El runrún de los últimos días en torno al consejo de administración de Sacyr apuntaba a golpe de estado o, como mínimo, a baile de sillas. En el ambiente del grupo de infraestructuras se palpaba una jugada similar a la que elevó el 21 de octubre de 2011 a Manuel Manrique a la presidencia, cargo que ocupa desde entonces al destronar por sorpresa a Luis del Rivero. Pero la guerra en la cúpula de Sacyr tendrá que esperar: un pacto de caballeros (13 hombres y una mujer con voto en el consejo) parece viable, según las informaciones recabadas. Manrique puede ganar tiempo.

El que iba a ser ejecutor del putsch ha sido ampliamente señalado: José Moreno Carretero, una de las personas más ricas de Castilla-La Mancha a través de su sociedad Beta Asociados; en las últimas semanas, Moreno Carretero se lió a comprar acciones hasta convertirse en primer accionista de la compañía con un 12,8% de las participaciones, adelantando al todopoderoso Demetrio Carceller (12,6%), presidente de la cervecera Damm y vicepresidente primero de Sacyr. Y máximo valedor de Manrique.

Un pacto de caballeros entre Moreno y Manrique parece viable

El movimiento de Moreno Carretero, al que aupó en su día al consejo el defenestrado Luis del Rivero, hizo presagiar una asonada en toda regla: al fin y al cabo, cuentan en el círculo del presidente de Beta, Sacyr ha llevado un camino errático bajo la presidencia de Manrique, coronado el día de Año Nuevo de 2014 cuando la constructora suspendió temporalmente las obras del Canal de Panamá por los sobrecostes. La infraestructura se ha terminado recientemente y Sacyr, que ha perdido varios pleitos relativos a los modificados de obra, exigía en enero de este año al estado panameño 5.386 millones y ahora reclama en los tribunales menos de la mitad, 2.000 millones de euros.

Pero según las partes, la batalla no tendrá lugar aunque haya suficientes motivos. "Moreno no va a plantear una guerra que no va a ganar", dicen cercanos en alusión a la presidencia. "Pero sus reivindicaciones son legítimas y compartidas: un reparto más justo del consejo de administración conforme al capital y una gestión más profesional". Los accionistas tampoco son especialmente partidarios de segar en estos momentos, según El Economista.

Se pretende mejorar la gestión y reorganizar el consejo de forma más justa

Sobre lo primero, Manuel Manrique es presidente ejecutivo con el 1,86% de las acciones. Con esa pobre participación y protegido por Carceller, el presidente metió incluso en el consejo a algo más que un aliado: nada menos que a su hijo Gonzalo Manrique, parapetado tras la firma Cymofag. La sensación de que es necesaria una redistribución orgánica más justa parece haber calado. Los acólitos de Manrique y de Moreno Carretero avanzan una posible reorganización, previo acuerdo entre los dos bandos.

Respecto a lo segundo, la gestión más que dudosa agravada por una crisis letal para las constructoras. En su cénit en 2006, Sacyr (entonces Sacyr-Vallehermoso) estaba valorada en 15.000 millones de euros; en apenas seis años se precipitó hasta los 500 millones de euros, pero un repunte en los últimos tiempos ha revalorizado esta compañía del Ibex por encima de los 1.000 millones. El valor de la acción en noviembre de 2006 rondaba los 40 euros (38,63 euros, valor máximo alcanzado); hoy está en 2,67 euros.

En 2006 la acción valía casi 40 euros y hoy, 2,67 euros

Así las cosas, cobra fuerza la idea de un pacto de altos vuelos entre las partes antes del consejo de administración y de la junta de accionistas, que se celebrarán ambos este jueves 8 de junio. ¿Cuál es la clave para que se logre un acuerdo que evite una refriega que a buen seguro será mediatizada? El apoyo del ex presidente y ex consejero delegado José Manuel Loureda, cuyas sociedades (Prilou y Prilomi) controlan algo menos del 8% de Sacyr. En el consejo también sienta a su hijo, del mismo nombre (y apellido).

*El derrocamiento de Luis del Rivero el 21 de octubre de 2011 no tuvo tanto eco en los medios debido a otros acontecimientos ajenos a la compañía, para fortuna de los muñidores de la operación: ese mismo día Muamar el Gadafi era asesinado al tratar de escapar tras perder el poder en Libia y ETA anunciaba "el cese definitivo de la actividad armada".