El nuevo señor de las finanzas mundiales viaja en bicicleta. Jerome Powell, miembro del Consejo de Gobierno de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), suele acudir a la sede de la institución dando pedales. Un toque de sobriedad que caracteriza a un hombre definido comúnmente como aburrido entre los ejecutivos de Wall Street.

Es difícil saber si a partir del próximo mes de febrero Powell mantendrá su ritual de moverse sobre dos ruedas por las calles de Washintong. Pero lo que sí es seguro es que a partir de entonces, este abogado de 64 años tendrá entre sus manos las riendas de una de las instituciones más poderosas de la economía estadounidense y, en buena medida, de la economía mundial. Powell será el nuevo presidente de la Fed.

La decisión, que ya era un secreto a voces, fue anunciada oficialmente este jueves por la Casa Blanca. El presidente estadounidense Donald Trump ha elegido a Powell para sustituir a Janet Yellen, que dejará la presidencia de la Fed tras cuatro años en el cargo.

Yellen, la primera mujer en presidir el banco central más importante del mundo, se marcha tras asumir la tarea de dirigir la política monetaria estadounidense hacia la normalización, tras años de estímulos monetarios extraordinarios puestos en marcha por su antecesor Ben Bernanke. A lo largo de su mandato, Yellen ha implementado hasta cuatro subidas de tipos, elevando el precio del dinero desde el mínimo histórico de entre el 0 y el 0,25% en que se lo encontró a su llegada hasta la franja entre el 1 y el 1,25% en que se sitúan actualmente. Y según las previsiones aún podría acordar un nuevo repunte en la reunión del próximo 13 de diciembre.

Powell se enfrenta al reto de proseguir las subidas de tipos sin perjudicar al crecimiento económico

Además, desde septiembre, la Fed se halla embarcado en la tarea de reducir su balance, que contabiliza alrededor de 4,5 billones de dólares, tras quintuplicarse durante la última década por los sucesivos programas de compra de deuda con los que Estados Unidos hizo frente a la crisis financiera desatada por las hipotecas subprime.

Pero nada de esto significa que el mandato de Powell vaya a representar un camino libre de obstáculos. El principal desafío al que tendrá que hacer frente el nuevo presidente de la Fed será encontrar el delicado equilibrio que le permita seguir avanzando en la senda de la normalización de los tipos de interés sin frustrar la pujanza de la economía estadounidense. Moverse demasiado lento, alimentaría el riesgo de sobrecalentamiento de la mayor economía del mundo y dejaría a la Fed con poco margen en el caso de que el país se viera envuelto en otra recesión; actuar con excesiva presteza conllevaría el riesgo de endurecer en exceso las condiciones financieras hasta el punto de truncar el que ya es el tercer mayor periodo de expansión de la historia de la economía de EEUU.

En cualquier caso, lo que sí parece garantizar el nombramiento de Powell, que aún precisa de la confirmación del Senado, es cierta línea de continuidad en la política de la Reserva Federal. Miembro de la institución desde 2012, el nuevo señor de las finanzas mundiales se ha manifestado en distintas ocasiones a favor de las medidas de Yellen, por lo que no se prevé que bajo su mandato se produzca un giro notable en la actual estrategia de subidas graduales de los tipos de interés. La imperceptible reacción de los mercados a las noticias sobre su elección apuntan en este sentido.

Más probable es que Powell se muestra más propicio que Yellen a los planes del presidente Trump de reducir la regulación que enmarca la actividad bancaria en Estados Unidos.

El presidente más rico

De este modo, con Powell, Trump rechaza las presiones de miembros de su propio partido que aspiraban a un cambio más radical en la política monetaria estadounidense, que podrían haber encarnado candidatos como el exgobernador del banco central Kevin Warsh o el economista John Taylor, uno de los críticos acérrimos de las políticas de estímulo llevadas a cabo por Bernanke tras el estallido de la crisis. Sin embargo, Trump aún podría forzar una postura más dura en el banco central a través de las designaciones para los puestos que permanecen vacantes, como el de vicepresidente, para el que sigue sonando el nombre de Taylor.

Mientras Yellen pasará a la historia como la primera gobernadora del banco central en no repetir mandato desde 1979, Powell accederá al cargo con la etiqueta de ser el presidente de la Fed más rico. Según los datos disponibles cuenta con un patrimonio valorado en hasta 55 millones de dólares (47,2 millones de euros), pero que podría ascender hasta los 112,3 millones de dólares (96,3 millones de euros) si se incluyen algunas inversiones financieras, según explica Stephen Gandel en Bloomberg.

Casado y con tres hijos, Powell tiene experiencia en política, ya que formó parte del departamento del Tesoro estadounidense durante la presidencia de George Bush padre, entre 1990 y 1993. En ese periodo, Powell supervisó la investigación y sanción al banco de inversión Salomon Brothers por un escándalo relacionado con los bonos del Tesoro. No obstante, la mayor parte de su carrera profesional la desempeñó como socio del fondo de capital riesgo Carlyle, entre 1997 y 2005, tras lo que trabajó en otras entidades de inversión antes de su entrada en la Fed.