente: “Yo no soy un chorizo”.

Espinar, que gastó casi 178.400 euros con su Visa y para el que el fiscal pide una pena de cuatro años de cárcel y una multa de 81.000 euros, ha explicado que el presidente de Caja Madrid Miguel Blesa le explicó que tenía derecho a una tarjeta por su “especial dedicación” a le entidad y que nunca se le pidieron justificantes por los gastos realizados. “No eran necesarios”, ha apuntado, simplemente había que “manejarla de manera prudente, aunque era de libre disposición”.

Espinar se ha alineado con uno de los argumentos más repetidos por los procesados que han sido interrogados hasta ahora (doce del total de 65): el documento Excel con los gastos realizados con las tarjetas black que ha elaborado Bankia está lleno de errores y no reconoce su validez. “Tiene errores de bulto”, y es “bastante poco creíble, poco documentado y poco fundamentado”.