Este martes, al mediodía en el horario de Wall Street, Elon Musk, fundador y CEO de Tesla, sacudió el mercado afirmando que se está pensando muy seriamente sacar al fabricante de vehículos eléctricos de bolsa y que deje de cotizar.
Musk terminaría así su batalla con los inversores y con el mercado, a los que ha criticado con dureza durante mucho tiempo por sus dudas sobre la compañía y por la enorme cantidad de posiciones bajistas -apuestas a que las acciones bajan- que han tomado.
Am considering taking Tesla private at $420. Funding secured.
— Elon Musk (@elonmusk) 7 de agosto de 2018
El tuit publicado por el visionario sudafricano en su perfil oficial supuso un terremoto que disparó la cotización de Tesla un 11% hasta superar los 377 dólares por acción hasta el entorno de los 64.000 millones de dólares, poco más de 55.000 millones de euros.
El ejecutivo de Tesla incluso afirmó que el precio por acción para sacar a la compañía de la bolsa de Nueva York estaría en los 420 dólares, asegurando que ya tenía el capital necesario para adquirir los títulos de aquellos que quisieran deshacerse de ellos.
Lo cierto es que no ha sido una idea peregrina de Musk en solitario, ya que la junta directiva de Tesla ha reconocido en un comunicado que se han reunido "en varias ocasiones" para valorar los deseos de Musk, CEO y máximo accionista con un 20% del capital, de dejar el parqué.
"Elon ya sacó el tema de hacer privada la compañía en la junta. En esa conversación valoramos cómo podríamos hacerlo y si sería la mejor manera de servir a los intereses a largo plazo de Tesla, así como la forma en la que financiar una operación así", reza el comunicado de la junta, que reconoce "varias reuniones en la última semana" y que ya están "dando los pasos apropiados para evaluar esa decisión".
¿Por qué Musk quiere sacar a Tesla de la bolsa?
La pelea del sudafricano con los inversores viene de lejos. En la conferencia con accionistas y prensa tras la última publicación de resultados de trimestrales de Tesla, el ejecutivo sorprendió menospreciando algunas cuestiones y criticando a aquellos que colocan apuestas en contra de la firma que dirige.
Ese, evidentemente, no puede ser el único motivo para organizar una operación que costaría miles de millones de dólares sólo para satisfacer las demandas de Musk. Hay otro buen puñado de razones para hacer un movimiento en dirección opuesta al camino que suelen tomar todas las grandes firmas.
La principal es mantener en privado todos los números de Tesla. Al estar listada en Wall Street, la empresa tiene la obligación de hacer pública información para tener al día a los inversores. Esos datos no siempre son positivos, como puede ser la deuda, el número de coches producidos, los sueldos de la cúpula, despidos y contrataciones... Habitualmente se facilitan al cierre del trimestre y pueden provocar fuertes caídas en el valor de las acciones.
Otro de los beneficios de hacer pública una empresa es que recuperas el control total sobre ella, algo que en el caso de Musk, accionista mayoritario, es importante. Los tenedores de acciones que decidieran mantenerlas tendrían bajo su mano el rumbo de la compañía y las operaciones a emprender, sin depender de la presión del mercado.
Una operación costosa
Musk también se apuntaría una fuerte subida en el precio de los títulos, ya que ha situado en 420 dólares el precio por cada participación en caso de salir de Wall Street. Para hacerlo, Tesla tendría que pagar dicha cantidad por acción a todos aquellos que quisieran convertirlas en dinero contante y sonante.
Ese no sería un movimiento fácil. Para cubrir todo el dinero que hace falta, Tesla debería captar 50.000 millones de dólares, poco más de 43.000 millones de euros, en financiación. Añadiendo a eso alrededor de 10.000 millones de dólares, 8.600 millones de euros, en deuda, Musk tendría el dinero necesario para convertir sus deseos en realidad.
Fuentes de Wall Street citadas por CNBC afirman, sin embargo, que haría falta aún más capital. "Va a ser difícil incentivar a los creyentes en Tesla para que abandonen sus acciones. Muchos inversores no pueden hacerlo en una compañía pública y podrían verse obligados a vender", explican en el medio estadounidense. "En cualquier caso, muchos de ellos no lo harían ahora mismo, y mucho menos por sólo un 16% más de lo que valen las acciones. No sería suficiente".
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