Economía

Los desmanes de Musk hunden a Tesla en bolsa a las puertas de un gran pago de deuda

El fundador y CEO de Tesla, Elon Musk. EFE

Mientras Elon Musk está entretenido con sus cosas, fumando marihuana en un podcast emitido en directo en YouTube o burlándose del regulador bursátil de Estados Unidos en Twitter, la compañía que fundó y dirige, Tesla, afronta uno de sus periodos más complicados, que no es decir poco.

Incluso dentro de la espiral de convulsión que rodea habitualmente al fabricante de coches eléctricos, los próximos cinco meses son todavía más decisivos para su futuro y su viabilidad económica. Y encima no llegan esas fechas en un buen momento, con medio departamento financiero en fuga y con Musk en plena disputa con las autoridades supervisoras de Wall Street, pero la rentabilidad está en juego.

Tesla tendrá que afrontar en los próximos 13 meses el vencimiento de 1.500 millones de dólares, casi 1.300 millones de euros, de los más de 11.500 millones de dólares, casi 10.000 millones de euros, que figuran en sus libros. Es decir, toca pagar.

La fecha más importante dentro de ese plazo de poco más de un año es el 1 de marzo. Ese día Tesla cumplen 920 millones de dólares, casi 800 millones de euros, de deuda en bonos convertibles en acciones.

Esa modalidad permite a los tenedores de la deuda canjear el capital por acciones de la compañía, algo que sería perfecto para Tesla ya que se ahorrarían el dinero. Sin embargo, dicha emisión colocó en 360 dólares por acción el precio para hacer el cambio, un valor que está muy lejos de los actuales 255 dólares en los que se mueven las acciones. Con el mercado nunca se sabe, pero parece muy improbable que se produzca una subida tan importante antes del 1 de ma rzo.

Tesla deberá afrontar estos pagos tirando de reservas de capital, ya que Musk se comprometió a no acudir a más financiación hasta que la firma no tuviera un flujo de caja positivo y alcanzara la rentabilidad, algo que todavía no ha pasado.

Según los analistas de Bloomberg, en las arcas de Tesla hay en estos momentos alrededor de 2.200 millones de dólares, poco más de 1.900 millones de euros, cantidad justa para ir afrontando los pagos. El problema es que hace 18 meses esa cifra era el doble de grande y que, cada mes que pasa, se reduce todavía más.

Tal y como está la situación, los expertos de Bloomberg apuntan a que la principal opción de Tesla pasa por dar una patada hacia delante, en forma de una nueva emisión de bonos convertibles que les ayude a sobrellevar el momento y a sobrevivir para pelear otro día.

Descalabro en bolsa

La verdad es que las cosas no están demasiado tranquilas por Palo Alto, donde Tesla tiene su cuartel general. Además de los desmanes de Musk en Twitter, mucho más habituales de lo recomendable para el CEO de un gigante empresarial, y el pago de la deuda, el valor del fabricante en bolsa está en pleno descalabro.

Desde el pasado 2 de octubre Tesla ha perdido poco más de un 19% de su valor en bolsa, un porcentaje que se traduce en casi 10.000 millones de dólares, 8.600 millones de euros, volatilizados. El pasado 1 de octubre la compañía valía 53.000 millones de dólares, por los 43.500 millones de dólares, 37.600 millones de euros, que capitaliza a media sesión de este miércoles.

Todo esta convulsión se une, además, a la búsqueda de un nuevo presidente para la compañía. Musk consiguió eludir la demanda del regulador bursátil de Estados Unidos comprometiéndose a dejar su cargo, manteniendo el de CEO, y buscando a alguien que le sustituyera con el título de presidente.

Las malas noticias tapan, como suele ser costumbre, las buenas cifras de Tesla en lo que de verdad debería importar a un fabricante de coches eléctricos: fabricar coches eléctricos. Por fin han conseguido darle ritmo a la producción del Model 3, llamado a ser el sostén financiero de la compañía, y cumplir con las 5.000 unidades semanales que habían prometido.

Todavía está por ver si este pico de producción es simplemente eso, un pico fruto de un esfuerzo insostenible en el tiempo, o si de verdad han alcanzado el punto en el que las cadenas de montaje son capaces de mantener el ritmo. Esto quedará, por desgracia para los inversores, en segundo plano mientras Musk se dedique a devaluar su empresa cada vez que abre su perfil de Twitter.

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