Aluvión de malas noticias para el Gobierno. El mismo día que la Comisión Europea ha comunicado una nuevo recorte de las previsiones de crecimiento de la economía española para 2019, hasta el 2,1%, el Instituto Nacional de Estadística (INE) ha publicado el dato de producción industrial (IPI) del último mes de diciembre, en el que se certifica que el sector pasa por malos momentos.

Eliminando los efectos estacionales y de calendario, la producción industrial descendió un 1,4% en el último mes del año, mejorando en cuatro décimas el resultado del mes de noviembre. Sin embargo, la comparativa anual es la que hace saltar las alarmas.

La estadística muestra como la producción del sector se ha desplomado en los dos últimos meses del año, pasando de pequeñas variaciones, positivas y negativas, desde un pico de incremento del 4,7% en el mes de marzo, a una caída del 3,2% en noviembre y del 6,2% en diciembre.

Todos los sectores presentan tasas anuales negativas, con lo que se puede decir que se trata de un problema generalizado de producción, lo que en opinión de analistas consultados por este periódico, como la economista senior de Funcas María Jesús Fernández, supone un dato anómalo dentro de la recuperación del sector exterior que se registró en el último tramo de 2018.

Pero lo cierto es que, como señala Fernández, la caída de la producción industrial en el último trimestre de 2012 es la más profunda desde el cuarto trimestre de 2012, cuando España aún atravesaba los peores momentos de la recesión.

Esto refleja que, tras la mejora de ese sector exterior, se está larvando una importante crisis del sector industrial que está dejando a la construcción como única locomotora de una economía en desaceleración, algo que recuerda a algunos analistas a la composición del PIB de los años precrisis.

Las causas del ‘pinchazo’ de la industria

De entrada recordar que este indicador se conoce después de la publicación del índice de producción manufacturero que elabora IHS Markit y que es un termómetro más habitual de la marcha de la economía en tanto que aporta importante información sobre pedidos. Este indicador también recogía una caída a finales del año 2018, pero luego experimentó un repunte en enero.

Pese a ello, los analistas ven con preocupación los datos de producción de este jueves puesto que se explican por factores estructurales.

De un lado, el profesor de la Universidad de Alcalá José Carlos Díez pone el foco en el sector del automóvil. Anticipa que el cambio en la normativa de emisiones que ha impactado de lleno, por ejemplo, en la industria automovilística alemana podría haber provocado un anticipo de la producción durante el verano, que después habría llevado a un frenazo en seco al final del año.

Sin embargo, recuerda que la producción de coches en China se ha reducido en un 10%, algo que importa y mucho a la economía española, en tanto que el 90% del sector del automóvil es exportador y está implicado en las cadenas de montaje de muchos modelos que produce el gigante asiático. Y, sobre todo, la economía europea ha levantado el pie del acelerador aún a la espera del impacto real del Brexit a partir del próximo mes de marzo.

Todo ello se estaría reflejando en las rúbricas de bienes de equipo y bienes intermedios, que en el mes de diciembre cayeron un 5,7% y un 4,3%, respectivamente.

Eso del lado del sector exterior. Dentro de las fronteras, la patronal ANFAC ha advertido de una caída de dos dígitos en la compra de vehículos en enero, algo que Díez asocia a los temores despertados por la subida de impuestos al diésel. Si estos se suma un agotamiento de la demanda embalsada durante la crisis --como certifica el último informe de Situación España del BBVA Research y la propia Comisión Europea--, el resultado es una caída de hasta el 12,7% de la producción de bienes de consumo duradero.

Por último, los datos del INE reflejan también una caída del 11,2% de la producción energética, algo relativamente lógico si se tiene en cuenta que es la industria el sector que más energía consume y que en estos momentos está en plena frenada.

Ya se nota en el empleo

El rastro de estos datos negativos de producción se deja ver ya en el empleo, como reflejó la Encuesta de Población Activa (EPA) correspondiente al cuarto trimestre del año 2018.

Del mismo modo que los datos de Contabilidad Nacional llevan dos trimestres seguidos reflejando descensos en la actividad industrial, el indicador de empleo reflejó un descenso en el cuarto trimestre del 0,6%, tras un ligero crecimiento del 0,1% en el trimestre anterior y frente al avance del 3,2% en la construcción en el último tramo del año.