Spotify se plantea hacer un cambio que, de materializarse, cambiaría toda la esencia que ha llevado a la compañía a dominar el complicado mundo de la música en streaming. La firma sueca estudia restringir contenidos temporalmente a sus usuarios que no sean suscriptores, cediendo así a las exigencias de los grandes sellos discográficos.

La plataforma y la terna formada por Universal, Sony y Warner Music llevan tiempo trabajando en un acuerdo para modificar las cantidades que Spotify les paga anualmente, en concepto de derechos por las canciones que poseen. El pacto es capital para el futuro de la start up sueca, ya que un 83% de sus ingresos acaban en las arcas de las discográficas.

Esta circunstancia está afectando de manera negativa a las cuentas de la firma fundada y presidida por Daniel Ek. En el año 2015 Spotify perdió 173 millones de euros, pese a disparar sus ingresos hasta los 1.950 millones de euros. El desequilibrio llegó después de que 1.630 millones de euros se escaparan para caer en las manos de los sellos discográficos, encantados de recibir tal cantidad. Actualmente, entre las tres gigantes musicales poseen casi la totalidad de las más de 30 millones de canciones que conforman el catálogo de la plataforma.

Las partes están trabajando para alcanzar un punto común que sería beneficioso para ambos frentes, ya que Universal, Sony y Warner Music tienen participaciones minoritarias en Spotify, por lo que rubricar un acuerdo repercutiría de forma positiva también en ellas. Tras meses de negociaciones, esa firma podría estamparse en las próximas semanas, según Financial Times.

Atractivo bursátil

De confirmarse esta circunstancia, el atractivo de Spotify sería difícil de ignorar para los inversores. De hecho, el empeño de las discográficas por cerrar el pacto responde a su interés por el debut bursátil de la compañía, con lo que eso podría suponer para sus porcentajes dentro del hasta ahora capital privado de la compañía sueca.

Pese a que pueda producirse próximamente, todos estos movimientos no responden a lo que siempre han sido los ideales del fundador y actual CEO, el sueco Daniel Ek, que desde un principio ha defendido la necesidad de mantener un modelo freemium con el que convertir a los usuarios gratuitos en suscriptores a través de ofrecer mejoras en el servicio.

No se puede decir que el sistema no le haya funcionado a Ek. A principios de este mes de marzo Spotify anunció que había superado los 50 millones de suscriptores premium, después de un crecimiento muy potente que ha llevado a la compañía a sumar 20 millones de usuarios de pago en apenas un año. Precisamente esa es la cantidad total que tiene su principal rival, Apple Music, que sigue sin encontrar respuestas para evitar la tiranía del unicornio sueco.