James Liang, antiguo ingeniero de Volkswagen, ha sido condenado este viernes por un tribunal estadounidense a tres años y cuatro meses de cárcel por su papel en el caso de los motores diésel trucados por el fabricante alemán para ocultar sus emisiones reales. El tribunal de Detroit también le ha impuesto una multa de 200.000 dólares.

Liang, de 63 años, fue entre 2008 y 2016 el responsable de que los motores diésel de Volkswagen cumplieran las normas de los EEUU y la primera persona imputada, en septiembre de 2016, por las autoridades estadounidenses. En enero de este año otros seis ejecutivos de la compañía fueron imputados por su participación en el escándalo.

La condena impuesta por el juez supera la petición del fiscal, que había solicitado para Liang tres años de cárcel y una multa de 20.000 dólares por su papel en el trucaje de los motores que permitió al fabricante alemán de automóviles ocultar las emisiones reales de centenares de miles de vehículos vendidos en Estados Unidos.

Según los fiscales, Liang sabía que Volkswagen estaba utilizando un software ilegal en alrededor de 600.000 vehículos para esconder que las emisiones de óxidos de nitrógeno de sus motores diésel superaban varias veces el máximo permitido por la normativa del país.

Como parte de un acuerdo con la fiscalía, Liang admitió en septiembre de 2016 que ayudó a crear el software ilegal de Volkswagen y colaboró con las autoridades estadounidenses para reducir su condena que podía haber sido de hasta cinco años de prisión.

El grupo de alemán de automoción ha abonado ya unos 25.000 millones de dólares en multas por su responsabilidad en el fraude de los motores diésel. Con todo, los quebraderos de cabeza por esta cuestión no han concluido aún para la compañía con sede en Wolfsburgo.

En los últimos meses se ha conocido que algunas de las marcas que integran el grupo, como Audi o Porsche, han sido igualmente acusadas de haber falseado las emisiones de los motores diésel en algunos de sus modelos.

Esto no ha impedido a Volkswagen recuperar el primer puesto por capitalización del sector en Europa -y el segundo a nivel global- tras desbancar al fabricante de Mercedes, Daimler, también golpeado recientemente por el escándalo de las emisiones de los motores diésel.