El recién estrenado 2020 ya cuenta con su primera crisis en los mercados financieros. Y el detonante no ha sido ninguna de las amenazas geopolíticas a las que se vienen enfrentando los inversores desde hace varios trimestres, como la guerra comercial o el Brexit, sino los temores desatados por la propagación del coronavirus surgido en China, que ya ha causado más de 80 muertes.

La rapidez con la que se está propagando el virus, a pesar de las contundentes medidas de contención decretadas por el Gobierno chino, ha espoleado la preocupación de los inversores por la posibilidad de que esta nueva crisis sanitaria acabe suponiendo un revés considerable a una economía mundial que empezaba a arrojar los primeros síntomas de recuperación, tras el frenazo del ejercicio anterior.

Los expertos recuerdan que en 2003, cuando se produjo un brote considerado similar al actual -que acabó causando más de 800 muertos en 26 países-, la economía china, epicentro de la infección, sufrió un golpe de entre el 1 y el 2%. Entonces, el impacto para el resto del mundo fue muy limitado, pero, dada la relevancia que ha ganado desde entonces China como motor del crecimiento internacional son varios los análisis que sugieren que esta vez el contagio económico podría ser mucho más serio.

El temor a un frenazo de la economía china que contagie a la economía mundial provoca una fuerte caída del petróleo

"Para el resto del mundo, dados los moderados niveles de crecimiento, las posibles disrupciones que se produzcan en los próximos meses podrían tener un efecto generalizado. China es ahora más importante que nunca para la economía mundial. Cuando se produjo el brote de SARS en 2002, China representaba el 4,2% de la economía mundial, y contribuía con el 18% al crecimiento del PIB global. Para 2018 su participación en el PIB mundial había aumentado al 15,8%, y el 35% del crecimiento mundial provenía de China", observa Azad Zangana, economista y estratega senior de Schroders, quien advierte de que "la recuperación de la industria manufacturera mundial, que acaba de comenzar, corre ahora el riesgo de frenarse".

Con estas nuevas incertidumbres sobre la mesa, las bolsas mundiales han detenido este lunes de forma abrupta el buen tono que venían reflejando en las primeras semanas de 2020, firmando su mayor caída en casi dos meses.

El Ibex 35 español se ha dejado un 2,05% de su valor, situándose en los 9.366 puntos, su nivel más bajo desde el pasado 10 de diciembre.

El resto de grandes plazas europeas no ha corrido mejor suerte, en una jornada en la que los datos de confianza económica tampoco han favorecido el optimismo internacional. El Dax alemán y el Cac 40 galo han restado más del 2,6%, mientras que las pérdidas del Ftse Mib italiano y el Ftse 100 británico han rondado el 2,3%.

Asimismo, Wall Street se unía al tono negativo de la jornada, con caídas próximas al 1,5%, de las que tampoco escapaban las bolsas emergentes, con índices como el Bovespa brasileño acercándose al 3% de caídas.

El revés bursátil ha estado encabezado por las compañías de la industria turística, ante la percepción de que el coronavirus podría provocar una limitación de los viajes a corto plazo, que acabe afectando a las cuentas del sector.

La incertidumbre golpea con fuerza a aerolíneas y compañías hoteleras a nivel global

En el mercado español, compañías como Amadeus y Melia han cerrado la jornada con caídas en el entorno del 6%, seguidas muy de cerca por IAG, que retrocede un 5,23%. Y un panorama semejante se reflejaba en el resto de plazas europeas: las aerolíneas Air France-KLM, easyJet y Lufthansa han sellado caídas entre el 5,7% y el 4%, mientras que el grupo de cruceros Carnival y la multinacional hotelera Intercontinental se acercaban al 5% de recortes.

En Wall Street destacaban las caídas de Royal Caribbean, que superaban el 6,4%, mientras que American Airlines y United Airlines se dejaban un 5,3 y un 4,3%, respectivamente.

La creciente preocupación se reflejaba igualmente en el mercado de materias primas, donde el petróleo sufría un nuevo revés, que llegaba a rozar el 4% en el caso del Brent, reflejando el riesgo de que el virus chino provoque un nuevo frenazo del crecimiento global.

El oro, por su parte, repuntaba un 0,6% y alcanzaba máximos desde 2013, con los inversores en busca de activos refugio.