Endesa sufre en sus cuentas la mala evolución del negocio en España. La eléctrica registró un beneficio neto de 1.085 millones de euros hasta septiembre, lo que supone un fuerte descenso del 16,9% en relación al pasado ejercicio. Una caída que la filial de la italiana Enel achaca al impacto que tuvo en su actividad la fuerte subida del precio de la electricidad a principios de año, que aún sigue lastrando.

A pesar del golpe, el consejero delegado de Endesa, José Bogas, ha confirmado que la compañía mantiene intactos los objetivos financieros anunciados para el conjunto de 2017. La hoja de ruta de la compañía prevé que este ejercicio alcanzará un beneficio neto de 1.400 millones de euros y un resultado bruto de explotación (ebitda) de 3.400 millones de euros, prácticamente igualando las cifras de 2016.

De momento, entre enero y septiembre, el ebitda de la eléctrica se situó en los 2.548 millones, con una caída del 11,2%. Un descenso ligado al desplome del margen del negocio liberalizado del 18%, mientras que el negocio regulado lo elevaba un 1%. Los ingresos hasta septiembre escalaron hasta los 14.824 millones de euros, un 5,1%.

Endesa subraya la “extraordinariamente baja producción hidroeléctrica y eólica” de este año, que ha provocado que se dispare la producción de electricidad con gas y carbón para cubrir la demanda. Una situación que ha provocado un fuerte aumento de los precios del mercado mayorista (+47,9%), que han afectado a los costes en la compra de energía para la venta a clientes finales (+26,5%). Adicionalmente se ha producido un encarecimiento de los costes del consumo de combustibles (+46,5%) asociado a la mayor producción térmica y al mayor coste de las materias primas.

El grupo presidido por Broja Prado subraya la positiva aportación de su filial renovable Enel Green Power España (152 millones de mayor margen bruto) y el recorte de los gastos que ha supuesto el reintegro de la aportación de Endesa al bono social de 2015 y 2016 (142 millones), tras la sentencia del Tribunal Supremo que obligaba a la devolución de estos importes.

La deuda financiera neta del grupo se incrementó en solo 815 millones de euros con respecto a al cierre del pasado ejercicio, a pesar del pago a sus accionistas de un dividendo por un importe de 1,333 euros brutos por acción, lo que supuso un desembolso de 1.411 millones de euros.