Popular murió por una crisis de liquidez. Se desangró a medida que salían millones de depósitos. Durante la semana previa al 7 de junio, antes de que Europa decidiese intervenir la entidad y venderla a Santander por un euro, se evaporaron de los balances del banco 4.670 millones de euros de clientes mayoristas.

Según datos internos de Popular a los que ha tenido acceso El Independiente, en sólo siete días, el sector público retiró 3.044 millones de euros, las grandes empresas reembolsaron 851 millones y los clientes institucionales, otros 775 millones. Fue la puntilla a cuatro meses de extrema volatilidad en la Bolsa en los que la caída de la acción se contagiaba a las oficinas. Las sucesivas rebajas de ráting por parte de las agencias de calificación y, especialmente, la junta de accionistas de abril en la que Emilio Saracho lanzó al mercado un mensaje errático sobre el futuro del banco precipitó la venta de títulos. Sólo en esa jornada, Popular llegó a perder el 9% de su valor. El propio ministro de Economía entonces, Luis de Guindos, lamentó que en su última etapa, la entidad perdiera un 50% de su valor en Bolsa.

El punto de no retorno se alcanzó un mes más tarde, el 11 de mayo, cuando El Confidencial publicó que la entidad estaba al borde de la quiebra. A partir de ese momento, la desbandada de pasivo fue imparable. El volumen total de depósitos de la clientela cayó en torno a 70.000 millones a 56.000 millones en el momento del hundimiento del banco.

Junto a ello, las declaraciones de Elke Köning, presidenta única de la Junta Única de Resolución (JUR), sobre los problemas que atravesaba Popular, animaron todavía más la estampida de dinero.

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Dentro del sector público, la tesorería de la Seguridad Social, dependiente del Ministerio de Empleo y Seguridad Social, sacó 1.140 millones. Le siguió la comunidad de Canarias, con el reembolso de 608 millones, seguida por el ayuntamiento de Barcelona, que movió 340 millones fuera de Popular. También la Comunidad de Madrid puso su dinero a buen recaudo, retirando 198 millones de euros.

Adif Alta Velocidad, entidad pública empresarial adscrita al Ministerio de Fomento, se llevó otros 128 millones. También Enaire, el principal proveedor de servicios de navegación aérea y de información aeronáutica en España, también dependiente de Fomento, reembolsó 96 millones.

Tras éstos, el Gobierno de Navarra y la Junta de Castilla La Mancha retiraron 54 y 47 millones de euros, respectivamente. Otros 47 millones salieron de la cuenta de Loterías y Apuestas del Estado.

El elenco de instituciones públicas que sacaron más de 10 millones de euros de Popular en los días previos a su colapso incluye la tesorería de País Vasco, Sevilla y Toledo; la Sociedad de Desarrollo de Navarra, el área metropolitana de Barcelona, y Fremap, entre otras.

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Entre las grandes corporaciones privadas que huyeron de Popular destacan Afinsa y Mercadona. La administración concursal de la firma especializada en inversión de sellos, liquidada en 2006 por fraude, reembolsó 129 millones de su cuenta en Popular. Apenas dos millones menos, 127 millones, reembolsó la cadena de supermercados que preside Juan Roig.

Otras compañías que rescataron su ahorro fueron Pequeños y Medianos Astilleros, Urbaser, Amorim Energía, Cemolins Internacional, Acitorri, M. Torres Diseños industriales, TSK Electrónica, EDP Servicios Financieros, entre otros.

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Clientes institucionales, principalmente gestoras de fondos y pensiones, optaron por cancelar sus depósitos ante la inestabilidad de Popular. Incluso las gestora de fondos y pensiones de la entidad, participadas entonces por el banco Allianz, reembolsaron depósitos por varias 172 millones.

ING rescató más de 100 millones de euros de tres de sus productos, ING Direct Fondo Naranja Renta Fija y los fondos de pensiones ING Direct 4 y 5.

Y la gestora portuguesa, IMGA canceló depósitos en uno de sus fondos de tesorería por 66 millones. Abanca, Renta 4, Imantia, BMN, Mapfre, Santalucía, Plus Ultra y Bilbao figuran entre las firmas que reembolsaron decenas de millones de Popular.