Han pasado cuatro años y ni la pandemia ha logrado paralizarlos. El movimiento de pensionistas de Euskadi se organizó para salir contra la Rajoy y lo ha seguido haciendo contra Sánchez. La revalorización del 0,25% que planteó el Gobierno popular fue la chisma que activó las movilizaciones semanales. Las imágenes de miles de pensionistas reclamando una mejora de sus pensiones se hicieron habituales. Incluso el contagio se extendió inicialmente a otras comunidades autónomas.
Cuatro años más tarde, los pensionistas vascos, los que de media tienen las pensiones más altas de España, siguen saliendo todos los lunes a la calle. "Estamos decepcionados", reconoce Jon Fano, uno de los portavoces del movimiento. Ni siquiera la reciente actualización de las pensiones del 2,5% para las contributivas y del 3% para las no contributivas ha logrado rebajar sus reivindicaciones. Recuerdan que la inflación es hoy mucho mayor y que de facto, sus pagas han perdido poder adquisitivo.
Fano recuerda que en la lista de demandas no correspondidas figura también elevar a 1.080 euros la pensión mínima, mejorar la situación de las viudas o blindar los ingresos de la caja de la Seguridad Social "con mejores empleos", aflorando la economía sumergida retirando gastos impropios. "Hay un disgusto generalizado", reconoce. Por ahora, no pierde la esperanza de que el Gobierno pueda un día recibirles, escucharles, "lo hemos intentado un millón de veces pero siempre hay problemas de agenda, nos dicen".
Pregunta.- El Gobierno ha actualizado las pensiones de acuerdo al IPC... ¿están contentos?
Respuesta.- No. La aplicación del 2,5% para el año 2021 y el 2,5% para el 2022 es negativa. Han actualizado la pensión a 31 de diciembre y luego con el IPC. Pero lo que sucede es que históricamente la actualización de las pensiones y de los convenios referenciados al IPC se hacía al del año en curso pero en 2021 en noviembre el IPC era del 5,5% y en diciembre del 6,5%. Por tanto, la actualización que se nos ha hecho ha supuesto una pérdida de tres puntos.
P.- Llevan cuatro años movilizándose todas las semanas en más de 70 localidades. Denuncian que sus reivindicaciones siguen, en gran medida, sin atenderse.
R-. Para el movimiento de pensionistas vascos la reivindicación de la pensión mínima de 1.080 euros es fundamental. Con las medidas adoptadas ha quedado en 724 euros, muy lejos. Según la carta de derechos europeos asumida por este gobierno de coalición, siguen muy lejos de esas cantidades.
P.- Pero otras sí han mejorado en este tiempo, como las pensiones de viudedad.
R.- Sí, pasó del 54% al 60% del salario regulador del cónyuge, pero incluso así no se llega a la pensión mínima en muchos casos. Hay otros elementos fundamentales que siguen pendientes. Como el sostenimiento del sistema. Frente a los debates y denuncias de que el sistema es insostenible, es deficitario respondemos que si se mejoraran los empleos y salarios habría ingresos mayores en la Seguridad Social. Si se destaparan las horas extra, los trabajos sumergidos y cotizaran, habría un aumento. Y si se acabara con la temporalidad y precariedad... Todo ello elevaría los ingresos.
P.- Por tanto, una responsabilidad compartida de Gobierno, empresarios y trabajadores.
R.- De todos, pero es cierto que un sector de la población, por diversas circunstancias, se ve obligado a realizar trabajos sumergidos. Luego está la deuda acumulada con la Seguridad Social por la cantidad de millones detraídos para gastos impropios que no se corresponden con abonos o prestaciones que debe hacer la Seguridad Social.
P.- Que el actual modelo de seguridad social con la realidad que existe es insostenible, ¿es falso?
R.- Es una mentira. Detrás se esconde lo que a bancos y aseguradoras les interesa. Quieren crear las condiciones para que se promuevan los fondos privados de pensiones individuales y colectivos.
Que la Seguridad Social es insostenible es falso, detrás están las aseguradoras"
P.- Dentro de su movimiento hay muchas organizaciones afines a la izquierda, desde Bildu hasta Izquierda Unida, Podemos, la CNT… ¿El Gobierno de coalición actual les ha decepcionado?
R.- En el sector más activo del movimiento, que es el grueso de quienes acuden a las concentraciones sí hay un gran desasosiego y enfado importante. Estamos preocupados por la reforma de las pensiones que se ha hecho y por la reforma laboral en curso. Todos los lunes asistimos a concentraciones y ahí hay un disgusto generalizado. No se entiende que un gobierno de coalición de partidos autodenominados de izquierdas no adopte unas políticas sociales más acordes con las necesidades de pensionistas y trabajadores. Hay preocupación. Se considera que este Gobierno se ha subordinado a los poderes económicos y a las directrices económicas que se expresan desde Europa.
P.- Que lo haga un Gobierno con ministros que proceden del Partido Comunista, ¿le sorprende?
