La llamada excepción ibérica, de momento, no surte efecto. Van para dos semanas desde que se instaurara en el mercado eléctrico español y portugués el tope del gas, que limita el precio de la materia prima a la hora de generar electricidad.

El Gobierno, con el acuerdo de Bruselas, aprobó la medida en la que el gas no podría ofertarse a un precio superior de 48 euros durante el próximo año. No obstante, las centrales compran a precio de mercado por lo que ese desfase lo tendrá que pagar la demanda. O sea, los usuarios.

A pesar de que el precio del megavatio a la hora en el mercado mayorista sí ha registrado importantes descensos de hasta el 23%, no se registra la compensación. Con esta compensación, la realidad es otra. Si cogemos el coste total desde el último día que no estaba vigente la excepción ibérica hasta las de este sábado, el descenso en el precio de la electricidad para aquellas personas que están acogidas a la tarifa regulada, es del 10%.

Unos porcentajes que quedan lejos de los objetivos marcados por el Gobierno. En un primer momento, el Ejecutivo dijo que el recibo eléctrico sería hasta un 40% inferior. No obstante, una nueva revisión la situaba el 20%.

En un primer momento, se contabilizaban a los clientes que estaban acogidos a la tarifa regulada por el Gobierno y aquellos usuarios que tenían la tarifa libre ya contratada.

Pero en la última versión remitida a Bruselas se integrarán a aquellos contratos de tarifa libre que se firmen durante los próximos doce meses. Es decir, que aquellas personas que firmen un nuevo acuerdo con la comercializadora durante el período que esté vigente el acuerdo se beneficiarán de las medidas.

OCU pone cifras

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha cifrado en 4,5 euros de media la rebaja del IVA a la factura de la luz del 10% al 5% anunciada por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, lo que dejaría una factura media regulada (PVPC) del mes de junio en el entorno de 102 euros.

«Sabemos que los impuestos son necesarios, pero hemos tocado fondo y las familias empiezan a elegir entre la cesta de la compra o encender o no el horno», sostiene la organización.