España y Europa corren en contra del reloj en materia energética. 2030 es un año marcado en rojo para las principales potencias económicas europeas por los objetivos marcados por las diferentes administraciones. El Ministerio de Transición Ecológica, a través del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) (2021-2030) prevé un crecimiento significativo de la penetración de las energías renovables en España, llegando en 2030 al 74% en el ámbito eléctrico y al 42% sobre el uso final. Unas cifras ambiciosas si se atiende al arranque de este 2022.

De acuerdo a la información de Red Eléctrica, durante este mes y medio de 2022, del total de la generación en España, el 61% pertenece a energías no renovables frente al 39% de las renovables. Del total de los 35.913 b.t. que se han producido en territorio nacional (a fecha de 15 de febrero), 21.894 provienen de las tecnologías sucias mientras que 14.019 llegan desde las denominadas verdes. Estas cifras suponen un importante retroceso respecto al año pasado ya que es un 14% menos que el mismo período del año anterior y un 15% del total de 2021.

En pleno debate sobre la taxonomía de cuáles deben ser energías verdes y cuáles no, las dos tecnologías que España rechaza como limpias tiran del carro para que nuestro país pueda encenderse. El ciclo combinado (gas) y la nuclear copan dos de los tres puestos del ranking de generación durante este mes y medio. 

En concreto, el ciclo combinado impera en la producción de energía eléctrica con 8.851 b.t. (24,6%), a pesar del encarecimiento del gas del último año. Su precio se sitúa en torno a los 80 euros/MWh, lo que supone un incremento del 20% desde que comenzara el año. La nuclear, otra de las tecnologías que rechaza el actual Ejecutivo como verde, es la tercera más importante con 7.604 b.t (21,2%). durante estas siete semanas que llevamos en 2022. 

Importancia de la nuclear y el gas

Por tanto, la suma de la energía producida por las centrales nucleares y las de ciclo combinado, representan casi la mitad de la demanda eléctrica que requiere España (46%), evidenciando el enorme camino que España aún tiene que recorrer en materia de energía renovable. La ministra Teresa Ribera, a pesar de que Europa las ha considerado verdes, sigue apostando por no incluirlas en esta taxonomía.

La ministra  calificó en una entrevista “de error” la propuesta de taxonomía de la Comisión Europea porque mezclaría bajo una misma etiqueta energías que pueden contribuir a la descarbonización -como la nuclear y el gas- con aquellas que son “netamente favorecedoras de la descarbonización sin riesgos”. Además, la titular de la cartera energética descartó taxativamente financiar nuevas plantas nucleares o de gas.

El carbón, una de las materias primas más nocivas para el medio ambiente, sigue estando presente en nuestro sistema y representa el 1,9% del total de la producción eléctrica. Unas cifras similares a las del mismo período del año anterior, cuando se llegó hasta el 2%. 

Respecto a las energías renovables, España ha tirado del viento en enero y febrero. De acuerdo a los datos recogidos por Red Eléctrica, la eólica supone el 22% del total de la producida. La hidráulica, acuciada por la importante sequía que asola la Península Ibérica, ha reducido su cuota en la generación, con apenas un 9,5%.

Más recaudación a través de renovables

Mientras la producción de las tecnologías renovables se estacan, Teresa Ribera sigue buscando fórmulas para sacar costes de los españoles en la factura de la luz. En este sentido, la ministra se ha propuesto recaudar hasta 2.000 millones de euros ajustando la retribución garantizada aplicable al parque de instalaciones verdes más antiguas bajo el Recore, según cálculos del sector energético.

Estos emplazamientos se garantizaron durante 25 años una rentabilidad por su inversión del 7,1% (o el 7,4% en el caso de las que renunciaron a recurrir a arbitrajes internacionales por los recortes de la reforma eléctrica de 2014) y un precio de referencia de unos 30 euros MWh. Dichas plantas ofrecen su energía en el mercado mayorista, y dadas las reglas del juego en el que se rigen los precios del mercado eléctrico, las plantas de energía renovable han multiplicado cuantiosamente sus rentabilidades.

Las condiciones regulatorias permiten "ajustar los parámetros retributivos durante períodos de seis años", según explican fuentes del sector por lo que todo hace indicar que Teresa Ribera trastocará estos porcentajes este 2022, ya que la legislación le permite acometer estas reestructuraciones.

Es decir, si las centrales han superado la rentabilidad anteriormente citada porque los precios del mercado mayorista han sido altos, se les podrá descontar en los siguientes tres años y si han percibido de menos, se les compensa, tal y como ocurrió hace dos años.