La zona es de difícil acceso. Puro monte en la provincia de Ávila. La finca, de unas 400 hectáreas en el pequeño pueblo de Mediana de Voltoya, se dedica a la cría de ganado. Y por ella pastan unas 130 vacas nodriza (también sus terneros), lo normal en la zona. Pero todas esas reses llevan un llamativo collar con un dispositivo amarillo que sirve para tenerlas localizadas y monitorizadas en todo momento.

Lo que llevan las vacas al cuello es un sensor que sirve para conectarse a una antena que envía los datos de ubicación y del estado del animal a un satélite y éste lo reenvía a ordenadores o móviles de la compañía ganadera para tener vigiladas y controladas a las reses. Puro internet de las cosas (IoT) que gracias a hacerse vía satélite esquiva las dificultades de la cobertura de telecomunicaciones terrestres que hay en zonas rurales.

De momento es un proyecto piloto en el que Hispasat pone los satélites, Eurona aporta la estación base y la antena de telecomunicaciones sobre el terreno y la sociedad Digitanimal participa con los sensores colocados a las vacas. Con todos los equipos los servidores en la nube reciben de forma continua la información sobre las cabezas de ganado con independencia de las telecomunicaciones terrestres y permite su análisis mediante técnicas de big data.

Vacas en el campo con sensores para poder ser monitorizadas.
Vacas con sensores para poder ser monitorizadas. DIGITANIMAL

“El enlace satelital aporta conectividad en aquellas zonas en las que las telecomunicaciones terrestres son insuficientes. De este modo, la falta de conectividad no es ya una limitación ni para empresas como Digitanimal ni para los ganaderos con explotaciones ubicadas en zonas sin cobertura terrestre”, explican fuentes de Hispasat, la compañía de satélites que acaba de incorporarse a Red Eléctrica Corporación tras su compra.

A través de sensores aplicados en collares, se controla en todo momento la ubicación y el estado del animal gracias a una aplicación que registra toda esta información y que puede consultarse desde un ordenador o un dispositivo móvil. Y con ello se consiguen mejoras en la gestión de ganadería desde reducir la pérdida de animales a ahorrar costes al poder reducir los desplazamiento de los empleados para controlar el ganado u optimizar la en la alimentación del animal.

Satélites para tu ensalada

El de las vacas conectadas es sólo uno de los proyectos pilotos para los que se han aliado Hispasat y Eurona. Ambas compañías se han unido para llevar el wifi vía satélite a la huerta alicantina y lo ha hecho en una de las plantaciones de Florette, la compañía de ensaladas y verduras envasadas.

Florette ha puesto en marcha un sistema de gestión interno de toda su cadena de producción y distribución que requiere disponer de manera constante de información facilitada por los agricultores locales, que han de aportar datos actualizados desde el terreno para que la compañía adopte decisiones de negocio con mayor precisión.

Para ello los agricultores necesitan de dispositivos móviles para transmitir la información, pero  el sistema no puede implementarse si se carece de conectividad. Para ello, Eurona ha instalado en una finca de Florette en Elche un punto WiFi satelital conectado a Hispasat que despliega un servicio de banda ancha por medio del cual los trabajadores de la finca pueden enviar en tiempo real todos los datos que precisen a través de sus dispositivos móviles.

Hispasat y Eurona defienden su alianza como un intento de “impulsar la transformación digital del sector agroalimentario en el medio rural y mitigar la brecha digital en el campo a través de tecnologías como el satélite y el hotspot WiFi”. La tecnología satelital aporta conectividad en aquellas zonas en las que las telecomunicaciones terrestres son insuficientes y permite a los agentes presentes en el ámbito rural sumarse al proceso de transformación digital.

El sector agrario ha de afrontar, como el resto de actividades, el ineludible proceso de transformación digital. Es la denominada “Agricultura 4.0”, que debe poner en manos del medio rural nuevas herramientas digitales para incrementar la productividad y rentabilidad de las explotaciones, reducir los impactos negativos en el medio ambiente y mejorar la organización logística de la cadena de valor al poder predecir y ajustar mejor la recogida y envío al mercado de las cosechas.

Pero ninguna de estas herramientas puede alcanzar su funcionalidad óptima sin una conectividad de calidad, eficiente, continua y universal. España es líder en despliegue de fibra óptica en Europa, pero aún hoy hay más de 2.040 pueblos del territorio nacional que no disponen de acceso a Internet a un mínimo de 10 megabits por segundo.

Y si la cobertura de banda ancha en estas zonas rurales es aún deficiente en las poblaciones pequeñas, la situación es aún peor en el campo, donde hay muchas viviendas aisladas y donde se ubican la mayoría de las explotaciones agrícolas, ganaderas y forestales, que también precisan de conectividad.

“Este hecho genera una desigualdad digital que influye negativamente en el desarrollo social y económico de las poblaciones y las personas que allí habitan”, sostienen desde Hispasat. “Los satélites de telecomunicaciones pueden ser determinantes a la hora de transmitir datos provenientes de sensores instalados en campos de cultivo o animales y de dotar de conectividad en tiempo real a aquellas zonas en las que la infraestructura terrestre no llega y, si lo hace, es mediante tecnologías hoy por hoy insuficientes, como el GPRS”.