La seguridad energética es un elemento clave para la estabilidad de los países. Por lo general, el concepto se vincula con la garantía de suministro de energía suficiente de los estados, con la estabilidad geopolítica de los países exportadores de las materias primas y con una diversificación razonable en el origen de las mismas. Pero no en esa seguridad no sólo influye la cantidad suficiente de energía, sino también que el abastecimiento sea posible a un precio asequible.

Y es que la volatilidad y los aumentos brucos de los precios de los combustibles fósiles –muy singularmente del petróleo y el gas natural- se erigen como los mayores factores de riesgo económico para la seguridad energética para España. Ésta es la principal advertencia del último informe del centro de investigación Economics for Energy, que pone el foco en los problemas que generan los vaivenes en los precios por encima de la eventual incertidumbre por una seguridad suministro que estaría suficientemente garantizada.

Según los autores del informe, presentado hoy en Madrid, la volatilidad de los precios de petróleo y gas le cuestan cada año a España en torno a un 1% de su producto interior bruto (PIB), esto es, algo más de 10.000 millones de euros anuales. Un sobrecoste que resultaría equiparable a duplicar el propio precio de toda la energía consumida por el país.

El impacto millonario no se produce sólo por eventuales incrementos bruscos de los precios, sino que es consecuencia de los reajustes que debe asumir el conjunto de la economía para adaptarse a las subidas y bajadas de las cotizaciones.

En este sentido, los autores del informe proponen para paliar este sobrecoste que España apueste por fuentes de energía menos expuestas a la volatilidad de los precios. Esto es, que apueste por menos petróleo, por menos gas natural y por menos carbón. O lo que es lo mismo, que se apueste por fuentes de energía más estables como la nuclear y las renovables. Economics for Energy es un think tank en el que participan, entre otros socios, grupos energéticos como Iberdrola, Gas Natural Fenosa o Acciona.

“Cuantos más energías fósiles utilicemos, más expuestos estaremos a la volatilidad estructural de los precios”, ha advertido Pedro Linares, director del centro de investigación. “Se deben priorizar energías menos volátiles, como las renovables o la nuclear. Y éste es un elemento más a tener en cuenta para decidir el mix energético español del futuro”.

El Gobierno trabaja en el diseño de la futura planificación del mix energético nacional (el reparto de peso entre los diferentes tipos de energía –nuclear, renovables, gas, carbón…- en la generación de electricidad). El ministro de Energía, Álvaro Nadal, apuesta a mantener todos las energías actuales de cara a 2030, lo que supone ampliar la vida de las nucleares y mantener las centrales de carbón, pese a ser las que generan mayores emisiones.

Los autores del informe abogan por potenciar la eficiencia energética y por flexibilizar tanto la demanda de energía (por ejemplo con equipos de generación que puedan funcionar con varios tipos de energía) como el conjunto de la economía para mitigar el impacto de la volatilidad de los precios.