Santander ha manifestado a los sindicatos del grupo su intención de valorar la reducción del número de empleados afectados por el ERE (Expediente de Regulación de Empleo) que prepara, así como la rebaja de la edad para acceder a la prejubilación -actualmente situada en 58 años- y la posibilidad de traspasar empleados de la red NITA -Negocio Inmobiliario y Transformación de activos- de Popular a la red comercial.

Santander concretó en la reunión que mantuvo el lunes con los representantes de los trabajadores las áreas dentro del perímetro del ERE que afectará, a priori, a en torno a 2.000 empleados (alrededor de 1.500 salidas y 575 traslados) de Santander y de Popular, entidad adquirida el 7 de junio por un euro, tras ser rescatado por Europa antes de su colapso por falta de liquidez.

Los despidos se articularán a través de dos ERE. En el caso de Popular, afectará a servicios centrales en Madrid y Cataluña, y a las áreas de Auditoría, Recuperaciones de mora -incluyendo la red NITA-, Servicios Centralizados y Prevención de Riesgos Laborales.

Los Servicios Centrales de Galicia, cuya externalización no se producirá de momento, no sufrirán movilidad.

En Santander las bajas procederán de los Servicios Centrales en Madrid (Boadilla, Marpe y Mesena), Recuperaciones y UCR (Unidades de Control de Red), en diversas provincias de toda España.

Desde CCOO consideran que la salida de 1.500 empleados es una cifra demasiado elevada e insiste en el carácter voluntario de las salidas. Santander prevé que el ERE afecte a 2.000 empleados, de los que en torno a 575 procedentes de las áreas de Tecnología y Operaciones de Popular serán trasladados a otras áreas del grupo.

Los representantes sindicales solicitan reducir el número de empleados afectados, aplicar la movilidad de los Servicios Centrales, trasvasar toda la plantilla de la red NITA a las oficinas comerciales y rebajar la edad prevista para las prejubilaciones.

En medio de las negociaciones del ERE, Santander ha decidido bloquear el bonus de la red comercial de Popular. La medida afecta a alrededor de los 7.000 empleados que trabajan en las oficinas.

Aunque no hay cifras oficiales, se estima que los trabajadores de las oficinas que lograban alcanzar las métricas fijadas por la cúpula recibían al año entre 300 y 500 euros en concepto de bonus, mientras que los directores de las sucursales cobraban entre 600 y 1.000 euros.