El que fuera gobernador del Banco de España entre los años 2006 y 2012, en el corazón de la crisis económica, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, ha lamentado que la falta de recursos públicos hizo que el Gobierno limitara en lo posible las ayudas a la banca en un primer momento. En consecuencia, ha aseverado, la reestructuración del sector se "multiplicó y dilató" en el tiempo.

En su comparecencia ante la Comisión parlamentaria que investiga las causas de la crisis y el posterior rescate financiero, Fernández Ordóñez ha asegurado que la necesidad de destinar estos recursos a la financiación de la economía, con el consiguiente aumento del déficit público, hizo que quedara poco margen presupuestario disponible y se buscase la forma de sacar adelante al sector financiero “utilizando la menos cantidad posible de recursos públicos”.

Si se hubieran dado más ayudas el déficit "habría colapsado la economía"

Dicho de otro modo, las soluciones en los primeros años de la crisis se dejaron básicamente en manos de los agentes privados y, finalmente, solo a partir de 2012, en las de un rescate bancario por parte de la UE, que alcanzó los 41.300 millones de euros y que sirvió para "resucitar" al sector.

Defiende el rescate

Al respecto ha asegurado que esa ayuda externa del 4,5% del PIB es "relativamente pequeña" si se compara con el impacto que la crisis ha tenido sobre las cuentas públicas, con una deuda que se ha disparado en 60 puntos porcentuales o un PIB que ha perdido hasta 10 puntos de crecimiento, sin contar con el efecto sobre el empleo, los márgenes empresariales o los salarios.

Dicho esto, Fernández Ordóñez ha insistido en que, de haber puesto con anterioridad más dinero público sobre la mesa, el incremento del déficit “habría colapsado la economía”. En conclusión, ha recalcado que “la tarea de los poderes públicos fue complicada y laboriosa” por la delicada situación de la economía.

Poca autocrítica: Todo se podía haber evitado antes

Además, el ex gobernador del Banco de España ha asegurado que no se debería haber llegado a este ese punto. Que la crisis financiera en España se podría haber evitado si, antes de 2007, en el momento de la bonanza económica, se hubiera dado el paso de reestructurar el sistema financiero, como se hizo después.

Sin embargo, ha criticado que en esos días había “euforia” y que “todos participaban” de los tipos bajos herencia de la entrada en el euro. “Nadie alertó de lo que estaba pasando”, ha dicho en referencia a los analistas que, en plena crisis, criticaron que se debería haber atajado la burbuja inmobiliaria.

Según ha precisado, el crédito creció por encima del PIB entre 1996 y 2006, al borde de su mandato, y que, cuando estalló la crisis financiera, “España no estaba preparada”. “La caja de herramientas del armario no servía”, en referencia a los medios con los que se encontró una vez al frente del Banco de España.

El Banco de España tenía "una caja de herramientas que no servía" cuando estalló la crisis

Fue entonces cuando la máquina regulatoria del Estado se puso en marcha para reorganizar el sector financiero. Y en este punto, el gran problema surgió en las cajas de ahorro, por sus condiciones de propiedad y gobernanza.

Fernández Ordóñez ha criticado que el hormiguero de intereses en el seno de las cajas demoró y complicó su conversión en bancos, algo que no habría ocurrido si la simetría con estas entidades, hacia la que se caminó después, se hubiera llevado a cabo antes de la crisis.

Además, Fernández Ordóñez ha defendido el papel del banco emisor tanto antes como durante la crisis. Según ha dicho, se hicieron cosas que no se deberían haber hecho y otras se dejaron de hacer. Entre ellas, regular más. A su juicio, frente a la corriente de desregulación que imprimieron las directivas europeas previas a la crisis, el Banco de España fue más allá y tuvo “más rigor”, pero no fue suficiente.

¿Nuevas crisis a la vuelta de la esquina?

Por último, el ex gobernador del Banco de España ha alertado de que “el riesgo de nuevas crisis bancarias es muy alto” en tanto que no se incrementen las exigencias de aportaciones de los accionistas.

Solo así, ha dicho, será posible que las entidades afronten futuras dificultades sin necesidad de ser rescatadas.