Repsol se lanza a crecer en el negocio de la recarga de vehículos eléctricos. La petrolera ha cerrado un acuerdo para tomar el control directo de la red de más de 1.200 puntos de carga repartidos por toda España que hasta ahora era propiedad de Ibil, una sociedad en la que Repsol y el Ente Vasco de la Energía (EVE) se reparten el accionariado a partes iguales y que crearon en 2010 como el primer gestor de recarga eléctrica de España.

Repsol pasa a controlar una red integrada por 1.000 terminales privados, instalados en empresas y en viviendas, y también una red en localizaciones públicas de más de 230 puntos. De estos últimos, 35 son puntos de carga rápida situados en gasolineras de la propia Repsol y también se incluyen los dos primeros puntos de recarga ultrarrápida de España localizados también en estaciones de servicio de la compañía.

Estos enchufes ultrarrápidos permiten recargar la batería de vehículos que soporten esta tecnología en un tiempo de entre cinco y diez minutos, similar al que se emplea en un repostaje convencional de combustible. Repsol instaló hace apenas dos meses en su gasolinera de Ugaldebieta (Vizcaya) cuatro terminales capaces de entregar individualmente hasta 400 kW, lo que los convierte en los puntos de recarga de mayor potencia de Europa.

En paralelo, Repsol también adquiere los servicios de comercialización de energía de Ibil, lo que implica que reforzará el crecimiento de su eléctrica sumando los clientes de estos puntos de recarga. La comercializadora Repsol Electricidad y Gas absorbe la labor comercial y los contratos de suministro de energía que ya había suscrito Ibil.

Por su parte, Ibil seguirá controlada al 50% por Repsol y EVE, y centrará su actividad sólo en la venta y desarrollo de servicios tecnológicos para la movilidad y en la innovación en la instalación y operación de infraestructuras de recarga.

La operación se conoce después de que Repsol haya anunciado, esta misma semana, un plan para reconvertirse en una compañía verde y adaptarse a los objetivos contra el cambio climático. El consejo de administración de la petrolera, coincidiendo con la apertura de la Cumbre del Clima de Madrid, aprobó el pasado lunes emprender una auténtica reconversión ecológica de la compañía, con el objetivo de ser una empresa con cero emisiones netas en 2050 y volcándose en su expansión en las energías renovables.

Una nueva estrategia que va a tener un fortísimo impacto en las cuentas de la compañía de este año. Repsol provisionará 4.800 millones de euros por el deterioro en el valor de sus activos de petróleo y gas natural, lo que provocará que registre unas pérdidas históricas en el ejercicio 2019.

Repsol grupo redoblará su apuesta por crecer en el negocio de las renovables. Hasta ahora, Repsol se había marcado como objetivo contar con plantas de energías de bajas emisiones con 4.500 megavatios (MW) de potencia en 2025. El consejo de administración elevó esa meta hasta los 7.500 MW de instalaciones de generación eléctrica de bajas emisiones (entre las que la compañía incluye no sólo las renovables, también las plantas de ciclo combinado de gas), un 66% más.