Renfe ha creado una nueva figura laboral precaria: se trata del “auxiliar de cabina” o maquinista, cuya entrada en vigor se anunció el pasado 15 de septiembre a través de la Gerencia de Recursos Humanos del operador ferroviario. El auxiliar cobrará 13.440 euros brutos anuales divididos en 14 pagas, a razón de 960 euros cada mensualidad.

Para crear este puesto poco remunerado, Renfe tira de Logirail, una filial 100% participada por la compañía pública ferroviaria y creada en 2009 para competir en el transporte ferroviario de mercancías, a su vez liberalizado desde 2005. El área de trabajo se circunscribe de momento a Asturias, según la normativa laboral de la empresa.

“En las distintas terminales de Arcelor Mittal, así como esporádicamente en aquellas otras estaciones de la Comunidad Autónoma de Asturias en que así lo requiera la empleadora por petición de su empresa matriz, Renfe Mercancías”, dice la normativa. Arcelor cuenta con dos factorías, una en Avilés y otra en Gijón.

Las funciones del auxiliar de cabina son muy difusas, una suerte de trabajadores multiherramienta que van desde controlar la circulación de trenes en las parrillas hasta limpiar los vagones, pasando por realizar tareas de carga y descarga. Aún no hay noticia de cuántos aspirantes serán contratados, pero en las reuniones con los sindicatos la empresa ha sugerido que alrededor de un centenar.

Los sindicatos protestan por la creación de esta figura, que Renfe justifica por el ahorro de costes y porque también pagan poco otras empresas que compiten con el operador público en el transporte de mercancías por tren. Precisamente un día después de la creación del puesto de auxiliar maquinista, la dirección de Renfe fulminó al responsable de la división de Mercancías, Antonio Aguilar. “Aguilar no ha conseguido remontar el declive del sector”, confían en la empresa.

Desde la liberalización, este negocio no ha levantado cabeza. En el primer semestre de 2016 perdió un 11,6% de ingresos. Y el volumen de mercancías transportadas vía tren en España ha pasado de 30.890 toneladas en 2005 a 27.392 toneladas en 2014. “La liberalización está siendo un fracaso”, suelta un directivo.

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Conducir y limpiar el tren

Las funciones del puesto son muy diversas. Y distintas entre sí: “labores de dirección del movimiento y circulación de los trenes en parrillas y muelles”; “control y reparto del material ferroviario, efectuando el manejo de agujas, señales y demás aparatos”; “labores de enganche, desenganche, pesaje y acoplamiento de vehículos ferroviarios”; “realización de pruebas de frenado”; “operaciones de carga y descarga”; “desplazamiento y vehículos ferroviarios por sus vías”, lo que da a entender, esto último, que deberán conducir trenes, llegando la media salarial de los maquinistas de Renfe Operadora a 60.000 euros brutos por año, un sueldo que multiplica por cuatro el del auxiliar.

Hay más labores, algunas cuestionables: “Cuando realice labores de conducción de un vehículo de maniobras deberá, al inicio del servicio, efectuar los trabajos de inspección, engrase, limpieza, conservación, entretenimiento, abastecimiento del combustible y repuesto de consumibles del vehículo motor”. Es decir, limpiar y poner a punto el tren además de manejarlo.

“Operaciones complementarias o auxiliares en los trenes”, se lee en otro apartado; “deberá limpiar personalmente cuando así se le indique los vagones que lo requieran”; “asimismo, efectuará la comprobación visual de la correcta colocación de los elementos móviles de los vagones”. La lista de tareas no termina ahí.

De hecho la normativa de Logirail abre la puerta a más carga laboral. “Las funciones anteriormente aquí descritas son las fundamentales del puesto, sin agotar sus funciones, y comprende, en general, las que corresponden a los conocimientos que la caracterizan, sin que la omisión de otras de declaraciones suponga la exclusión del ámbito de responsabilidad del mismo si el trabajo es similar”. Con este lenguaje engolado, Renfe abre la puerta a ordenar más tareas.