R.- Es difícil de entender, sí. Nos preocupa que no hay una voluntad firme por parte de los partidos del Gobierno de enfrentarse con realidad a los poderes económicos. Buscan una conciliación con ellos a cambio de aceptar muchas de sus exigencias. Es lo que explica la reforma de las pensiones y la reforma laboral. Un gobierno de coalición progresista no puede sostenerse sobre esa base, sino sobre un acuerdo con la mayoría de los sectores sociales, como los pensionistas, los trabajadores, las mujeres o los jóvenes. Es preocupante.
P.- El movimiento de pensionistas lleva cuatro años manifestándose cuatro años. ¿Se sienten escuchados?
R.- El movimiento emergió por la congelación de pensiones y de aplicación del 0,25% que veníamos sufriendo. Era tal la frustración acumulada que generó una respuesta muy espontánea y masiva en todo el Estado. Tras una reflexión se llegó a la conclusión de que los problemas eran mayores que esa actualización. Por eso se reivindicó asegurar la subida de las pensiones con el IPC real y subir las pensiones hasta un mínimo de 1.080 euros. En los años 2018 y 2019 nos subieron un poco por encima del IPC y en 2020 el IPC, el 0,9%. Si no hubiera habido este movimiento de contestación hubiéramos seguido con el 0,25%. Conseguimos también que el cálculo para las pensiones de viudedad se pasara del 56% al 60%. Y mejoramos pírricamente las pensiones mínimas. También que se eliminara el factor de sostenibilidad. En la práctica supuso que algo que estaba marginado, olvidado de las preocupaciones sociales y políticas no pudieran ocultarlo.
Lo hemos intentado un millón de veces, el Gobierno siempre dice que hay problemas de agenda para recibirnos"
P.- ¿Van a seguir movilizándose?
R.- Sí, claro. Quedan muchas reivindicaciones. En el movimiento de pensionistas vascos estamos muy organizados, tenemos comisiones sólidas en las capitales y en unos 70 pueblos. Tenemos una conciencia muy clara de la necesidad de seguir movilizándonos para intentar paliar los efectos y medidas que se han tomado. Aún mantenemos la confianza de miles de pensionistas y de muchos más que, sin participar en las movilizaciones, hacen suyas las reivindicaciones.
P.- ¿El Gobierno les ha llamado para escucharles?
R.- Lo hemos intentado un millón de veces con el Gobierno central, el vasco y el navarro y no ha sido posible. Con la ministra Magdalena Valerio hubo contactos, pero posteriormente hemos intentado reunirnos con el Gobierno o sus grupos parlamentarios y siempre nos han aducido problemas de agenda. Por parte del Gobierno han preferido tratar con los sindicatos.
P.- Fuera del País Vasco puede sorprender que siendo Euskadi el lugar donde se pagan las pensiones más altas sean al mismo tiempo donde más se movilizan.
R.- Las razones son claras. Yo diría que tenemos las pensiones menos bajas, más que las más altas. La razón histórica es que aquí ha habido muchas luchas ofertas que han permitido buenos convenios, el carácter industrial también ha influido en los salarios y las condiciones salariales. Hay una tradición de querer defender los derechos sociales y laborales y eso se nota en este movimiento. Aquí convergen generaciones de personas que durante décadas formaron parte de esos movimientos obreros y sociales. Por eso quizá hay una conciencia mayor.
P.- ¿Por qué en otras comunidades autónomas la movilización de pensionistas es menor?
R.- Aquí la representación sindical es diferente. CCOO y UGT representan un 30%. Eso también influye en la firma de convenios, en las reivindicaciones, etc. que son distintas. Eso explica lo que está sucediendo. Los grandes sindicatos, CCOO y UGT fuera del País Vasco y Navarra arrastran una historia de cierta colaboración con empresarios y el Gobierno. No han emergido movimientos o corrientes contestatarias a esa política que tengan cierto peso. Esa cultura de lucha que tenemos aquí quizá no se ha dado del mismo modo.
Aquí tenemos la pensiones menos bajas, pero quizá más cultura de movilización"
P.- El movimiento nació como una reacción social. Dijeron que eran apolíticos. Esta cuestión generó tensiones internas. Muchos de ustedes tienen pasado político. ¿Siguen siendo un movimiento apolítico?
R.- Lo que caracteriza al movimiento de pensionistas es que es social, puramente social por la defensa de las pensiones. Ahora ha incorporado todo lo relacionado con los cuidados en la vida, la salud y la pandemia o la solidaridad. Es un movimiento autónomo y social y apolítico, no tiene como referente ningún partido político ni sindicato.
P.- Pero gente como usted proceden de una trayectoria política previa.
R.- Bueno, venimos de trayectorias sociales. Yo he sido trabajador de General Eléctrica y dedicado a la lucha obrera y con ciertos referentes políticos, sí. Nadie escapamos de lo que hemos sido y somos. Buena parte del soporte activista de este movimiento tiene referencias políticas precisas a la izquierda y con identidad vasca.
P.- ¿La izquierda vasca es la que está detrás de este movimiento?
R.- La izquierda vasca es mucho más amplia de lo que se considera EH Bildu. Dentro de ese magma hay gente de Bildu pero también de CCOO, UGT, Podemos, CNT, etc. Es un movimiento cruzado, transversalizado.
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