Amancio Ortega aplica a su labor filantrópica los mismos principios que le llevaron al éxito con Inditex, el mayor grupo textil del mundo: "Inmediatez, practicidad y transversalidad", explica Óscar Ortega, director de la Fundación Amancio Ortega, la entidad a encargada de gestionar la obra social del multimillonario empresario. "Quiere ayudar a la mayor numero de personas con iniciativas que lleguen lo antes posible a los beneficiarios".

Por eso el fundador de Inditex ha optado por dedicar su recién anunciada donación de 320 millones de euros para que los hospitales públicos españoles puedan renovar sus equipos de tratamiento radioterápico, por considerarlo  "el tipo de terapia más eficaz y que ayuda a más pacientes", afirma Óscar Ortega. "Había una necesidad ineludible de renovación del equipamiento en España. Y las nueva máquinas de radioterapia permitirán ofrecer un beneficio global a través de tratamientos más eficaces. La mejora es inmediata, y alcanzará a mucha gente a través del sistema público de Salud".

La donación servirá para adquirir 290 máquinas de última generación cuando se formalicen los acuerdos con las comunidades autónomas. El propio Amancio Ortega ha seguido muy de cerca toda la gestión junto al resto del Patronato, según confirma el director de la Fundación: "Ha estado absolutamente involucrado y es un tema que evidentemente le tiene muy ilusionado por el alcance que puede tener en la vida de la gente. Ahora hay que gestionarlo con eficacia a través de los servicios públicos de salud para que se cierre el circulo de satisfacción".

El proyecto, que representa la mayor donación privada recibida por los servicios de salud públicos, comenzó a tomar forma hace 18 meses, cuando la Fundación Amancio Ortega concretó el acuerdo con la Xunta de Galicia para la renovación de equipos oncológicos en esa comunidad, cuna del imperio Inditex, que tiene su sede mundial en Arteixo (A Coruña).

"La renovación tecnológica del servicio oncológico era una necesidad urgente", reconoce Antonio Fernández Campa, gerente del Servicio Gallego de Salud. "Nos planteamos la necesidad de buscar otras vías de financiación y tuvimos la suerte de que a la Fundación Amancio Ortega le resultó interesante.

En el primer año de implantación, en Galicia se pasó de 10 a 15 aceleradores lineales para radioterapia y de diagnóstico con mamografía digital. Y hay otros cinco en proceso de tramitación. La nueva tecnología, según los expertos, permite realizar tratamientos con dosis mucho menores de radiación (menos agresivas para el paciente) y de forma mucho más precisa, cuya principal ventaja es, además de ser tratamientos más cortos, que preserva en mucha mayor medida el tejido sano.

"Visto el éxito de la iniciativa en Galicia, en 2016 entramos en contacto con la Junta de Andalucía y en mayo firmamos el protocolo y una vez que ese proceso estaba bien encauzado, decidimos hacerlo nacional", explica Ortega, que repite como un mantra el mensaje del fundador: "Inmediatez, practicidad y transversalidad". El control del gasto a lo largo de todo el proceso es también marca de la casa, ya que el desembolso se hará máquina a máquina, a medida que se vayan incorporando el equipamiento a cada uno de los hospitales de las comunidades autónomas para asegurarse la transparencia de todo el proceso.

Falta de medios públicos

"El dinero de la Fundación Amancio Ortega va a salvar vidas", afirma el doctor Pedro Lara, presidente de la Sociedad Española de Radioterapia Oncológica, que lleva años denunciando la falta de recursos en los servicios públicos de salud.

Según sus datos, más del 60% de los pacientes de cáncer deberían recibir radioterapia en algún momento del tratamiento. "El problema en España es que tres de cada 10 pacientes que necesitan radioterapia no la reciben porque no hay equipos suficientes", alerta Lara. "Tenemos una tasa de equipos inferior a la necesaria: en los hospitales públicos españoles hay 3,8 equipos por cada millón de habitantes, cuando deberíamos tener entre siete y ocho en los países desarrollados."

Las carencias no se dan igual en todas partes. Según la Sociedad Española de Radioterapia Oncológica,  las comunidades autónomas que están mejor  dotadas son La Rioja, Navarra y País Vasco. Y las que peores equipos para el tratamiento del cáncer disponen son Castilla y León y Aragón.

El problema no es solo una falta de máquinas de radioterapia, sino que muchas de las existentes los profesionales sanitarios denuncian que están obsoletas. "Para nosotros es como trabajar con un Amstrad o un Pentium, como ordenadores viejos que aunque funcionen no te abren ni un pdf", explica este experto en tratamientos oncológicos.

"Los aceleradores obsoletos no pueden hacer las técnicas modernas de tratamiento, por eso la renovación que va a permitir esta donación puede ser tan importante no sólo donde faltan máquinas, también donde están muy obsoletas como en Andalucía y Madrid, que están entre los sitios con un equipo más obsoletos de radioterapia en la sanidad publica", dice Lara. Y añade. "Será sustituir un Amstrad por un iMac de última generación. De pronto podemos utilizar toda la ciencia y salvar más vidas".

La Fundación Amancio Ortega ha decidido invertir en radioterapia porque es el tratamiento mas eficiente para el tratamiento del cáncer. "La radioterapia es una de las armas terapéuticas que mas cura: tiene éxito contra el 40% de todos los tumores y solo cuesta el 5% del total que se gasta en el cáncer", dice Lara. 

Uno de los aparatos de radioterapia adquiridos con los fondos de la Fundación Amancio Ortega para los hospitales gallegos Fundación Amancio Ortega

Sin embargo, la necesidad de esta donación viene a demostrar las carencias de un sistema público. "Soluciona gran parte del problema, pero haría falta que la Sanidad Pública dedique mas atención. Esta década pasada ha sido difícil para la economía en España y no se ha hecho la renovación de equipos necesaria. No se han hecho los deberes contra el cáncer en muchas comunidades autonómas".

Por ejemplo en Galicia, hasta hace un año los enfermos de cáncer que necesitaban radioterapia recibían tratamiento a las dos o las tres de la mañana por lo larga que era la lista de espera.

Antonio Fernández Campa, gerente del Servicio Gallego de Salud, reconoce que las inversiones en el sistema sanitario "encontraban difícil encaje durante la crisis". En Lugo, por ejemplo, todos los pacientes tenían que desplazarse a A Coruña en ambulancia, un trayecto que podía llegar a las dos horas y media para recibir el tratamiento.

Desde que se llegó al acuerdo con la Fundación Amancio Ortega para modernizar y ampliar el equipamiento de radioterapia, sin embargo, "los tratamientos son más cortos, porque necesitan menos sesiones y permiten tratar a más gente. Ya no tenemos gente de madrugada ni hay lista de espera en radioterapia".

En los 18 meses que lleva en marcha este proyecto en Galicia, ya se han comprado e instalado 15 mamógrafos digitales con tomosíntesis y otro en proceso de instalación; a eso se le suman los 12 aceleradores lineales de última generación para los servicios de radioterapia para los hospitales públicos, que la puesta en funcionamiento el año pasado del primer servicio de radioterapia en Lugo.

Tras ver los resultados de aquella inversión de 17 millones de euros en el Servicio Gallego de Salud (Sergas), repetida luego en Andalucía, la Fundación Amancio Ortega decidió convertirlo en un plan nacional que permitiera la renovación tecnológica de los aparatos de diagnóstico y tratamiento oncológico del sistema público de salud de todas las comunidades autónomas. En cuatro años, la Fundación espera que ya se hayan instalado las 290 nuevas máquinas.